Los hospitales de Cuba recibieron el nuevo año 2021 sin penicilina, ni sueros, ni anestésicos, con intervenciones quirúrgicas suspendidas por falta de suturas y de gasa para contener la sangre, sin desinfectantes para las mangueras de las endoscopías, con el regreso a las antihigiénicas jeringas de cristal, y con guantes desechables que también se usan una y otra vez.
¿Sucedió eso alguna vez cuando Cuba era “explotada por el imperialismo y la burguesía nacional”?
Fidel Castro hizo del binomio Salud Pública-Educación su vitrina publicitaria preferida para jactarse de los “logros de la revolución”, cuando en verdad era Moscú quien pagaba los gastos correspondientes, que superaban con mucho las posibilidades de la improductiva economía cubana. Al acabarse los subsidios soviéticos ambos servicios sociales se hundieron en una crisis perenne que se agrava por día.
Se han cerrado ya 64 hospitales, incluyendo todos los hospitales rurales –baluarte de la propaganda castrista– y los puestos rurales y urbanos, que fueron cerrados en 2011.
Encima el régimen mantiene fuera del país a unos 30,000 médicos que explota como esclavos modernos. Les roba entre el 75% y el 80% de sus salarios en divisas. Eso ha afectado la atención médica en la isla y ha significado la desaparición de más de 23,000 consultorios del médico de la familia, según datos del MINSAP.
Del “papá Estado” a ¡sálvese quien pueda!
La pandemia del Covid-19 llegó a Cuba ya con un sistema de salud pobre e insuficiente. Se ha perdido un tercio de la capacidad de hospitalización. Los pacientes hacen regalos a médicos y dentistas para poder ser atendidos. Médicos cuelgan la bata blanca y venden artesanías en la calle, o son choferes. Aumentan las epidemias, regresan enfermedades contagiosas que habían sido erradicadas. O sea, del “papá Estado” se ha pasado a “¡sálvese quien pueda!”
Quizás lo peor es la crítica escasez de medicamentos y el alza de sus precios. Como promedio en 2019 faltaron todo el tiempo 63 medicamentos, y en 2020 faltaron más de 90 medicamentos. En algunas especialidades la cosa es alarmante. En nefrología faltan 21 medicamentos y en cardiología está muy limitado el suministro de marcapasos.
En octubre de 2020 el doctor Dumar Rosales, jefe de Hospitales en la provincia de Granma, reveló que de los 268 medicamentos que debía haber en farmacias, en su provincia faltaban 163; es decir, el 61%. En todo el país en el vital servicio materno Infantil hay un déficit de 18 medicamentos.
Todo se agrava con la gran subida de precios
Encima, todo se ha agravado ahora con la subida desmesurada del precio de los medicamentos. Si la falta de medicinas estaba empeorando la salud de personas con enfermedades crónicas, ahora al encarecerse las medicinas la situación se agrava, sobre todo para los tres millones de desempleados, los jubilados, quienes perciben salario mínimo, los ancianos desamparados, y las familias muy pobres en general..
La dictadura subió los precios sin contemplaciones con la consigna netamente “neoliberal” de la “salud también es economía“, lanzada por la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, ante la Asamblea Nacional,
Ahora un frasco de aspirinas cuesta 71 pesos ($2.95 dólares), la dipirona (metimazol), de 3.50 pesos antes pasó a 47.80 pesos, o $2, su precio fue multiplicado por 13. Un ungüento oftálmico cuesta 155 pesos ($6.46); el colirio de cloruro de sodio para los ojos (171 pesos, o $7.12); la crema vaginal (216 pesos, o $9); antibióticos como azitromicina (150 pesos, o $6.25) oxacilina (149 pesos, o $6.21), ampicilina (135 pesos, o $5.62); la vitamina B-12 (65 pesos, o $2.71), la vitamina E (40 pesos, o $1.66).
Se gasta menos en salud que otros países del Tercer Mundo
En 2019 el Estado castrista gastó en Salud Pública 10,662 millones de pesos ($444 millones de dólares), el 27.5% de todo el presupuesto de gastos sociales del país. Eso representó un gasto de $393 dólares por habitante en materia sanitaria. A algunos cubanos puede que eso les parezca mucho dinero. No lo es.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2018 los gobiernos de los países del Primer Mundo gastaron en Salud Pública unos $4,000 dólares por cada habitante, y los del mundo en desarrollo gastaron $1,025 dólares per cápita. Es decir, Cuba no gasta ni la mitad del promedio del Tercer Mundo y 10 veces menos que las naciones industrializadas.
El colmo es que ello ocurre pese a que el castrismo gasta cada año en Salud Pública alrededor del 12% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras los países más ricos gastan 8.8%. Esa es una de las razones por las que en Cuba no hay capital para invertir en la economía y el desarrollo del país.
Costa Rica gasta el triple que Cuba en Salud Pública
Un buen ejemplo es Costa Rica, cuyo gobierno en 2019 gastó $1,385 dólares en Salud Pública por cada habitante, según datos oficiales. Y eso sin contar al sector privado. En otras palabras, en la Costa Rica “no liberada del imperialismo” el Estado gasta en Salud Pública más del triple que la Cuba “liberada” y socialista.