Desde la Zanja Real inaugurada en 1592, los habaneros estuvieron entre los primeros pobladores urbanos del Nuevo Mundo en disponer de agua potable. La zanja llevaba agua desde el río Almendares a la ciudad amurallada, con ramales por el camino que suministraban agua a caseríos, hospitales y molinos.
Y en 1878 ya La Habana dispuso de un acueducto cuyo proyecto ingenieril ganó nada menos que la Medalla de Oro en la Exposición Universal de París, que lo consideró una “Obra Maestra de la Ingeniería”, lo cual consagró mundialmente a su diseñador y ejecutor, el ingeniero cubano Francisco de Albear. Podía entregar hasta 302,000 metros cúbicos por día, el triple de los 102,000 metros que según las normas vigentes entonces necesitaban los 200,000 habitantes que tenía La Habana.
La maravilla del ingeniero Albear 142 años después sigue llevando el precioso líquido a buena parte de la capital cubana, pero hay un doble problema: 1) La Habana hace tiempo tiene más de dos millones de habitantes; 2) el gobierno “revolucionario” no ha ampliado las fuentes de abasto de agua, ni ha mejorado las ya existentes. Ni siquiera da el mantenimiento adecuado y las redes de suministro están en estado deplorable, ruinoso.
Tan ruinoso que el diario Granma publicó en 2011 que el 70% del agua que se bombeaba hacia La Habana se estaba perdiendo por los salideros, las roturas o la desaparición de tuberías, corroídas y destruidas. Algo único a nivel mundial.
Más de un millón de citadinos sin conexión domiciliaria de agua
Y la situación ha empeorado. En La Habana, datos oficiales revelan que no han sido reparadas unas 2,000 roturas y salideros (64% de las reportadas) y se pierden millones de metros cúbicos de agua cada día de las bombeadas desde las principales fuentes de abasto (acuíferos): Ariguanabo, Vento, Cuenca Sur y Jaruco-Aguacate.
Luego de 61 años de “revolución” 1.2 millones de cubanos citadinos no tienen conexión domiciliaria de agua. Carecen de suministro de agua de un acueducto. En pleno siglo XXI tienen que salir a buscarla en cubos como en las aldeas de la Edad Media, esperar a que llegue un camión cisterna, o que casualmente pase un “vendedor de agua” particular.
Estudios especializados revelaron que en Cuba al menos 520,000 personas cargan trabajosamente el agua que necesitan a una distancia superior a 200 metros de su domicilio. ¡Gracias, Fidel!
Falta de agua agrava el azote del Covid-19
Encima, los camiones cisternas, llamados pipas en la isla, pueden demorar hasta una semana en llegar, informó la agencia IPS Cuba. Y peor aún, la viceprimera ministra del gobierno, Inés María Chapman, admitió recientemente que hay lugares del país donde el ciclo de entrega de agua supera los 13 días. Para colmo, las pipas muchas veces llegan a las 12 de la noche.
Ahora con el Covid-19 el gobierno insiste en la necesidad de extremar las medidas higiénicas para evitar no contagiarse, pero ese mismo gobierno es el responsable de que millones de personas no tengan agua mediante un servicio normal estable y seguro, ni tampoco jabón, detergente, desinfectantes, etc.
Es decir, el régimen impide que los cubanos puedan hacer cuarentena al obligarlos a hacer colas masivas diariamente para poder comer, y además los expone a contagiarse por falta de agua y jabón.
Sonadas protestas por la falta de agua en Cuba
Es tan acuciante la crisis del agua que hay protestas. En febrero último en La Habana Vieja vecinos cerraron las calles Zulueta y Corrales en protesta por la falta de agua, y se enfrentaron a la policía. En marzo, también en La Habana Vieja salieron decenas de vecinos a protestar porque hacía 18 días que no iba ninguna pipa. Y a fines de abril en otro barrio habanero, Luyanó, vecinos lanzaron su ropa sucia a la calle en protesta por la falta de agua desde hacía una semana.
El panorama es muy parecido en casi toda la isla. En Cárdenas la situación es crítica pese a que en 2016 Arabia Saudita concedió 29 millones de dólares para construir allí redes de abasto de agua. Sin embargo, la Dama de Blanco Leticia Ramos asegura que allí se sigue entregando el agua con una pipa cada 7 días. “Las tuberías están totalmente destruidas (…). hay una sola pipa de agua para abastecer Cárdenas entera”, dijo. En Santa Clara, el opositor Guillermo del Sol denunció que “están sirviendo agua con pipas por la contaminación del agua del acueducto con aguas albañales”.
Esa es la “obra de la revolución”. Con la Zanja Real de hace 428 años los habaneros tenían un suministro de agua más estable y menos estresante.