La autenticidad de una revolución se asocia a la legitimidad de sus promesas, a la promesa de un nuevo nacimiento. La Revolución Cubana prometió el advenimiento de una nueva vida para los cubanos.
La promesa de una vida futura mejor adquirió los matices de una religión secular: convocando a la fraternidad y al “compañerismo” para conseguirla. Pero, ya toda esa mistica se ha acabado.
En apenas 6 meses, desde la invasión al Movimiento San Isidro en noviembre de 2020 ese “capital simbólico” de la Revolución se ha derrumbado.
Los cubanos ya no creen en el Partido Comunista de Cuba. No creen en viejas promesas incumplidas. Los cubanos se burlan de sus dirigentes sin ningún tipo de pudor, con desparpajo, con frescura criolla.
No es la primera vez que Díaz Canel ha sido diana de memes. Todo empezó cuando se dio a la fuga ante los vecinos iracundos del pueblo habanero Regla. Luego vino aquello de la “limonada es la base de todo“.
A Díaz Canel o han bautizado con un nuevo apellido: “Singao”. Ese bautizo salió a gritos coreados por humildes cubanos del barrio San Isidro en La Habana. “Singao” reconocido en el Diccionario de Americanismos como “persona de baja condición moral”.
Hasta un hackeo en Wikipedia tuvo Díaz Canel:
Por eso llueven los memes de burlas con desparpajo a Díaz Canel Singao de cubanos que no creen en viejas promesas de 62 años.
Pero algo ha cambiado: el cubano ha perdido el miedo y tiene esperanzas de futuro.