“Juan con Todo” será realidad en el postcastrismo

Los cubanos que hoy tienen entre 68 y 75 años, o más, puede que recuerden estrofas de un poema de Nicolás Guillén apologético de la “revolución” castrista, publicado en 1964, que comienza así:

Cuando me veo y toco,
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo.

Y termina con una moraleja: “Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener”.

Falso. El poeta por razones político-ideológicas invirtió los papeles: Juan con Todo” era el de antes de 1959 y Juan sin Nada el del castrismo. Ello lo evidencia hoy la vida misma al cumplirse 63 años de esa “revolución” tan alabada líricamente.

El futuro no está allende los mares, está en una Cuba liberada

Un par de hermanos enemigos de su propio pueblo, acompañados por un aventurero argentino aquel día de un Año Nuevo del cual es mejor no acordarse, asaltaron el poder y comenzaron a destrozar a Cuba. Y los cubanos saben hoy que sí tendrán lo que tienen que tener cuando los usurpadores sean desalojados del poder.

Porque de Cuba no hay que salir a buscar en tierras extrañas un futuro próspero. Los cubanos tendrán ese futuro en su suelo natal.  Basta responder esta pregunta doble: 1) ¿cómo vivirían hoy sin “revolución, y no hubiesen sido “liberados” del “decadente” capitalismo?

Fidel Castro detuvo la mayor expansión económica de Cuba

Para responderlas echemos un vistazo a lo que había antes y fue sepultado por la “revolución”. De entrada, Fidel Castro paró en seco la mayor expansión socioeconómica de la historia republicana, iniciada unos 15 años antes en los años 40, con la cual se colocó entre los tres países de más alto nivel de vida en América Latina, junto con Argentina y Uruguay. El ingreso per cápita cubano duplicaba al de España. En varios indicadores la isla superaba en desarrollo social y económico a varias naciones de Europa.

En ese boyante período se erigieron grandes plantas industriales, refinerías de petróleo, cientos de miles de viviendas, grandes hoteles, teatros, cines, restaurantes, escuelas, hospitales y clínicas; puentes, autopistas. El país se autoabastecía de carne de res, cerdo y pollo; pescado y mariscos, leche, frutas tropicales, viandas, hortalizas, huevos, café, y tabaco. Y exportaba sus excedentes.,

En 1957 la isla tenía 142,742 automóviles (según datos oficiales), el triple que Chile (47,950), casi el doble que Colombia (84,500), y 17 veces más que Panamá (8,232). En total Cuba tenía 196,902 vehículos automotores, uno por cada 29 habitantes, el mayor promedio latinoamericano. Según la OMS, en 1958 Cuba tenía un médico por cada 980 habitantes, solo detrás de Argentina y Uruguay. Y una cama de hospital por cada 190 habitantes, cifra superior a la de los países del Primer Mundo (una por cada 200 habitantes).

La isla ocupaba el primer lugar en aparatos electrodomésticos y en líneas férreas por kilómetro cuadrado. Exportaba más de lo que importaba. Era una de las tres economías latinoamericanas más solventes por sus reservas de oro y de divisas y por la estabilidad del peso, a la par con el dólar.

El ingreso per cápita cubano hoy sería igual o quizás superior al de Chile, el más alto de la región fue de $24,928 dólares en 2021, según el Fondo Monetario Internacional.

“Juan” tendrá “Todo” cuando el castrismo sea desmantelado

Es obvio que sin comunismo aquel impetuoso avance económico y social en estos 63 años se habría multiplicado, quizás más de lo que hoy podemos imaginarnos. Y no se habrían ido de Cuba casi dos millones de ciudadanos, incluyendo ingenieros, médicos, arquitectos, economistas, tecnólogos, científicos, artistas, intelectuales, y hombres de negocios con un valiosísimo “know how” multifacético (levantaron el Miami moderno).

Se habrían invertido fácilmente en Cuba unos $300,000 millones de dólares (a precios de hoy) entre capitales extranjeros y cubanos. El ingreso per cápita cubano hoy sería igual o quizás superior al de Chile, el más alto de la región fue de $24,928 dólares en 2021, según el Fondo Monetario Internacional.

La fuerza laboral cubana tendría tres o cuatro millones más de personas produciendo y consumiendo de todo. El PIB sería cuatro o cinco veces superior y la isla estaría a punto de entrar al Primer Mundo, o tal vez ya dentro.

Y algo fundamental. Por su cercanía geográfica la economía cubana estaría de hecho ensamblada a la de EE.UU, con muy abarcadores acuerdos de integración económico-comercial-industrial. Las exportaciones de bienes y servicios, incluido el turismo con más de 10 o 12 millones de visitantes, podrían alcanzar los $100,000 millones de dólares, o más.

El presente que impidieron tener será el futuro próspero de Cuba

En las playas cubanas habría grandes resorts turísticos como los de Florida, Cancún, la Riviera Maya, Punta Cana, Bahamas, o las Bermudas. Habría terminales de cruceros, aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos.

Habría un verdadero megapuerto en el Mariel, a la vez trampolín de mercancías desde Sudamérica y Centroamérica hacia EE.UU y Canadá, y viceversa. Y La Habana podría ser, con mucho,  el principal centro financiero y bancario del área del Caribe, y uno de los más importantes del continente.

Pues bien, la crisis del castro-comunismo está en su etapa final y todo eso hasta aquí señalado será realidad en el postcastrismo. Ese presente rescatado, que no pudieron tener los cubanos, será el futuro en dos etapas: en la etapa de reconstrucción del país, y luego se multiplicará con creces. Nadie sabe cuántas veces más.