Hace unos días el ministro cubano de Economía, Alejandro Gil, en una comparecencia en la TV (Mesa Redonda) aseguró que si se permite a los emprendedores y personas naturales importar productos sería un error”, pues no ayudaría a proteger a las finanzas del país ni a la población”.

¿Sabe Gil de algún otro país en el planeta que no sea Corea del Norte en el que Estado tiene el monopolio del comercio exterior? ¿Nos podemos imaginar al gobierno federal de EEUU con el monopolio para comerciar? ¿Ningún gobierno del mundo protege sus finanzas y su población?

Es al revés. En Cuba, es donde el gobierno no protege las finanzas ni a la población. Por prohibir que campesinos, cuentapropistas y comerciantes por la libre importen y exporten el país ha perdido miles de millones de dólares. Solo en 2017 los emprendedores sacaron de la isla $2,390 millones de dólares que invirtieron en el extranjero, según datos de Havana Consulting Group.

Invirtieron $366 millones en bienes raíces y $1,008 millones en otros negocios, sobre todo en la compra de mercancías para venderlas en Cuba. Basta fijarse en la ropa y los zapatos que visten sobre todo los jóvenes para saber que son “de afuera”.

Miles de millones de dólares se fugan por culpa del régimen

Esas divisas se esfumaron porque el castrismo impide invertir capital en su propio país a los ciudadanos cubanos. Por tal aberración se iban a invertir allende los mares y hacían prosperar economías de otros países. Y si ahora el régimen quiere que esas divisas se queden en el país tiene que modificar la Constitución y las leyes estalinistas, y permitir que los cubanos inviertan en su patria.

Pero el equipo castrista de gobierno es tan inepto, y está tan divorciado de la realidad que se ha metido en su propia trampa. No hay forma posible de invertir $2,000 millones en Cuba, que produce tan poco que lo tiene que importar casi todo. O se permite la libre importación y exportación de los emprendedores, o esas divisas se van a zambullir en el mercado negro y va a salir de todas formas, clandestinamente, del país, con la particularidad de que en su mayor parte esos dólares jamás regresarán a la isla.

En esto saltan a vista dos claros propósitos del régimen:

1) que los cubanos que reciban dólares los depositen en el banco y obtengan la tarjeta magnética para comprar en las tiendas de los militares; y

2) impedir que crezca el sector privado para que no haga competencia al capitalismo militar de Estado que quieren consolidar.

Si quedara solo una pizca de la musaraña ideológica con la que Fidel Castro vendió al mundo su “revolución socialista”, el dueto Raúl Castro-Díaz-Canel debe ya suprimir de los manuales de marxismo aquello de que “la ley económica fundamental del socialismo es la satisfacción de las necesidades siempre crecientes de la población”.

Si privados importasen y exportasen no habría crisis

Si se cometiera “el error” de que habla el ministro Gil, y campesinos y propietarios de negocios exportasen sus productos e importasen insumos, equipos, tecnología, mercancías de todo tipo y obtuviesen créditos comerciales y de inversión, no habría hambre y escasez, ni “bloqueo yanqui”, pues la ley Helms-Burton solo atañe al sector estatal.

Si para algo pudo haber servido la Tarea de Ordenamiento fue para que la gerontocracia castrista acabara con su inmovilismo. Pero repitieron lo que hizo Fidel Castro en 1986 cuando por su pavor a la perestroika de Gorbachov desmanteló el modelo socialista del cálculo económico (menos irracional) que se aplicaba en la URSS desde los años 50, y regresó al centralismo estalinista con su “Proceso de rectificación de errores y tendencia negativas”.

Además, lo de las tarjetas magnéticas es un gran truco, como lo fue antes el CUC. Cuando el receptor de divisas de sus familiares en el extranjero las deposita en el banco esa tarjeta que le dan es un “vale plástico” que solo sirve para comprar en ciertas tiendas de los militares.

Las tarjetas magnéticas son una trampa del gobierno de Cuba

La tarjeta magnética, truco para apropiarse de los dólares

El cuentahabiente al instante pierde sus dólares, porque al momento de abrirse la cuenta bancaria esas divisas son retiradas por el gobierno, que se apropia del dinero. O sea, al depositante le roban sus dólares. El régimen ya los gastó. Si alguien deposita 800 dólares y luego los necesita para una urgencia, o para viajar al extranjero, simplemente no puede. Su cuenta está vacía.

Claro, el régimen nunca va admitir que es un ladrón. Por eso ha ordenado a los empleados bancarios que digan, más o menos: “Ay, compañero, lo sentimos mucho, en este momento no tenemos dólares para darle, venga dentro de 10 o 12 días a ver si hay.” Falso, nunca los va a haber.

Conclusión, solo para empezar Raúl Castro  lo que tiene que hacer es permitir la creación de pequeñas y medianas empresas privadas (la llamadas pymes) en la industria, los servicios, la agricultura, la tecnología, y en el comercio exterior. Los vividores jerarcas militares y partidistas castristas no pueden seguir hambreando a los cubanos de a pie, mientras ellos se hacen más ricos.


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