Como saldo neto de la “revolución” Cuba se ha hundido en una crisis demográfica que ya venía gestándose e hizo eclosión en 2016.

Es alimentada por dos fuentes: 1) la emigración masiva de ciudadanos que conforman la población económicamente activa (PEA); y 2) la muy baja tasa de natalidad, lo cual agrava el envejecimiento de la población, y  está reduciendo el número de habitantes.

En 2016 la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) informó que Cuba tenía 11.239,234 de habitantes. En 2017 la cifra ya bajó a 11.221,060 cubanos, y en 2019 fue de 11.193,470. Y en agosto de 2022 la ONEI reveló que en marzo de 2022 la población de Cuba era de 11.105,814 habitantes, pero que al cierre de 2021 había totalizado 11.113,215 habitantes. En tres meses la población total se redujo en 7,401 ciudadanos.

Y si bien la pandemia ocasionó más muertes que las reconocidas por la dictadura, el descenso de la población cubana se produce por las dos causas ya mencionadas.

Cada año mueren muchas más personas que las que nacen

Para empezar, hoy en Cuba mueren más personas que las que nacen. Según la ONEI en 2021 en la isla fallecieron 167,645 personas y nacieron 99,096. Hubo 68,549 muertes más que nacimientos. En 160 municipios de los 168 que hay en el país la población ha disminuido.

La tasa cubana de natalidad o fecundidad es de solo 1.45 hijos por mujer, la más baja de América Latina, de 2.0 hijos. Los demógrafos establecen que la tasa mínima debe ser de 2.1 hijos por cada mujer fértil para que la población se reemplace a sí misma y no decrezca. Por ejemplo, en Argentina la tasa de fecundidad (que nunca ha sido muy alta), es hoy de 2.3 hijos por mujer, en Guatemala (3,0), Perú (2.4), Honduras (2,5), Ecuador (2,5) Panamá (2,5), Bolivia (2,9)

El pretexto castrista de que una baja tasa de fecundidad es sinónimo de desarrollo es una engañifa. Ciertamente en el Primer Mundo las mujeres fértiles tienen menos hijos que en los países en desarrollo y los más pobres. En la Unión Europea la tasa de fecundidad es de 1,5 hijos por mujer. En Africa, es 4.7 y en Asia 2.32 nacimientos por cada mujer.

Pero las naciones desarrolladas reciben inmigrantes todo el tiempo, y cuentan con economía de mercado. La PEA, que crece con los inmigrantes, genera recursos para sostener a quienes ya no trabajan. Y suficientes para tener un alto o aceptable nivel de vida en general.

Muchos turistas son jubilados, pero los de Cuba pasan hambre

Muchos trabajadores en las naciones altamente desarrolladas acumulan ahorros, o bienes. Muchos turistas europeos y canadienses que van a vacacionar a Cuba son jubilados que luego de retirarse emprenden negocios propios. Se autofinancian, siguen siendo consumidores y hacen crecer el Producto Interno Bruto (PIB), lo cual fortalece los sistemas estatales de seguridad social.

En Cuba eso es imposible. Los trabajadores no tienen posibilidad alguna de ahorrar, y mucho menos de invertir capital libremente. Sus viviendas están depauperadas o a punto de derrumbarse. Los jubilados reciben una pensión tan baja que pasan hambre, se visten a veces con harapos. Se convierten en una carga para sus familiares, que además no pueden ayudarlos adecuadamente.

Por eso uno de los peores efectos de la crisis demográfica es que el único segmento poblacional que hoy crece en Cuba es el de los jubilados y ancianos. Los mayores de 60 años constituyen más el 23% de la población y en 2025 superará el 26%, según pronostican expertos del Banco Mundial, que calcula que con el actual índice de reemplazamiento la población de Cuba a fines de siglo será de 4.5 millones de habitantes. Menos de la mitad que ahora, mientras en Perú, digamos, aumentará de 33 a 52 millones de habitantes a fines del siglo XXI.

Las cubanas no quieren tener hijos para que pasen hambre

El empeoramiento del panorama demográfico cubano tiene forma de tenaza. Por una parte, las cubanas se niegan a tener hijos solo para pasar hambre y necesidades, y no llegan a los 2.1 hijos necesarios para el reemplazo poblacional, y por la otra, con la emigración abrumadora el país pierde su población económicamente activa (PEA), la que produce bienes y servicios.

El cubano es hoy el pueblo más envejecido de Latinoamérica. Cuba es golpeada hoy por una ecuación matemática de relación inversamente proporcional: el país es cada vez más pobre y está al borde de la hambruna, aumenta la cantidad de ancianos, pero resulta que baja la cantidad de personas que producen los bienes y servicios que necesita el país, y para mantener a los ancianos, niños, y los que no pueden trabajar.

La Administración Biden debe dejar de coquetear con la dictadura

Encima, las personas aptas para trabajar lo que quieren es irse del país a donde sea y como sea. Sus vidas, y de sus familias sen ha convertido en un infierno, a golpes de comunismo y de la mafia criminal que encabeza Raúl “El Cruel“.

Por eso la Administración Biden en vez de dedicarse a dictar regulaciones para reducir a la avalancha de cubanos que huyendo del infierno castrista tratan de llegar a EE. UU, debe de poner fin a su coqueteo con la tiranía de La Habana. Debe ya dejar de buscar formas para que a la mafia dictatorial le lleguen otra vez miles de millones de dólares. Por el contrario, debe presionar a fondo, hostigar al máximo a la mafia dictatorial, y ayudar a los cubanos a librarse al fin de ella.