Norbis Pérez es una profesora universitaria jubilada, habanera, de 72 años, que percibe como pensión 2,000 pesos mensuales ($16.2 dólares). Fue entrevistada por la periodista independiente Luz Escobar, y le narró: “Ayer compré en esa Mipyme (un negocio privado en el Vedado) un kilogramo de pechuga de pollo a 2,000 pesos cubanos, un paquete de leche en polvo de un kilogramo a 2,.000 pesos, un paquete de galletas de soda a 1,000 pesos y un pomo de mayonesa de tamaño mediano a 1,300 pesos.
O sea, Norbis gastó en horas 6,300 pesos ($51,20 dólares), más del triple de lo que recibe mensualmente como pensión. ¿Cómo fue eso posible? La septuagenaria excatedrática de la bicentenaria Universidad de La Habana en vez de disfrutar justamente de su retiro, bien ganado, es ahora sirvienta en una casa.
Profesora universitaria jubilada es hoy sirvienta para poder comer
“Trabajo en casa de una mujer joven ayudándola con sus hijos cuando salen de la escuela –explicó-, y cocino, hago las tareas con ellos, limpio un poco y listo. Me paga bien porque está casada con un francés que trabaja en una empresa y tienen un nivel de vida muy superior a la media en Cuba. Así y todo, no puedo darme ningún lujo, tan solo pagar lo básico para comer”.
Norbis no quiere ni pensar cómo se las va a arreglar para alimentarse si la generosa esposa del empresario galo prescinde de sus servicios porque se va para Francia, o por cualquier otro motivo. En los años 60, cuando la entonces joven Norbis comenzó a estudiar en la universidad, no pudo imaginarse, ni en una tenebrosa pesadilla, que luego de ser profesora en la universidad, y llegar a la edad de jubilación tendría que seguir trabajando, esta vez como empleada doméstica, para no pasar hambre.
Un holguinero que prefirió el anonimato para dar su testimonio a “14yMedio”, expresó: “La gente está pasando la de Caín (…) se come lo que se puede (…) los productos del agro están en falta y caros: un plátano a 30 pesos (…) la malanga a 100 pesos la libra y el arroz a 200”.
Se saltan el almuerzo, o la comida, no alcanzan los alimentos
Destacó que con la malanga a 100 pesos la libra, el arroz a 200, la yuca y el boniato igualmente por las nubes, y el azúcar a 250 pesos la libra, las familias allí ya no hacen tres comidas al día. Se saltan el almuerzo, o la comida, pues los alimentos no alcanzan.
Y así lo confirmó una reciente encuesta de la entidad Cubadata, en la que el 47% de los entrevistados aseguraron que tuvieron que saltarse comidas y a veces no comieron nada durante todo un día completo.
Aleyda Díaz, de 45 años, recepcionista de un ministerio en La Habana, se quejó de que en su más reciente salida encontró la libra de cerdo a 700 pesos, la de zanahoria a 300, y la de tomate a 400 pesos, y no pudo comprar nada. “La angustia de poner un plato de arroz con algo en la mesa no me deja dormir”, dijo molesta.
Los estudiosos de la economía mundial clasifican la tasa de inflación en Cuba como una de las tres más altas de todo el mundo. Actualmente supera el 200%, con lo cual se rompe el record histórico nacional impuesto en 1993, cuando alcanzó un 183%, según el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba, una entidad independiente.
La escasez de alimentos ya está causando desnutrición masiva
Y estos son apenas tres testimonios entre millones que podrían publicarse acerca de la dramática escasez de alimentos en Cuba, que está causando ya una desnutrición masiva que silenciosamente va a tener fatales consecuencias para el pueblo cubano, con la excepción de la casta mafiosa de vividores y abusadores que usurpa el poder. Es más, de continuar esta crisis alimentaria se va derechito a una hambruna.
La clave de todo es que el castrismo-comunismo es asombrosamente parasitario y ya no tiene ningún “paganini” que lo financie gratuitamente. Por eso la producción agropecuaria e industrial es cada vez menor. El Estado está en la quiebra y está atrapado en un pernicioso círculo vicioso: no genera divisas nacionalmente y por tanto no puede importar los insumos, el combustible, la maquinaria, materias primas, para producir esos alimentos y bienes de consumo que no produce.
O sea, ambos déficits se nutren alimentan recíprocamente. El resultado es el hambre la pobreza extrema, los apagones y la emigración masiva. ¿hasta cuándo, Raúl Castro?