La Cumbre de las Américas en Lima se celebrará en un contexto regional muy cambiado respecto a su predecesora. Lima no es Panamá.
Los líderes del socialismo del siglo XXI que so pena del boicot a las Cumbres de las Américas impusieron al presidente Obama la aceptación de las sangrientas dictaduras de Venezuela y Cuba ya no estarán en el convite.
Maduro ha sido declarado persona non grata. Dilma fue destituida y para entonces Lula estará en la cárcel. Correa ya no controla ni la presidencia ni su partido. Kirchner está en la antesala de juicios legales y su influencia en el peronismo -que ya no tiene el gobierno bajo su control- ha sido reducida a mínimos. En Colombia el candidato de la centro derecha goza de una aplastante simpatía a semanas de las elecciones.
Y por Estados Unidos no estará Hillary Clinton sino Donald Trump, a quien si las Cumbres continúan existiendo o no le vale poco. Si le cuesta dinero que considera mal invertido porque no dejan nada que sirva la política de Washington no le temblara la voz para anunciar que reduce al mínimo su cuota o incluso retira a Estados Unidos de ese foro (más del 50% del costo de las Cumbres las cubre Estados Unidos). En dos palabras: ni hay una coalición antiamericana presente para chantajear al presidente de Estados Unidos, ni la lógica que guía a Donald Trump en este asunto es la de Barrack H. Obama.
Imposibilitada de obtener resultados en el marco de la Cumbre oficial, el castrochavismo se dispone a preparar una pretendida “Cumbre paralela de la sociedad civil” bajo su control, movilizando desde diferentes países a elementos radicales y provocadores para desestabilizar Lima durante el evento oficial e impidiendo que lleguen a Lima las voces de los opositores cubanos.
La prensa oficial cubana ya habla de ganar “la Batalla de Lima” y arenga a las tropas de colaboradores de la dictadura cubana, supuestos representantes de la sociedad civil, a acosar y atacar -física y verbalmente- a quienes se pronuncien contra el sultanato castrista.
Entretanto, el Ministerio del Interior de Cuba está impidiendo de mil maneras que viajen los activistas en la Isla, pero todo indica que la voz del pueblo cubano se escuchará en Perú. También resonaran las voces de los jefes de estado y cancilleres que ya no responden al Foro de Sao Paolo y hoy constituyen la mayor parte de la OEA.
Sin duda, la influencia de La Habana ha declinado en América Latina, pero parece ser que no es la única región en la que ello sucede.
Acostumbrados a tratar a los africanos con prepotencia colonialista el gobierno cubano ha provocado que el gobierno de Zambia pidiese a La Habana que retire a su recién enviado embajador por inmiscuirse en los asuntos internos del país, al apoyar y arengar públicamente al recién creado Partido Socialista como si estuviera dando una charla en uno de las salas de reuniones del Comité Central del PCC en La Habana. Es la primera vez que una nación africana “amiga” expulsa a un embajador castrista.
En otro país africano, Kenia, la organización profesional nacional de médicos y dentistas denunció que el gobierno de Nairobi en vez de contratar médicos cubanos y pagarlos en divisas, lo que tiene que hacer es darle empleo a los 1000 médicos kenianos que no tienen trabajo.
En fin, el dictador cubano no recibe noticias muy alentadoras últimamente. A su avanzada edad puede que a él no le importe mucho, pero sí a quienes en la cúpula de poder perciben que le ha empezado a entrar agua al bote.
Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC)
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