A dos meses de los sucesos del Mincult
Declaración de 27N publicada en la página de Facebook
Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
Dos meses después de los históricos sucesos del 27N, y a un día de conmemorar el 168 aniversario del natalicio de José Martí, nos congregamos nuevamente para “cultivar y ofrecer” nuestra rosa blanca. La de la paz, la del diálogo, la de la amistad cívica, la de la reconciliación, la del perdón, la de la transparencia, la de la bondad, la del bien y la belleza, la de la poesía.
Una rosa blanca para amigos y para quienes se consideran enemigos, como nos propuso Martí, porque creemos en la importancia de construir Cuba “con todos y para el bien de todos”, desde los valores de nuestro apóstol y poeta.
Hoy venimos una vez más, a insistir en el diálogo, pero también a exigir ser escuchados, a ejercitar nuestra libertad como ciudadanos, y a celebrar la unidad, la serenidad y la perseverancia que hemos mantenido alrededor de los sucesos del 27 de noviembre de 2020. En tal sentido, manifestamos que no renunciaremos a las demandas de aquella noche, y a las que posteriormente dimos a conocer en sucesivas declaraciones.
Exigimos nuestro derecho a tener derechos. El derecho a la libertad de creación, de expresión y asociación, al disenso y a las libertades políticas.
Exigimos el respeto y reconocimiento del posicionamiento independiente, y que la sociedad civil –de la que somos parte– sea reconocida como interlocutor válido, sin exclusiones.
El cese del hostigamiento, la represión, la censura, el descrédito, la difamación, la violencia policial y el odio político, los actos de repudio, o cualquier otra forma de violencia lesiva a la dignidad de la persona humana.
Que los medios de comunicación oficiales pongan freno al discurso de odio, y que favorezcan condiciones propicias para la paz, el diálogo y el respeto a las personas, independientemente de sus convicciones políticas.
Seguiremos exigiendo que, tal y como se acordó la noche del 27N, se abra un canal de diálogo verdadero e inclusivo, entre instituciones y ciudadanos. Un diálogo respetuoso de las diferencias y que considere todos los matices de nuestra realidad, que deje las ideologías a un lado y se centre en Cuba y el bienestar de los cubanos.
Además, declaramos que nos mantendremos fieles al espíritu que nos llevó, nos animó y nos sostuvo el 27 de noviembre: la protesta cívica, pacífica, propositiva, abierta al diálogo y a la negociación con el diferente, desde una postura moderada y respetuosa, a la vez que comprometida con las libertades, los derechos y el bienestar de los cubanos todos.
Apostamos por una sociedad libre, inclusiva y democrática, en que quepamos todos. Y en esta hora de turbulencias para Cuba, hacemos una invitación a todos los cubanos a no ser indiferentes ante el sufrimiento y el dolor, a no ser apáticos ante la realidad que se nos ofrece como oportunidad para el cambio, a asumir las riendas de nuestras propias vidas y conquistar un futuro mejor para todos, a aportar lo que podamos –desde la fuerza de lo pequeño– para que haya más derechos y libertades, más diálogo y reconciliación, más prosperidad y bienestar en nuestra nación.