Ayer escuché decir a una vecina que cuando aumenten los salarios piensa hacerse rica…; y no he podido encontrar un término eufemístico más adecuado para calificarla que de “imbécil”. Porque, sin lugar a dudas ella padece minusvalía intelectual originada por ciertas disfunciones hormonales producto del picadillo de soya, las aglomeraciones “coleras” y el repetitivo eslogan del Noticiero Nacional de que todo va a salir bien.
Cierto es que en Cuba la mayoría de los cubanos tiene miedo o sufre la ignorancia desinformativa de seis décadas, pero no hay razón para que una profesional que ha superado la enseñanza media sea incapaz de poner a funcionar las pocas neuronas que le respondan.
¿Qué pretende esta vez el Gobierno con Murillo y Alejandro Gil como portavoces? ¿Cree poder engañarnos por enésima vez con una devaluación monetaria que afectaría por igual a defensores como a opositores del Sistema?
Abrir la economía cubana
Ya dimos la alerta y el consejo hace más de tres meses: abrir la economía. Sin embargo, prefieren que la hambruna se apodere de la población con toda su estela de enfermedades infecciosas por falta de alimentos e higiene, antes permitir que TODO el que produzca se desencadene y libere del monopolio estatal por su cuenta.
La economía ha colapsado
Ellos lo saben. Todo un pueblo no puede vivir eternamente haciendo colas para adquirir migajas de alimentos. Y esas aglomeraciones se deben a la escasez de productos, que a su vez se deben al falso valor adquisitivo de los pesos cubanos, tanto CUP como CUC. El peso nacional se ha convertido ya en un vale sin fondo incapaz de servir a quienes lo posean.
¿Cuál fue la primera medida de respuesta?
Abrir las injustas e inhumanas tiendas en MLC. Pero esto no es suficiente para mal alimentar a once millones de seres vivientes, a despecho del dolor de nuestros familiares en el exterior que con Trump al frente tendrán cada vez mayores dificultades para ayudarnos.
Ahora el último suspiro del ahogado
Arrasar con los depósitos bancarios mediante una solución draconiana. Porque la multiplicación de los salarios por cinco veces, cuando nada se encuentra que comprar con dinero, equivale a la subida cinco veces también de los pocos productos que aparezcan, porque muchos de ellos se conseguirán solo en el mercado negro. No olvidemos que el pueblo de Cuba ha sobrevivido a sus necesidades perentorias gracias a este mercado que, en vez de vender por debajo del precio oficial como en otros países, multiplica los precios.
Pero analicemos este problema desde un punto humanístico
¡Es allí donde duele! Y donde debe dolerle no solo a los opositores conscientes de las estafas que nos perpetran desde hace décadas; ahora va a doler a los defensores a ultranza que alguna vez creyeron que sus pesos en el banco estaban seguros.
En estas semanas que nos quedan por vivir, solo aquellos que piensan como mi vecina aspirante a millonaria, los tanqueros que hurgan por las tardes en los depósitos de basuras y los alcohólicos que cruzan tambaleantes frente a mi casa, no tendrán nada de qué preocuparse.
Publicado originalmente en Facebook.