¿No sirven hoy la CTC y su jefe a la patronal dictatorial?

¿A quién sirven hoy la CTC y su secretario general castrista, Ulises Guilarte de Nacimiento? ¿No está la CTC vendida a las patronales y sirviendo arrastrada al dictador Raúl Castro?

Veámoslo de otra manera. Imaginemos que aquí en Estados Unidos todos los sindicatos estuviesen en manos del gobierno federal y que en vez de defender a los trabajadores representasen los intereses de las grandes corporaciones y de todas las patronales de la nación. ¿De qué sindicatos estaríamos hablando?

Todo esto viene a colación porque hace unos días la CTC puso en marcha una nueva farsa de “democracia” sindicalera. Por orden del régimen y patrón único, la CTC inició en cada centro de trabajo estatal un proceso de discusión del plan de 2022 para que los trabajadores sean protagonistas materiales e intelectuales de los procesos de producción y servicios”.

Así lo presentó en Santiago de Cuba Guilarte de Nacimiento. Dijo que será un ejercicio práctico para validar el papel movilizador de los sindicatos” para alcanzar el éxito en cada centro de trabajo.

Los sindicatos castristas ayudan a hambrear a los trabajadores

O sea, los trabajadores no están siendo convocados para examinar las deplorables condiciones de trabajo que tienen, ni los salarios miserables que les pagan. No hay que ser muy suspicaz, por tanto, para advertir el vergonzoso papel que juegan la CTC de hoy y sus dirigentes. Lejos de preocuparse por los trabajadores están subordinados a la propia patronal que los hambrea y explota con salarios tan bajos que no cubren ni el costo de la canasta básica familiar.

La CTC en vez de mejorar las condiciones de trabajo de sus afiliados las empeora por día con su sumisión a la patronal. Contribuye a hundir más a sus afiliados en la pobreza. Y peor aún, esta CTC “revolucionaria” va mucho más lejos que la mujalista. Esta compromete por escrito a los trabajadores a convertirse en esbirros callejeros cuando el dictador lo ordene.

Luego de que Fulgencio Batista huyó de Cuba y que el nuevo dictador Fidel Castro se instaló en el poder se inició la destitución de los líderes sindicales mujalistas a todos los niveles a lo largo y ancho de la isla.

La palabra mujalista —y el sustantivo mujalismo— tenían como origen a Eusebio Mujal, un corrupto catalán nacionalizado cubano, anticomunista y amigo de Batista que fue Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) desde 1947 hasta el 1 de enero de 1959, día en que por su estrecha vinculación con la dictadura batistiana se refugió en la embajada de Argentina y luego salió del país.

De Mujal dice hoy el sitio oficial castrista de Ecured: Líder sindical cubano, corrupto y vendido a los intereses de las patronales (…) sirvió fielmente a Fulgencio Batista hasta la huida de este”.

El “papel movilizador” significa obligarlos a ser esbirros

Ese es el significado verdadero de la frase “papel movilizador” mencionada por Guilarte de Nacimiento. Movilizar a los trabajadores para que actúen como represores políticos. Algo impensable en los tiempos de Batista y Mujal.

Pero así es. Desde abril de 2010 el Partido Comunista impuso a la CTC el “Plan contra alteraciones del orden y disturbios contrarrevolucionarios” (PAODC), mediante el cual se crearon los nuevos “Destacamentos de Respuesta Rápida” (DRR) en cada centro de trabajo, sin uniformes para la dictadura poder decir al mundo que son ciudadanos civiles indignados por las acciones de los “contrarrevolucionarios”.

Y con un serio agravante, porque cuando en los sindicatos en los años 90 se crearon las Brigadas de Respuesta Rápida (BRR) no se le exigió a los trabajadores firmar ningún documento. Eso les permitía “guillarse” y no salir a las calles a la hora de actuar. Pero con la CTC mangoneada por Raúl Castro se obligó a todos los trabajadores a firmar un documento en el que se comprometen por escrito a salir a las calles a dar golpes con palos y cabillas a sus conciudadanos pacíficos que hagan algo que no le guste al dictador.

Mediante el PAODC fue que el régimen entregó palos a trabajadores estatales para que salieran a golpear manifestantes pacíficos el 11 de julio de 2021 y en días posteriores.

Hitler, Mussolini, Stalin y Mao no obligaron a obreros a reprimir

Nunca en Occidente, que se sepa, se vio algo parecido. Las temibles camisas pardas de Hitler y las camisas negras de Mussolini eran voluntarias y vestían uniformes, no eran obreros obligados a hacerlo. Los regímenes fascistas no forzaban a los sindicatos a ser bandas criminales represivas. Tampoco lo hizo Stalin. Y Mao Tse Tung no obligó a los sindicatos chinos a convertirse en “guardias rojos” durante la “revolución cultural”. Eran jóvenes voluntarios fanáticos, y todos uniformados, además.

Sin duda la CTC de hoy es peor que la mujalista de 1958. Para que cumpla con su deber orgánico de representar a los trabajadores habrá que exigirles a los actuales dirigentes a todos los niveles que cumplan con ese deber, o elegir a otros. O mejor aún, crear nuevos sindicatos libres como ocurrió en la Polonia comunista en los años 80.

De lo contrario la CTC seguirá siendo una vergüenza nacional.