Luego de leer el último informe de la firma consultora The Havana Consulting Group se comprenden mejor dos cosas 1) la extrema gravedad del panorama económico y social de Cuba en el corto y mediano plazo, que empeorará forzosamente con el coronavirus; y  2) que una catástrofe humanitaria en la isla podría ser  evitable o menos dramática si se liberasen las fuerzas productivas y el país generase recursos financieros para enfrentar la pandemia y desarrollar el país.

La economía cubana en tiempo de coronavirus

Algunas estadísticas son elocuentes: las exportaciones cubanas de bienes se derrumbaron en un 55% en los últimos seis años;  debido al coronavirus el número de turistas posiblemente en 2020 no llegue ni a tres millones; de la zafra azucarera el gobierno ya ni habla y todo parece indicar que este año se va a producir menos de un millón de toneladas, o sea,  menos que en 1894, cuando Cuba era aún colonia de España, cuando se alcanzaron 1.06 millones de toneladas de azúcar.

El monto de salarios confiscados a los médicos explotados en el extranjero ha caído drásticamente con la salida de los galenos cubanos de Brasil, Bolivia, Ecuador, y El Salvador y por haber disminuido en un 50% el número de médicos en Venezuela. Las remesas y el flujo de dólares desde EE.UU han descendido porque hay ahora menos vuelos a la isla, y porque con el coronavirus se pierden empleos y cae la capacidad de envío de dinero a Cuba .Se espera que las remesas desciendan este año entre un 30% y 40%. Y el petróleo que envía Venezuela obviamente  no es suficiente.

Agréguese  a esto la falta de divisas del régimen,  y la consecuente escasez de alimentos, medicamentos, artículos de aseo y de todo tipo, de materias primas,  la asombrosa la improductividad de las empresas estatales y el pésimo manejo para eliminar gradualmente el CUC. Con el “chavito” aún en circulación la canasta básica de alimentos de una familia de tres personas es de unos 120 dólares, casi el triple del salario promedio de $44.  Un kilogramo de leche en polvo cuesta 5.75 dólares, más de la mitad de la pensión mínima de $10 de un jubilado. Un kilogramo de pollo cuesta 2.35 dólares, que son 58.75 pesos corrientes (CUP). O sea, una jubilación mínima solo da para comprar en todo el mes cuatro kilogramos de pollo. Y nada más.

Es en estas condiciones dramáticas que entra en escena en Cuba el siniestro  Covid-19,  y zarandea el mito de la tan cacareada  “potencia médica”, piedra angulas de la propaganda castrista desde 1959.

¿De veras Cuba es una potencia médica?

El coronavirus llega a la isla cuando  se halla en las peores condiciones sanitarias probablemente de toda su historia republicana, incapaz de poder dar respuesta adecuada a dicha pandemia.

Se han cerrado 65 hospitales. De 215 instalaciones en 2010 hay ahora 150.  En las zonas rurales desde 2011 desaparecieron todos  los centros hospitalarios y puestos rurales. A nivel nacional el promedio de camas de hospital por 1,000 habitantes cayó de 4 en 2007 a 3.6 en 2015. La falta de agua y productos de higiene, la crisis en la recogida de basura, la falta de medicamentos e insumos y las pésimas condiciones higiénicas en los hospitales facilitarán la rápida propagación del virus, en un  país en el que el  20% de la población pasa de los 60 años y es muy vulnerable.

Un agua con hipoclorito, o sea cloro al 1% en una tienda a la que entran miles de personas a diario. La Habana

El coronavirus va al expediente histórico comunista

Pero lo peor de todo es que pese a que el país se derrumba económica y socialmente y  está a las puertas de un posible desastre humanitario, la  élite cívico-militar gobernante  sigue atrincherada en sus posiciones reaccionarias estalinistas.

Los jerarcas castristas revelan así la condición anticubana de la “revolución”, y  que constituyen la caterva de gobernantes  más incapaces e ignorantes que se recuerde en toda la historia cubana. Para colmo,  el dictador  no se digna ni a dar la cara.  La población no sabe nada de Raúl Castro, el  “número uno”   del país según la Constitución.

En fin no se vislumbra la adopción de medidas para acabar de una vez con el bloqueo que tienen contra el sector privado y liberar vez las fuerzas productivas, las que podrían dar empleo a millones de cubanos  y generar recursos de todo tipo.

En cuanto al Covid-19  es oportuno destacar que esta pandemia va directamente al expediente histórico del comunismo, por cuanto el Partido Comunista de China, el mismo del genocida Mao Tse Tung  y que sigue gobernando en Pekín, por razones de “prestigio político”  durante bastante tiempo se negó a reconocer que había una epidemia de coronavirus en la región de Wuhan, donde incluso siguieron vendiendo al público sopa de murciélago (animal que se sospecha  es causante de la pandemia). Lógicamente el virus se expandió por los 5 continentes y de hecho se ha convertido en algo así como la peste negra del siglo XXI.