¿Qué pasó con los faraónicos planes citrícolas de Fidel Castro, quien en 1967 anunció en un discurso que Cuba produciría “tantas naranjas y toronjas como EEUU”? ¿Qué dice hoy su hermano Raúl?
Un sitio web oficial del gobierno, EcuRed, responde: “Actualmente el cultivo de cítricos presenta una compleja situación, dada por las dificultades económicas que presenta, las afectaciones causadas por los huracanes y la sequía y la presencia de enfermedades.”
El régimen, como siempre, no dice toda la verdad. No se trata de una “compleja situación”, sino de que los planes citrícolas solo fueron posibles con dinero del Kremlin. Y punto.
Era el tío Boris desde Moscú quien lo financiaba todo
Castro I le hizo creer a todos que eran expresión del desarrollo que generaba la “revolución” por sí misma. Pero era el Tío Boris quien desde Moscú ponía toda la plata y entregaba todos los fertilizantes, pesticidas, transporte, combustible y el equipamiento tecnológico para cosechar, envasar y exportar cítricos, frescos o enlatados.
La parasitaria economía castrista con su incapacidad para generar recursos financieros no podía desarrollar nada, incluyendo la Educación, la “potencia médica”, los deportes, nada. Todo el país era sostenido con dinero ajeno.
En 31 años de mecenazgo soviético Cuba recibió de la URSS unos $80,000 millones de dólares, incluyendo precios inflados para los productos cubanos exportados a la URSS, créditos e inversiones jamás cobrados, un déficit comercial acumulado de $24,687 (datos del MINCEX); miles de millones de dólares en armamento y equipamiento militar; reexportaciones cubanas de petróleo ruso no consumido en la isla ($500 millones anuales en los años 80).
Cuba produce hoy 10 veces menos cítricos que en 1990
Con financiamiento gratis soviético la dictadura logró desarrollar una industria de cítricos considerable. En 1990 llegó a producir un millón de toneladas (1.02 millones) de cítricos y exportó 456,689 toneladas, por valor de $457 millones.
Pero en la cosecha 2016-2017, la última de la que hay cifras oficiales, Cuba produjo 119,494 toneladas de cítricos, luego de producir 96,810 toneladas en 2014. Y peor, en 2019 tuvo que importar de México naranjas y limas para abastecer los hoteles.
Además, Cuba registra hoy uno de los rendimientos más bajos del mundo, 7.42 toneladas de cítricos por hectárea, según datos oficiales. Eso es menos de la mitad del promedio mundial de 15 tm/ha, y está lejos de EEUU (32 tm/ha), Turquía (27 tm/ha), Sudáfrica (25 tm/ha, o España (24 tm/ha), según la FAO.
Es cierto que los cítricos cubanos han sido muy afectados por la enfermedad huanglongbing (Tristeza del Cítrico), y por huracanes y sequías. Pero Brasil, EE.UU, México, Argentina, China, Sudáfrica, Israel y muchos otros grandes productores citrícolas también lo han sido, y por otras plagas como el psílido asiático, o diaphorina citri; phyllosticta citricarpa(la temida mancha negra) , y la thaumatotibia leucotreta.
Solo con propiedad privada hay pronta recuperación de daños
Pero en esos países citrícolas impera la propiedad privada, y agricultor que no se recupera rápidamente de los daños naturales, sale del juego. Por eso desde 2005, cuando los cítricos en Cuba y muchos otros países empezaron a ser atacados por enfermedades, hasta 2016, con plagas y toda la producción mundial de cítricos siguió creciendo y pasó de 85.1 millones de toneladas a 121.4 millones/tm.
Por otra parte, el plan citrícola se afincó en un disparate-barbaridad del Comandante: “La Escuela en el Campo”. Se separaron de sus padres cientos de miles de niños y adolescentes para someterlos al tutelaje del Estado y formar el “hombre nuevo“. Los obligaron a trabajar como peones en la cosecha de cítricos (y de otros cultivos). Debido a la promiscuidad sexual muchas adolescentes resultaron embarazadas y fueron madres a los 14 y 15 años.
Fueron construidas 535 gigantescas escuelas de tres y cuatro pisos en pleno campo. Se gastaron miles de millones de dólares en 22 años. Se emplearon 10 millones de toneladas de cemento, 16 millones de toneladas de alimentos, 15 millones de toneladas de combustible, 2,000 ómnibus (Girón), además del equipamiento técnico y docente, uniformes y el avituallamiento. Cada escuela tenía un hospital con 10 camas.
Eso se supo en octubre de 1991, en el IV Congreso del PCC. Dos meses después la URSS desapareció del mapa. Se acabó el “maná” que caía de Moscú y no solo se derrumbaron los planes citrícolas, sino toda la economía. Comenzó el “período especial”. Años después apareció el tonto útil de Hugo Chávez, quien sustituyó a la URSS como “paganini” de los Castro. Pero el dinero se fue acabando a medida que el modelo socioeconómico castro-chavista se fue haciendo añicos.
En fin, los publicitados planes citrícolas fueron en realidad una gran burbuja no autóctona que se desvaneció y arrastró consigo a la nefasta escuela en el campo.