El año 2022 comenzará con un par de deja vu: los llamados del Che Guevara a la conciencia de los trabajadores para formar el “hombre nuevo” –sin pagarles un centavo más—para aumentar la producción; y la “rectificación de errores y tendencias negativas” de Fidel Castro de mediados de los años 80.
“No papá, este año no comeremos cerdo, ni pavo, ni pescado, ni ovejo, incluso ni pollo, ni pensar en res. Tal vez, si nos portamos bien, nos den picadillo, eso, acompañado con un vino casero, o un invento de esas bebidas que el ingenio cubano prepara. ¡Coño!, nos han matado todas nuestras tradiciones, las ganas, los deseos. Este año no tiraré agua, ni daré la vuelta a la cuadra, no visitaré a nadie.”
Así respondió el habanero Yusmany Reyes, de 50 años de edad, a su padre cuando le preguntó “¿qué comeremos y qué beberemos para Navidad y fin de año?”
Agregó que de su padre, tíos y abuelos escuchó muchas veces que “para Nochebuena y fin de año, nadie en Cuba, ni ellos que eran pobres, se acostaba sin comer, ya fuera pavo, el tradicional cerdo asado, los dulces como turrones e incluso los caseros como los cascos de naranja”. Y se quejó amargamente de la Tarea de Ordenamiento, “que ha acrecentado y multiplicado nuestros problemas”
¿Y qué hacen los responsables de esa Tarea de Ordenamiento agravante de tanta escasez y hambre?
Regreso al “hombre nuevo” y a la “conciencia socialista”
Ante la Asamblea Nacional el premier castrista, Manuel Marrero, dijo que si bien el objetivo de la Tarea de Ordenamiento “no se ha cumplido del todo”, esta no se suspenderá, sino que se van a “rectificar” errores cometidos y seguirá vigente.
El administrador del régimen, Migue Díaz-Canel, en un pleno del CC del PCC aseguró que para resolver el problema de los altos precios y haya más oferta de alimentos se van a hacer dos cosas: 1) “una discusión política” con los agricultores privados para que renuncien “a un determinado nivel de rentabilidad o de ganancia particular o colectiva en función de bajar los precios”; y 2) organizar al pueblo para que sea quien controle los precios. O sea, que ayuden a los esbirros a imponer multas y a meter más cuentapropistas en la cárcel.
Y en ese mismo pleno partidista el ministro de Economía, Alejandro Gil, aseveró que para aumentar la oferta y bajar los precios de los alimentos habría que importarlos, pero como no hay divisas entonces “la solución es política, hay que discutir con los productores, con los intermediarios y con los otros actores que intervienen en la cadena de valor, convocando a la conciencia, a la solidaridad, como corresponde a una sociedad socialista que lo da todo a favor del pueblo”.
Nueva “rectificación de errores” empeorará hambre y pobreza
Increíble, pero cierto. El año 2022 comenzará con un par de deja vu: 1) los llamados básicamente del Che Guevara a la conciencia de los trabajadores para formar el “hombre nuevo” –sin pagarles un centavo más—para aumentar la producción; y 2) la “rectificación de errores y tendencias negativas” de Fidel Castro de mediados de los años 80.
De la conciencia del “hombre nuevo” comunista vale aclarar que fue una copia del “hombre superior” nazi, derivado del “superhombre” que Hitler le tomó prestado al misántropo y nihilista filósofo Friedrich Nietzsche.
De aquella idiotez guevarista-hitleriana no vale la pena hablar. Y de la “rectificación…” fidelista recordemos que fue para peor. Por pánico a la perestroika de Gorbachov, que ya estaba “alebrestando” a los cubanos, Castro I paró en seco la flexibilización socialista aplicada con el cálculo económico soviético, bautizada por él como Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE), que había sustituido al absurdo sistema guevarista-estalinista de centralización a ultranza de la economía.
Con el SDPE se había dado cierta autonomía a las empresas, y estímulos monetarios a los trabajadores, se abrieron los mercados campesinos. La producción de bienes y servicios se recuperó un poco y la población sintió un pequeño alivio con el “mercado paralelo” y los “mercaditos”. Pero el dictador voló en pedazos aquel “respiro” de la gente. Regresó al estalinismo ortodoxo. La economía se hundió en una crisis tal que si no hubo hambruna fue porque Moscú amentó sus subsidios.
De nuevo al tope de precios que derrumbó la producción
Ahora igualmente la “rectificación” será para agravarlo todo. Volverán los topes de precios, una clarísima causa de escasez e inflación. Y ahora con el agravante de la institucionalización del chivatazo. Se obligará a los ciudadanos a denunciar a los productores y cuentapropistas que para poder subsistir suben los precios.
La cúpula dictatorial muestra que además de cruel y anticubana es asombrosamente incompetente. Inyecta más vapor a la caldera social. Se empecina en que el final de la dictadura no sea pacífico. Debiera recordar que el hambre sí tumba tiranías. Ocurrió en París el 14 de julio de 1789, la población asaltó la Bastilla y puso fin a la monarquía infame que la hambreaba.
La única solución económica en Cuba es la liberación total y definitiva de las fuerzas productivas. Y punto. Mientras tanto, Yusmany y más de 11 millones de cubanos no tendrán una Nochebuena, sino una Nochemala.