El Observatorio Cubano de Conflictos y Apretaste anuncian a los ganadores del Concurso “Sin Campo no hay país”.
Tierra para los campesinos y libertad para producir y comercializar sus productos fueron las dos demandas más populares en el concurso convocado por el Observatorio Cubano de Conflictos y Apretaste.
En abril de este año un grupo de campesinos cubanos exigió al gobierno 5 demandas para evitar la hambruna en Cuba.
- Libertad para la producción y distribución de nuestros productos.
- Libertad para fijar los precios de nuestros productos de acuerdo al mercado.
- Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes.
- Eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos.
- Entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.
Los concursantes debían seleccionar las dos medidas que consideraban más importantes. Lo curioso es que más del 70% de los trabajos estimaron que las cinco medidas eran necesarias para aumentar la producción agrícola.
Ninguna de las medidas de manera independiente puede lograr una solución a la agricultura.
En las palabras de un concursante: “Si hay libertad para producir y distribuir los productos, pero se fijan artificialmente los precios (“precios topados”) no va a funcionar. Si no hay libertad para importar y exportar directamente, sin intermediarios, a cualquier lugar del mundo, la agricultura no va a prosperar, porque el campesino necesita insumos para la producción, desde botas, guantes y machetes, hasta fertilizantes y aperos de labranza. Por último: la propiedad de la tierra. Si usted no es dueño de la tierra no va a esforzarse en mejorarla y cuidarla”.
Pero los participantes no se limitaron a seleccionar entre las cinco medidas. También sugirieron múltiples ideas para mejorar la agricultura. Desde crear un “fondo semilla” o fondo de inversiones para que el campesino pueda tener acceso a equipos de roturación, siembra, cosecha, regadíos, fertilizantes y semillas de primera calidad; hasta la necesidad de que los campesinos puedan crear empresas con personalidad jurídica propia que les permita fabricar alimentos procesados.
El estado cubano monopoliza las mejores tierras, pero solo produce el 22% de los alimentos mientras que los campesinos, en posición desventajosa, aportan el resto y ni siquiera son propietarios de la tierra.
La selección de los ganadores fue muy difícil, con casi 400 participaciones de todas provincias de la isla y el municipio especial Isla de la Juventud. Se seleccionaron 40 trabajos como finalistas. Hubo jóvenes de 16 años y ancianos de 78, profesores, estudiantes, amas de casa y periodistas que argumentaron con evidencias la necesidad y justeza de las demandas al gobierno para producir más alimentos. También se recibieron historias de humildes campesinos y sus hijos, que mostraron de primera mano, las dificultades para producir que enfrenta el campesinado cubano. Por esa gran cantidad de trabajos de gran calidad el Jurado decidió otorgar dos primeros premios.
Los dos primeros premios de $300 fueron otorgados a Idisbeidi Silva, pinareña de 20 años y Victor Manuel Domínguez, de Granma. Los otros premios de 200, 100 y 50 dólares correspondieron a: Juan Antonio Rojas, Lorenzo Sánchez y Alejandro Tur, de provincia Habana; Alexei Cruz, de Matanzas; José Rigal de Holguín; Roberto Cuevas de Las Tunas; Jesus Silva, Zaray Fernánez, Bonny Idhenga Flores y Esteban Ajetes, de Pinar de Río; Arnoldo de la Cruz, de Santiago de Cuba; Reiti Espinosa, de Granma; y Lenier González, de Cienfuegos.
Adicionalmente, debido a la cantidad y calidad de los trabajos presentados el jurado decidió otorgar 5 menciones adicionales con una recarga de teléfono.