Ante el aumento de presos políticos a principios de junio hasta 150, con la incorporación en mayo de otros 14 prisioneros internados en el Gulag castrista, la entidad humanitaria Cuban Prisoners Defenders (CPD) ha denominado al año 2021 como la “Primavera Negra” de la dictadura de Raúl Castro.
Y es que la ola represiva está en una febril y nerviosa escalada constante. No solo aumenta el número de encarcelados por motivos políticos, sino que ahora se tortura físicamente a los ciudadanos en plena vía pública.
En las escuelas cubanas, en la literatura “revolucionaria”, en los medios de comunicación y en el cine cubano se ha hablado profusamente de las torturas que aplicaban los esbirros batistianos a los revolucionarios detenidos en los años 50. Y de las torturas practicadas por las dictaduras latinoamericanas. Claro las de derecha, las de izquierda son paraísos terrenales
La propaganda castrista sigue machacando en que en la isla no se tortura a nadie, y que no hay presos políticos sino solo delincuentes comunes que violan lasl leyes. Así se lo dijo el dictador a Barack Obama y al periodista de la CNN que se lo preguntó en una conferencia de prensa.
Ya la dictadura no tortura a escondidas, sino a la luz pública
No solo el Gulag castrista en los años 60 llegó a unos 60,000 presos políticos simultáneamente según Amnistía Internacional, sino que ahora además de tener a 150 patriotas secuestrados la tiranía tortura no solo a escondidas a presos políticos, sino en plena vía pública con el propósito de aterrorizar al pueblo.
Uno de esos método ahora en boga es el de la “patrulla-horno””. A un activista político o periodista independiente lo detienen en la calle y lo meten dentro de un carro patrulla policial, al sol y con las ventanillas herméticamente cerradas, con un calor abrasador, sin oxígeno. Así lo mantienen tienen por una hora o dos, o más. Los detenidos apenas pueden respirar y obviamente se desmayan, vomitan, se deshidratan.
Los torturados se desmayan, vomitan se deshidratan
El opositor Ángel Moya sufrió esa tortura. Luego relató que él daba patadas a las ventanillas del carro. Cuando logró romper una recibió varios chorros de spray con gas pimienta y la irritación en los ojos y las mucosas de la nariz lo pusieron peor, y se desmayó. Cuando volvió en sí estaba tendido en la acera medio atontado con un círculo de curiosos y esbirros a su alrededor.
Minutos antes, al reportero Alexis Pérez lo detuvieron, junto a otros activistas cuando cubría el desalojo de familias pobres en la periferia de La Habana. Les hicieron lo mismo. “No puedo precisar cuánto tiempo estuvimos amontonados –explicó Alexis–, porque con el calor asfixiante y la recirculación de dióxido de carbono perdí el conocimiento. Cuando abrí los ojos de nuevo estaban reanimándome”.
Micaela Roll, Marieta Martínez, Zulema Jiménez y María Josefa Ancón luego de distribuir octavillas contra el socialismo por la calle, fueron detenidas y encerradas en carros-patrullas. “A Micaela le faltó el aire, Marieta acabó vomitando tras ser abandonada lejos de su casa y María Josefa sintió su “cabeza grande” antes de desmayarse”, relató luego Berta Soler, líder de las Damas de Blanco.
Los verdugos disponen ahora de la tortura de “El Potro”
Lo peor es que también en el Gulag se están empleando ahora nuevos métodos de tortura, y se ha intensificado en general la aplicación de todo tipo de tortura contra los prisioneros de conciencia, cosa que prohíbe incluso la propia Constitución comunista actual, según la cual “Nadie puede ser sometido a desaparición forzada, torturas ni tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”.
Los verdugos medievales castristas idearon una nueva forma de martirizar a quienes simplemente se oponen a la dictadura. El 1 de junio de 2021 en la prisión Kilo 8 de Camagüey el preso político Virgilio Mantilla fue metido en una celda de castigo y durante días fue sometido a la novedosa tortura conocida como “El Potro”. Virgilio estuvo todo el tiempo amarrado a un poste, como si fuese un caballo, denunció la activista Leticia Ramos, quien recibió tres llamadas de presos comunes en Kilo 8 que alarmados le dieron esa información.
Choques eléctricos en la sien y genitales causan efectos graves
Se aplican también viejas formas de tortura, y algunas de ellas dejan secuelas permanentes en el cerebro de las víctimas. Son muchos los ex presos políticos que han denunciado que fueron internados a la fuerza en el hospital siquiátrico de Mazorra, La Habana y les aplicaron choques eléctricos en la sien y en los testículos mientras “enfermeros” los mantenían acostados en el suelo de cemento embarrado de heces fecales y orina.
Daniel Llorente, quien hace tres años sorpresivamente corrió en la Plaza de la Revolución ante Raúl Castro con la bandera de EE.UU pidiendo libertad para Cuba, fue apresados e internado en Mazorra. Allí recibió la “terapia” del electroshock que se aplica a prisioneros que quieren el fin del comunismo.
Esas descargas eléctricas, una o varias veces, en el cerebro generalmente tiene serios efectos, entre ellos destruir la voluntad del individuo y borrar de su mente información pretérita y parte de su memoria en general.