Para el Che Guevara y Fidel Castro, la “revolución cubana” solo sería auténtica si era capaz de crear un “hombre nuevo” comunista listo para trabajar henchido de rebosante entusiasmo en las tareas más duras, sin importarle la remuneración, dispuesto a sacrificarlo todo, incluso su familia, en el cumplimiento del deber revolucionario.

Trabajaría por pura conciencia, jamás interesado en el dinero pues eso reducía el obrero a perrito del laboratorio de Pavlov, movido solo por estímulos materiales. Fue esa la idiotez utópica más alucinante de todas las concebida en la historia desde que Platón lanzó su “República” comunitaria (comunista).

A ese robot humano, el argentino agregó que una vez ya despojado de remilgos pequeño-burgueses de tipo material el nuevo hombre tenía que ser una “fría máquina de matar” enemigos externos e internos de la revolución mundial (el sueño frustrado de Trotski). Así lo precisó en su carta a la Conferencia Tricontinental de La Habana (1966), en la cual exhortó a incendiar el planeta con aquello de “crear dos, tres, muchos Vietnam”.

¿Cómo es hoy el “hombre nuevo” guevarista-castrista?

Pues bien, veamos ahora cómo es hoy el “hombre nuevo” de una dictadura comunista que lo que ha hecho es empobrecer el país a niveles del África Subsahariana, destruir la economía, arrasar con los valores sociales, morales, éticos y humanísticos anteriores al castrismo, implantar la filosofía de “sálvese quien pueda”, compulsar a emigrar a casi la cuarta parte de la población total de la nación, y quedarse sin capital humano calificado, y convertir la isla en una prisión gigante

Como resultado de ello, el cubano de a pie, víctima de abusos, hambre, apagones, falta de medicinas, salarios de miseria, prohibición de invertir capital en su propio país y con una inaudita escasez de todo, devino artífice del delito y de la doble cara. Se degradó socialmente, a fuer de robar, para subsistir, o para ganar dinero fácil sin trabajar, abusar de ancianos, mujeres y gente indefensa. Trabaja lo menos posible y se dedica a “inventar” en la calle. No le interesa estudiar, sino estar en la calle para “resolver” sus más apremiantes necesidades, pues la canasta básica alimentaria no baja de tres salarios promedio mensuales.

Además, debido al colosal éxodo migratorio, y los que desean irse, el monto de las remesas ha disminuido, o no alcanzan a causa de la delirante inflación.

Un jubilado llamado Ignacio el 3 de abril contó a “Diario Las Américas” detalles sobre la alarmante espiral de violencia que hay en Cuba. Dijo que en el barrio de La Perla (Arroyo Naranjo), un familiar le dió una puñalada a un pariente porque se comió su posta de pollo de la libreta; un padre por dinero se acostó con la novia de su hijo, y un drogadicto le robó a su madre para comprar marihuana y pastillas.

Añadió Ignacio: “no me asombra que en un futuro se practique el canibalismo, cuando una sociedad pierde sus valores puede ocurrir cualquier cosa (…) en un pequeño parque la gente fuma marihuana abiertamente (…) se alquilan chicas en fiestas, se consiguen cajas de cerveza robadas, funcionan ‘burles’ (juegos de apuestas).

Y eso es solo la punta del iceberg a eso se dedican los “hombres nuevos” del Che y los jóvenes del “relevo histórico de la revolución” de que tanto hablaba Fidel Castro.

 El “hombre nuevo” participa en el aumento de delitos en Florida

Y como era lógico, las características de ese “hombre nuevo” guevarista-castrista terminaron por afectar a varias ciudades de la Florida en las que se han disparados los delitos cometidos por cubanos recién llegados en los últimos meses, o desde México, o por el parole concedido por la Admistración Biden. Se estima que en solo dos años han llegado a EE.UU medio millón de cubanos, de los cuales 75% reside en Florida, según datos oficiales.

En un congreso sobre migración celebrado el pasado febrero en Hialeah, se reveló que en los últimos años se ha disparado el número de delitos y de arrestos. Son cada vez más numerosos, y se sabe que entre los inmigrantes, ilegales o legales, los cubanos son mayoría en algunas ciudades floridanas.

Revisando lo publicado en los medios se encuentran muchos casos. Por ejemplo, la semana pasada fue despedida de su trabajo en una cadena de restaurantes una cubana que llegó en 2023, tras robar varias pertenencias a sus colegas. Entre ellas, un costoso Apple Watch y una chaqueta.

Fernando, un chef cubano que llegó hace poco a Florida desde Nicaragua relató: “En la pizzería donde trabajé un tiempo había un fregador cubano que se robaba las cajas de guantes y cuánta cosa se encontrara”.

El 1 de abril los cubanos Yasniel Acosta  y Ariel Echevarría fueron arrestados en el condado de Indian River, Florida, luego de ser sorprendidos cuando robaban correspondencia de buzones. Tenían en su poder al menos 50 cartas con “información sensible” de datos bancarios, documentos personales y cheques, seguramente para extorsionar o cometer algún tipo de fraude.

En febrero pasado (2024) en el condado de Miami-Dade fueron arrestados cinco integrantes de una banda de cubanos que cometió 53 robos en 13 condados de Florida, en tiendas de comercio minorista, por valor de miles de dólares.

John Danel Torres, un cubano de 24 años fue arrestado, acusado de múltiples delitos que incluyen varios robos de automóviles, conducir sin licencia y huir después de dos accidentes en Miami-Dade.

En fin, que el “hombre nuevo” formado por el régimen castrista ha terminado por afectar también a la diáspora cubana, avergonzada de que haya coterráneos que manchen el decoro histórico, el patriotismo y la dignidad de que goza la emigración cubana, en EE.UU y en todo el mundo.

 

Roberto Alvarez Quiñones

4 de abril, 2024