¿Hasta cuándo Cuba aplicará métodos de trata de esclavos de bata blanca el siglo XXI?
¿Qué va a hacer ahora la ONU con la negativa de la dictadura a una solicitud suya de que explicara detalles sobre sus misiones médicas en el extranjero? ¿Hasta cuándo el mundo va permitir que La Habana explote a médicos como si fueran propiedad del Estado? ¿Hasta cuándo la dictadura de Raúl Castro aplicará métodos esclavistas en pleno siglo XXI?
Son estas preguntas clave a propósito de que la ONU por fin se decidió, dos décadas después, a abordar el tema de la expoliación de médicos cubanos en el extranjero.
El 6 de noviembre de 2019 dos relatoras de la ONU, Urmila Bhoola y Maria Grazia Giammarinaro, enviaron una carta al gobierno de La Habana para que explicara la situación de sus misiones médicas en el exterior. Y le dieron un plazo de 60 días para que respondiera.
La carta fue enviada solo después de una denuncia realizada por Cuban Prisoners Defenders (CPD), una ONG europea, de que La Habana practica la trata de personas y trabajo esclavo en sus misiones médicas. CPD a su vez había tomado nota de la investigación publicada por Diario de Cuba, que en noviembre de 2018 mostró detalles del contubernio entre el gobierno de Dilma Rousseff, Raúl Castro y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para explotar a más de 11,000 médicos cubanos que fueron enviados a Brasil.
Como era de esperar, el régimen castrista no respondió la carta, que entre otras cosas decía:
“Quisiéramos señalar a la atención urgente del Gobierno de Su Excelencia la información que hemos recibido en relación con presuntos abusos de derechos humanos sufridos por médicos de Cuba que participan en “misiones de internacionalización (…) las condiciones de trabajo reportadas podrían elevarse a trabajo forzoso, según los indicadores de trabajo forzoso establecidos por la Organización Internacional de Trabajo. El trabajo forzoso constituye una forma contemporánea de esclavitud”.
En 2019, el gobierno de Cuba por primera vez dio la cifra exacta del dinero extraído de los médicos en ultramar: 6,400 millones de dólares, el triple de lo que aportó el turismo. Lo que no dijo fue que ese dinero salió de confiscarle a los médicos entre el 75% y el 90% de sus salarios, mientras les paga sueldos miserables que los obligan a vivir en la pobreza, vigilados, sin sus pasaportes, sin sus familias, obligados a realizar labores de inteligencia y político-ideológicas de proselitismo comunista y castro-chavista.
El punto aquí es qué va a hacer ahora la ONU con el irrespeto de La Habana al ignorar la solicitud de las dos relatoras citadas. En el caso de Giammarinaro eso ocurre por segunda vez. Visitó Cuba en abril de 2017 y dijo en La Habana que esperaba que su visita era un “punto de partida” para promover un diálogo más “intenso y fructífero” entre la isla y el sistema de derechos humanos de la ONU.
No hubo diálogo alguno y, encima, el régimen arreció la represión, siguió apaleando, torturando y encarcelando ciudadanos por motivos políticos y enviando más médicos al extranjero para robarles sus salarios.
El sistema de salud pública cubana se ha desplomado
Con el envío masivo de médicos al extranjero, sumado a la crisis económica terminal, el sistema de salud pública se ha desplomado. Han sido cerrados 23,000 consultorios del médico de la familia, y 64 hospitales. Se perdió el 32% de la capacidad de hospitalización, los pacientes hacen regalos a médicos y dentistas para poder ser atendidos. La escasez de especialistas y de medicamentos hace estragos en la población. No es casual que actualmente en Cuba haya cólera, malaria, lepra, tuberculosis, dengue, zika, gastroenteritis, leptospirosis, conjuntivitis, y otras enfermedades.
Doble crimen del gobierno de Cuba: esclavista y ladrón
Hay suficientes evidencias en la ONU sobre este crimen doble del castrismo: explotación como esclavos de miles de médicos y agravamiento del desastre que es ya la salud pública en la isla.
Sin embargo, es poco probable que la ONU se enfrente directamente con Raúl Castro. En la estructura interna del sistema de Naciones Unidas predominan posiciones de izquierda favorables a La Habana. Por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud –del sistema de ONU– ha sido acusada de complicidad con el castrismo en la explotación de los médicos. La CEPAL, la FAO y otras agencias especializadas de la ONU no se ocultan para elogiar a la dictadura cubana.
Pero si se quiere cumplir con los principios fijados en la Carta fundacional de la ONU de 1945, el deber de ese magno foro internacional es emplazar al régimen castrista, sin paños tibios diplomáticos, a que ponga fin a la trata de esclavos de bata blanca. Y punto.