Parecería un chiste propio de “San Nicolás del Peladero”, aquella parodia televisiva cubana de años ha. Pero no es broma, y su principal protagonista no es el ficticio alcalde Plutarco Tuero, sino Miguel Díaz-Canel, “Presidente” de Cuba y jefe del Partido Comunista, quien acaba de proponer “aplicar el autoconsumo” como solución definitiva para acabar con la dramática crisis alimentaria que azota a los cubanos
Lo acaba de decir en otro teatral pleno del CC del PCC. Afirmó, en otras palabras, que quienes pasan hambre es que porque no producen sus propios alimentos. ¡Le zumba el mango!
Los bien alimentados miembros del CC del PCC ovacionaron al “presidente”, y su guataquería habitual reiteraron una tonta consigna de Raúl Castro: “¡Hay que virarse para la tierra! ¡Hay que hacerla producir!”, manteniéndola acogotada por el Estado comunista.
Roberto Morales Ojeda, quien ocupa ahora el cargo que ostentaba Machado Ventura en el PCC (Secretario de Organización) reincidió en su cantinflesca exhortación a “corregirdistorsiones y reimpulsar la economía”, sin decir cómo, ni con qué dinero, pues la agricultura recibe 12 veces menos inversión de capital que el sector turístico, aun con los hoteles medios vacíos.
No privatizarlas, sino “fortalecer la empresa estatal”, ¡le zumba!
Y el jefazo refrigerado del Departamento Agroalimentario del PCC, José Monteagudo, siguió con su lema de “corregir distorsiones (ni siquiera dijo cuáles son) y fortalecer la empresa estatal socialista”. Lo mismo que decían Fidel Castro y el Che Guevara hace más de 60 años.
Pero ni Díaz-Canel, ni ninguno de esos nutridos “dirigentes” explicó por qué se han militarizado todas las áreas agrícolas del país, si no es para obligar a los agricultores privados a entregar el 80% de lo que cosechan a Acopio y no se atrevan más a venderlos “por la izquierda” a un precio más justo.
Tampoco se atrevió nadie a decir que, si los campesinos no pueden vender por su cuenta, para ganar lo que merecen por su duro trabajo en los surcos, producirán menos, y punto. Se agravará la escasez de alimentos y el hambre.
Es por ese contra natura disparate que en Cuba hoy el 40% de las tierras cultivables están ociosas, más de un millón de hectáreas están cubiertas de marabú y los rendimientos agrícolas están entre los más bajos del planeta.
No hay axioma más sabio: “El ojo del amo engorda el caballo”
Ya lo dijo en el siglo XIII, en plena Edad Media, el filósofo y clérigo Tomás de Aquino: “el individuo propietario es más responsable y administra mejor”. En Cuba circula una versión campesina de esa conclusión medieval: “el ojo del amo engorda el caballo”
En otras palabras, que sin propiedad privada no hay agricultura que valga. En ningún otro país del mundo, salvo la extraterrestre Corea del Norte, el Estado siembra, cosecha y distribuye los productos del campo. Ni posee casi el 77% de las tierras cultivables, ni exige a los propietarios del otro 23% de las tierras que entreguen al Gobierno lo que producen.
Esa, y no otra, es la causa de la asombrosa escasez de alimentos en Cuba. Pero, en vez de analizar críticamente las causas de crisis y proponer soluciones de verdad, en ese cónclave partidista-gubernamental lo que se hizo fue apoyar la implantación del tope de precios de venta de los alimentos a la población, como fórmula para acabar con la inflación y la crisis de alimentos.
Tope de precios agravará escasez y habrá más hambre, no menos
Entre tantos vividores allí reunidos, más de 100, ninguno tuvo el decoro de aclarar que la violación de las leyes económicas resultan siempre fatales, y que con el tope de precios caerá más la producción y oferta de productos agrícolas y pecuarios.
Desde que se “inventó” el comercio hace miles de años, el precio de todo lo que se vende en el mercado incluye el costo de producción, otros gastos colaterales, y una ganancia razonable. Si al productor-vendedor lo obligan a vender por debajo del precio que él ha calculado, simplemente no sigue produciendo. Y si lo obligan, producirá menos, o dejará el negocio.
Raúl “el Cruel” lo sabe bien: el campo debe ser privado, no estatal
Por último, un detalle muy importante. Si hay alguien en Cuba que sabe por experiencia personal que en el campo tienen que regir las leyes del mercado ese es precisamente Raúl “el Cruel”. El nació, creció y trabajó en el campo, en el latifundio de su familia. Incluso fue allí administrador de la tienda también propiedad del viejo, Ángel Castro, quien, por cierto, pagaba a sus cientos de obreros agrícolas con fichas para consumir en dicha tienda
En fin, la única solución para la trágica combinación hambre-malnutrición que flagela a los cubanos es liberar de una vez el campo, entregar con su título de propiedad las tierras estatales y en usufructo a quienes la quieran trabajar, y que produzcan libremente, fijen sus precios, y vendan sus cosechas directamente al mercado. Ah, y que exporten e importen.
Y eso solo para empezar.