La incógnita de qué pasaría en Cuba si cayese Nicolás Maduro, el hombre reclutado por los hermanos Castro desde los años 80 como agente de la inteligencia cubana en Venezuela, tiene en vilo al ¿general? Raúl Castro y a toda la cúpula dictatorial “revolucionaria”.

Porque si bien la crisis nacional derivada del fraude apoteósico cometido por el dictador venezolano el 28 de julio ha sido controlada hasta ahora por la fuerza bruta, la situación sigue siendo grave y nadie puede prever lo que pueda pasar, incluso con la experimentada tutoría estratégico-militar de la dictadura cubana.

Una expresión del nerviosismo parejo en Caracas y La Habana es que Díaz-Canel, a petición de Maduro, el día 29 de julio le envió a su amigo cuatro aviones repletos de oficiales de inteligencia, esbirros, expertos en represión y tropas especiales, para reforzar la seguridad personal del sátrapa venezolano y la represión contra el pueblo, que ya acumula al menos 21 muertos y más de 1,200 arrestados. También se habla de mercenarios rusos enviados personalmente por el zar Vladimir I.

La Habana teme que la crisis se salga de control y caiga Maduro

Al régimen castrista particularmente le preocupa la mediación de sus grandes aliados Lula, Petro y López Obrador, que se sabe quieren una negociación directa entre Maduro y Edmundo González Urrutia, dejar fuera del juego a María Corina Machado e invalidarla para ejercer cargo alguno en un nuevo gobierno de “reconciliación nacional”. Pero en La Habana temen que todo se desborde y el que quede fuera del juego sea Nicolás.

Y ahí está el detalle, porque el ex chofer de ómnibus urbanos en Caracas (Maduro) es el hombre del castrismo en Venezuela desde hace unos 40 años. Recordemos que cuando Hugo Chávez en La Habana estaba a punto de morir su intención era dejar como sustituto suyo a Diosdado Cabello, pero su jefe político, Fidel Castro, le “aconsejó” que designara a Nicolás.

Maduro fue reclutado en La Habana como espía desde los años 80

Y es que Maduro había sido reclutado como espía en la capital cubana a mediado de los años 80 cuando se nutría de marxismo-leninismo y subversión en la Escuela Superior del Partico Comunista de Cuba “Nico López”. O sea, Maduro era el hombre de Cuba en Venezuela como agente del Departamento América del Partido Comunista de Cuba, brazo político de la vasta red castrista de subversión y desestabilización de las democracias latinoamericanas.

En cuanto al izquierdoso trío mediador Lula-Petro-López Obrador, según diplomáticos vinculados a las conversaciones el propósito es lograr un el acuerdo ya mencionado, con Padrino y sus tropas como garantes, para presentar las actas de la votación, y no hostigar judicial ni políticamente a los dirigentes opositores, y conceder una amnistía para los jerarcas dictatoriales, esbirros represores. y capos narcotraficantes.

A otro con ese cuento de caminos. Sin desmantelar la maquinaria represiva montada meticulosamente por el MININT no puede haber democracia en Venezuela, pues la dictadura quedaría vivita y coleando.

Plan de Lula podría trasladar a Venezuela a la Cuba de los años 30

Con esa maniobra del triunvirato citado Venezuela será trasladada en tiempo y espacio a la Cuba de los años 30 del siglo XX, cuando el general Batista como “hombre fuerte” era quien ejercía el poder desde el campamento militar de Columbia, por encima de los seis presidentes del país “electos” en esos años en comicios manipulados por el “general”.

Además, no es creíble que esos tres presidentes “mediadores” quieran instalar en Caracas un gobierno que no izquierdista, como lo sería el de González Urrutia, y su tutora, la que ya califico de heroína, María Corina Machado.

Pero ni eso calma los nervios de Castro II y sus cúmbilas. Temen que la situación se vaya de las manos y quien salga de escena sea Maduro. Y ya se preguntan cómo podrán mantenerse en el poder si eso sucediese.

Hasta ahora Maduro está logrando controlar la crisis, pero si la oposición, hoy más unida que nunca, sigue presionando y decide convocar un paro nacional indefinido entonces sí podría producirse la necesaria fractura en las fuerzas armadas. Militares con mando directo de tropas, y no vinculados al narcotráfico, podrían obligar a Maduro aceptar la derrota.

¿De dónde sacarían los $4,200 millones que necesitarían?

Lo cierto es que la plana mayor castrista no tiene ni idea de dónde va a sacar los $1,500 millones de dólares para importar el petróleo que les regala Maduro, y que hoy cubre entre el 35% y el 40% de todo el petróleo que se consume en la isla. ¡Casi nada!

Tampoco sabe hasta qué profundidad llegaría la crisis económica cubana si se pierden los $2,700 millones de dólares anuales que hoy obsequia Caracas, robados a los miles de médicos cubanos en Venezuela, donde radica el grueso de los 22,600 galenos explotados allende los mares.

Por otra parte, la agricultura y ganadería cubanas producen cada vez menos. Hay ya hambruna en amplios sectores de la población. Y la isla produce menos bienes exportables para obtener divisas e importar alimentos, medicamentos y todo lo que necesita la ciudadanía.

En 2023 Cuba exportó bienes por apenas $2,155 millones de dólares. Compárese con los $13,235 millones exportados por República Dominicana, que antes de 1959 exportaba 10 veces menos bienes que Cuba. Es como si hoy esa vecina caribeña exportase $215 millones de dólares. ¡Por favor!

Más hambre, menos medicinas, y apagones diarios interminables

Además de más hambre, pobreza extrema, y menos medicamentos, los apagones por falta de combustible serían mucho más largos, numerosos, y más políticamente peligrosos.

En resumen, la caída del hombre que Fidel Castro de hecho puso en el poder en Caracas sería un golpe probablemente mortal para lo que queda de la arruinada economía cubana. Y con apagones sin fin se elevaría la presión de la caldera política y social del país a niveles nunca vistos.

Es ese es, precisamente, el temor que cunde hoy en el seno de la cúspide dictatorial castrista.