Luego de 61 años de “revolución socialista”, en 2020, en Cuba las únicas dos vías que unen por tierra a las más importantes ciudades del extremo occidental (Pinar del Río) y el oriental (Santiago de Cuba) son la Carretera Central terminada en 1931, y el viejo ferrocarril central de 1902.
O sea, el gobierno de los hermanos Castro en seis décadas no ha sido capaz de construir una ancha autopista nacional que recorra toda la isla, ni un sistema ferroviario moderno con dos vías seguras, una de ida y otra de regreso. Y si de algo debe ocuparse todo gobierno que se respete es de construir obras viales, el corazón de la infraestructura de todo país.
Además, ello ocurre en Cuba, que en 1837 fue el primer país de América Latina en disponer de ferrocarril, 11 años antes que en España, solo 7 años después que en Inglaterra y EE.UU, y primero que muchos países de Europa. Al tomar el poder Fidel Castro en 1959 Cuba tenía el liderazgo ferroviario en Latinoamérica con un kilómetro de vía por cada ocho kilómetros cuadrados de territorio, según la CEPAL.
La Carretera Central de Cuba, construida entre 1927 y 1931, originalmente contó con 1,139 kilómetros (707 millas) y luego fue ampliada hacia el Este y el Oeste. Enlazó a las principales ciudades de la isla (excepto Cienfuegos). Tiene solo una senda de ida y otra de regreso, y 6.30 metros (20 pies) de ancho total. Cuenta con 536 puentes y 106 cruces a nivel. Se construyó con un nivel técnico de calidad mundial, y se avanzaba en la obra a 25.3 kilómetros mensuales. Fue la mayor obra de ingeniería del siglo XX en Cuba, pero es ya una anciana de 89 años. No soporta el tamaño, el peso y la cantidad de vehículos que la transitan a diario.
Los ferrocarriles cubanos se expandieron en el siglo XIX, sobre todo durante la ocupación estadounidense. La vía ferroviaria que unió la mitad oriental de la isla con la mitad occidental, entre Santiago de Cuba y Santa Clara, con 573 kilómetros (356 millas) de extensión, fue construida con capital estadounidense en tiempo récord entre 1898 y 1902. Y fue inaugurada ya por el primer Presidente de la República elegido por el pueblo, Tomás Estrada Palma.
De pionero latinoamericano al desastre actual
Desgraciadamente el impetuoso desarrollo ferroviario cubano antes de 1959, primer lugar en Latinoamérica, con el castrismo sufrió una involución dramática. Tanto, que hoy es probablemente el país que más atraso tiene en esa vía de transportación, tan apropiada para una geografía como la de Cuba, una isla larga y estrecha. Actualmente viajar por tren los 870 kilómetros (541 millas) que hay entre La Habana y Santiago de Cuba toma un día completo, o más, debido a las paradas a veces de más de una hora para dar paso a los trenes que vienen en sentido contrario, y por muchos otros motivos.
En los años 70 Cuba obtuvo de la Unión Soviética el compromiso de ayuda financiera para la construcción de un nuevo sistema de ferrocarril nacional moderno de dos vías. Moscú entregó a La Habana millones de dólares, pero buena parte del dinero fue gastado por Fidel Castro en fomentar guerrillas, guerras civiles, atentados, en pos de “la liberación nacional” de Latinoamérica, y también en masivas intervenciones militares en África.
Solo se reconstruyeron ciertos tramos ferroviarios, pero no con el rigor técnico requerido. Por eso los ferrocarriles cubanos hoy son un desastre. Dan pena. Hay constantes descarrilamientos por el pésimo estado de las vías. Ahora de nuevo Rusia se ha comprometido a facilitar créditos a La Habana, de hasta $900 millones para reconstruir el casi colapsado ferrocarril. Moscú nunca va a recuperar un solo centavo de esos créditos.
En tanto, en 1974 se lanzó un muy publicitado plan para construir una autopista ancha y moderna de un extremo a otro de la isla, de ocho, seis y cuatro sendas en cada sentido y separador de 5 metros de ancho a todo lo largo. Pero al acabarse los subsidios soviéticos en 1990 la obra casi se paralizó. Se han construido 597 kilómetros (371 millas), de los casi 1,300 kilómetros a construir. Y resulta casi intransitable en largos tramos, con baches y huecos, y con vacas, caballos, perros, carneros, puercos, chivas y gallinas que la cruzan constantemente, pues no hay cercas de protección a ambos lados. Ello causa accidentes a veces fatales.
En fin, el castrismo por empecinarse en mantener el régimen comunista impide que los cubanos hoy vivan de veras en el siglo XXI.