Los cubanos en la isla, y el mundo todo,  desconocen a fondo  la influencia decisiva que tuvo el comandante Che Guevara en la implantación en Cuba del sistema comunista, y en particular del modelo económico estalinista.

En esa labor fue apoyado por los militantes del viejo partido de los comunistas cubanos, el Partido Socialista Popular (PSP), su gran aliado ideológico desde que llegó a La Habana en enero de 1959. Tan pronto se instaló en la fortaleza de La Cabaña,  para dirigir los fusilamientos, comenzó a familiarizarse con los comunistas del PSP  y a auparlos para cargos en el gobierno

Fidel Castro había prometido en su programa político titulado La Historia me absolverá,  escrito en la cárcel, que de triunfar la revolución por él encabezada se iba a realizar una profunda Reforma Agraria y se le entregarían decenas de miles de hectáreas de tierras a los campesinos sin fincas propias, o sin ninguna.

Pero antes de firmarse dicha, que fue promulgada el 17 de mayo de 1959, afirman testigos que el Che en particular, junto al capitán Antonio Núñez Jiménez (marxista),  le insistían a Fidel que no repartiera entre los campesinos las fincas expropiadas por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), sino que las estatizara y creara grandes empresas agrícolas como los sovjoses en la URSS y las comunas en China, pese a la experiencia nefasta de esos dos países, que al colectivizar forzosamente y estatizar las tierras agrícolas sufrieron devastadoras hambrunas que mataron a millones de personas de hambre, pujes se desplomó la producción agrícola y pecuaria.

El INRA se encargaría de expropiar las haciendas privadas y repartir las tierras entre unos 350,000 campesinos sin tierra  y trabajadores agrícolas. En aquella primera Ley de 1959  a cada terrateniente se le expropió lo que excedía de 402 hectáreas, pero en una segunda ley, en 1963,  la cifra se redujo a 67 hectáreas. Lo que excedía de ese límite fue expropiado.

Castro y el Che se apartaron de la Ley de Reforma Agraria

Castro, asesorado por el Che, en vez de repartir las tierras expropiadas creó  gigantescas granjas estatales de miles de hectáreas. Solo entregó a los campesinos el 23% de las tierras confiscadas. El otro 77%  pasó a ser propiedad del Estado. Se concentró la propiedad de la tierra mucho más que los latifundios tan criticados por Castro antes de llegar al poder.

Guevara era enemigo de cualquier tipo de propiedad privada, incluyendo la campesina. Y fue él quien se encargó  de instalar la economía centralmente planificada y quien creó la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN),  copiada del GOSPLAN soviético pero con clavijas más centralistas.

El Che tenía una más completa formación teórica marxista-leninista-estalinista que Fidel y por eso éste le confió al argentino el montaje en detalle del modelo económico socialista. En octubre de 1959  lo nombró jefe del Departamento de Industrialización del INRA, al mes siguiente  lo nombró presidente del Banco Nacional de Cuba (central), pero siguió siendo el jefe del Departamento citado,  y en febrero de 1961 creó el super-ministerio de Industrias  y puso al Che de ministro.

El modelo estalinista en Cuba

Como ministro de Industrias  el Che controlaba absolutamente todas las industrias del país, y desde su cargo simultáneo de secretario técnico de la JUCEPLAN dirigía toda la economía en general.  Si alguien lee hoy un acta de las reuniones de la JUCEPLAN puede constatar que era el  Che quien trazaba  los planes, por encima del Consejo de Ministros y del presidente de JUCEPLAN, Regino Boti,  un economista graduado en Harvard, EE.UU.

Pero como el Che era más estalinista y maoísta que leninista no aplicó la modalidad del cálculo económico que había en la URSS desde la muerte de Stalin, que él consideraba una variante del capitalismo.

En la URSS con el cálculo económico las empresas estatales tenían bastante autonomía y obtenían un porcentaje de las utilidades. Las empresas decidían los surtidos a producir y las inversiones a realizar. Y los trabajadores recibían primas en dinero y obtenían parte de las ganancias. Y ya no había  trabajo voluntario, ni premios con banderitas  y gallardetes.

En Cuba, sin embargo, Guevara  implantó  el sistema presupuestario de Stalin, que concebía a toda la economía como una sola empresa, con un inflexible plan central, sin autonomía para las empresas,  incluso sin relaciones mercantiles entre  ellas.  Y creó las llamadas empresas consolidadas, la emulación socialista, los estímulos morales,  las banderitas para los “vanguardias” y el trabajo voluntario para formar el “hombre nuevo”.  Insistía que dar premios materiales, o en dinero, corrompía a los trabajadores.

Sesenta años después, la crisis económica de Cuba es el resultado del modelo económico estalinista con una economía centralmente planificada.