Es de imaginarse el escándalo mediático que se desataría a nivel nacional e internacional si el gobierno de Estados Unidos, o el de España, Chile, o Australia, enviase buldóceres, tractores y camiones manejados por agentes policiales y demoliesen iglesias protestantes y las viviendas aledañas porque no le gustan las críticas que les hacen los pastores de esos templos.
Eso es lo que hace el dictador Raúl Castro en Cuba, un país que por amplia mayoría acaba de ser incluido nada menos que en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (¿para eso sirve la ONU?).
El MININT derriba los templos con buldóceres
Hace unos días, esbirros policiales con buldóceres, tractores y camiones arremetieron en Santiago de Cuba contra la Iglesia Pentecostal Asambleas de Dios, que fue arrasada por completo. Era dirigida desde 2004 por el pastor Faustino Palomo y su esposa Orlis Leyva. Ante el ataque fue al lugar el pastor evangélico Alain Toledano, presidente del Movimiento Apostólico a cargo de la iglesia Bautista Enmanuel.
Toledano fue arrestado, pero antes filmó imágenes de los buldóceres destruyendo la iglesia y dijo en la grabación: “Están demoliendo también muchas casas (…) y ahora están demoliendo la nave donde se reúnen los cristianos”. Junto con Toledano fue arrestada también su esposa, Marilyn Alayo.
En marzo de 2020 buldóceres demolieron la III Iglesia Bautista “Edén”, también en Santiago de Cuba, a la que regularmente asistían unos 100 fieles, según denunció el reverendo Andy Martínez Barrero. En total desde 2015 se han demolido más de 100 templos cristianos en la isla.
Lluvia de piedras contra los fieles cada viernes y domingo
En tanto, a fines de octubre, mientras en La Habana el canciller Bruno Rodríguez, Parrilla calificaba al “bloqueo” de EEUU de “flagrante violación de los derechos humanos de cubanas y cubanos”, en la ciudad de Las Tunas el pastor Yoel Demetrio denunciaba por Radio Martí que turbas organizadas por la Seguridad del Estado todos los viernes y domingos atacan a pedradas a los feligreses que asisten a la Iglesia Misionera de Cuba, en la que él oficia.
Demetrio explicó que las pedradas comienzan desde que empiezan a llegar los fieles el templo, “cuando estamos adorando a Dios; son muchas las piedras y el pasado domingo, gracias al Señor, pudimos socorrer a los menores y las personas de la tercera edad, pasándolos para la casa pastoral. “
Días antes en Florida, provincia de Camagüey, el religioso Daniel González y otros miembros de la Iglesia Pentecostal también denunciaron constantes ataques a pedradas que ya han causado severos daños a ese templo cristiano.
El pastor Toledano luego de ser liberado denunció que los agentes de la policía política quisieron obligarlo a “portarse bien”, pero que él se negó a firmar el documento que redactaron. Y al pastor Demetrio el MININT le han advertido que las lluvias de piedras contra los feligreses y su iglesia continuarán hasta que dejen de hacer planteamientos críticos sobre la debacle socioeconómica nacional.
El régimen les secuestra las donaciones desde el extranjero
Por otra parte, el diario independiente “14yMedio” reveló desde La Habana que a las iglesias protestantes en Santiago de Cuba el Banco Financiero Internacional (BFI) ya no les entrega los dólares que reciben por donaciones desde el extranjero.
El obispo Ismael Laborde Figueras, de la Iglesia Luterana en Santiago de Cuba, ha hecho gestiones con el BFI, todas fallidas. Esa institución religiosa ha recibido donaciones de la Iglesia Luterana de Noruega y de la Federación Luterana Mundial, pero no se las han entregado. Y temen que el gobierno ya haya gastado el dinero.
Con donaciones anteriores esa iglesia luterana entregaba almuerzos a personas pobres, carne de cerdo, y medicamentos. Y distribuyeron dinero a 300 familias.
Es el PCC el que dirige la persecución religiosa
A todas estas, la dictadura se jacta de que la nueva Constitución promulgada en 2019 en su Artículo 15 establece: “El Estado reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa”. Pamplinas. La Carta Magna es papel mojado para el Partido Comunista, que tiene una Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos con la que impide la libertad religiosa, persigue a los cristianos que no “se portan bien” con la tiranía, y derriba sus templos.
En cuanto a Rodríguez Parrilla y el “bloqueo”, éste burócrata y sus jefes saben que el embargo no viola ley ni derecho humano alguno. Todo país tiene derecho a comerciar, o no, con quien desee. En el mundo hay 195 países y Cuba puede comerciar son los otros 194. Además, Cuba importa desde el país “bloqueador” alimentos y medicinas. Solo entre enero y mayo de 2020 compró 81.6 millones de dólares en pollos congelados. Y recibe de allí miles de millones de dólares (remesas, paquetes y viajes turísticos). Y el sector privado cubano puede comerciar con EE.UU, pues la Ley Helms-Burton solo atañe al sector estatal.
Basta ya de mentir y de hacer sufrir a los cubanos. Los jerarcas castristas deben pagar por derribar templos, apedrear a sus feligreses, y por violar tan masiva y sistemáticamente los derechos individuales del hombre moderno.