La dictadura de Raúl Castro volvió a faltar a su palabra y no entregó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en marzo, como había prometido, la documentación necesaria para la certificación, aprobación y homologación de las vacunas contra el Covid-19 que se producen en la isla.
Como ha ocurrido hasta ahora, el régimen no dio ninguna explicación de por qué incumplió. Ni en las redes sociales y sitios oficiales de los organismos estatales castristas se dijo si se ha fijado otra fecha para entregar los documentos requeridos.
Esta es la sexta vez que el gobierno de Cuba no cumple lo prometido y se burla de la OMS. Lo viene haciendo desde hace casi dos años. Anuncia una fecha y al final no entrega documento alguno.
La noticia de este último “plante” se supo por la propia OMS, que en su informe del 31 de marzo (2022) hizo constar que el EOI (siglas en inglés del procedimiento “expresión de interés para evaluación“) de Abdala sigue “bajo revisión” por parte del gobierno cubano, y que las otras vacunas cubanas, Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus, siguen esperando por “información, estrategias y cronograma de entrega“.
Cubanos aún no saben si la vacuna Abdala es realmente segura
Así los cubanos siguen sin saber si las vacunas producidas en la isla son realmente seguras y efectivas. Cuba sique sin disponer del protocolo internacional necesario que garantice eso científicamente.
Salvo en naciones sometidas por dictaduras, las vacunas que se aplican son las validadas por la OMS, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
En febrero pasado el monopolio estatal cubano BioCubaFarma informó que la documentación de la vacuna Abdala, la primera que pasaría el proceso de precalificación de la OMS, se entregaría en la primera quincena de marzo. Falso. Como es igualmente falso que esa institución está en “contacto permanente” con los organismos sanitarios internacionales.
¿Por qué el régimen no entrega la documentación necesaria?
La pregunta aquí es ¿por qué el régimen no entrega la documentación necesaria a la OMS? La respuesta exacta nadie la sabe debido al secretismo congénito castrista, pero atando cabos y por las grietas que siempre hay en el hermetismo patológico comunista se infieren tres posibles explicaciones:
- Los científicos y burócratas castristas saben que la vacuna Abdala, y menos aún las otras, no son tan seguras y efectivas como ellos afirman en su propaganda, y temen que no sean aprobadas.
- Se podría estar forzando una muy sofisticada manipulación científica y técnica para pasar gato por liebre a la OMS y eso es tarea harto difícil que lleva mucho tiempo, o no se atreven ya a presentar dicha manipulación.
- La mafia gubernamental quiere exportar las vacunas de todas formas y no quiere que un rechazo científico de la OMS eche a pique esas posibles ventas de vacunas.
Solo dictaduras cercanas al castrismo han comprado vacunas
Y esto último, exportarlas sin haber sido aprobadas debidamente, ya lo han hecho, aunque no en la escala que soñaban los millonarios de GAESA. Para ello La Habana utiliza como patrocinador a la mal llamada Internacional Progresista (IP) que reúne a organizaciones y figuras prominentes de la izquierda mundial, y que fue creada por el socialista Bernie Sanders, ex candidato presidencial demócrata de EEUU, y el no menos izquierdoso ex ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis.
La cúpula castrista se ha jactado además de que cuenta con financiación suficiente, incluida la del Banco Centroamericano de Integración Económica, para producir los 200 millones de dosis de sus vacunas y venderlas a todo el planeta. Así fue anunciado hace poco en una conferencia de prensa en el Ministerio de Salud Pública.
Para exportar las vacunas fue inaugurado en noviembre de 2021 el nuevo Complejo Industrial Biotecnológico (CIB) en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que produce vacunas y medicamentos contra el covid-19. Pero solo las dictaduras más cercanas al castrismo se han arriesgado a comprar esas vacunas cubanas: las de Venezuela, Nicaragua, Irán, Siria, San Vicente y Granadinas y Vietnam.
Ello revela que no importan las sucias maniobras izquierdistas, si la vacuna Abdala y las restantes producidas en el Mariel no son debidamente aprobadas por la OMS no se van a vender en grande a países normales.
Por afán de lucrar Raúl Castro causó la muerte de miles de cubanos
Además, si son aprobadas ya no se van a necesitar mucho que digamos. La pandemia pierde fuerza y las autoridades sanitarias del mundo comienzan a tratar al Covid-19 como una gripe estacional. Y casi el 60% de la población mundial ha sido vacunada. O sea, Abdala y las restantes vacunas del CIB ya no serán las grandes salvadoras de la humanidad que cacareaba la propaganda castrista.
Pero lo peor de todo es que el general Castro y sus apandillados en su afán de ganar millones de dólares para ellos con la exportación de vacunas anti-coronavirus se negaron a aceptar las vacunas ofrecidas por la OMS mediante el Programa COVAX, que las entregaba incluso gratuitamente a países pobres, como Cuba.
Así, mientras en América Latina se aplicaban las vacunas certificadas por la OMS en Cuba nadie era vacunado, pues ni siquiera estaba lista aún la vacuna Abdala. La consecuencia fue que murieron de Covid-19 miles de cubanos. Ese fue otro crimen de lesa humanidad que se agrega al abultado expediente delincuencial de la dinastía Castro.