Solo en agosto de 2022 llegaron ilegalmente 20,000 inmigrantes cubanos a EEUU, un promedio de 645 diarios, según fuentes federales. Vinieron en 31 días tantos cubanos como los que deben venir en todo un año, de acuerdo con el acuerdo entre Washington y La Habana para que emigren al país vecino con su pasaporte debidamente visado.

Además, en julio de 2022 la Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado informó que hasta junio había concedido ya 13,645 visas a solicitantes cubanos y que Washington cumplirá en 2022 el acuerdo de entregar 20,000 mil visas de inmigrantes cubanos en un año.

El mayor éxodo de cubanos en menos tiempo, otro logro castrista

Pues bien, en los últimos 11 meses además de esos 13,645 cubanos inmigrantes legales han venido para “el imperio” otros 197,870 cubanos ilegalmente, incluyendo 134 menores de edad no acompañados. En 330 días han emigrado 211,515 cubanos hacia EEUU, casi el 2% de la población total, para un promedio inaudito de 641 emigrantes diarios, o 27 cada 60 minutos.

Este es el mayor éxodo de cubanos en menos tiempo ocurrido en toda la historia de Cuba. Y debiera considerarse como un récord continental, pues Cuba es una isla y ningún ciudadano puede salir del país caminando, como hacen, por ejemplo, los venezolanos que huyen de la dictadura de Maduro, o quienes emigran ilegalmente desde México, Centroamérica y Sudamérica. Desde un territorio insular es menos factible y mucho más costoso y peligroso, emigrar ilegalmente.

De país de inmigrantes a uno del que todos se quieren ir

Este éxodo, cuasi de proporciones bíblicas, tiene graves consecuencias para Cuba. Pero antes de examinar sus efectos catastróficos cabe preguntar a los vividores de la cúpula castrista que hablan de la continuidad revolucionaria, a la izquierda internacional, y a quienes en Cuba todavía realizan mítines de repudio, por qué se va tanta gente dejando todo atrás de un país que antes del castrismo era un imán para atraer inmigrantes de todo el globo terráqueo.

Cuba ostenta un récord difícil de superar:  en proporción a la población total y su tamaño geográfico es el país que más inmigrantes recibió en la primera mitad del siglo XX en toda América. En 1902 había en la isla 1.6 millones de habitantes, y hasta 1930 llegaron a la isla 1.3 millones de inmigrantes de Europa, Medio Oriente, Asia, Latinoamérica, el Caribe, e incluso de Estados Unidos, que casi duplicaron la población total de 28 años antes. Y luego siguieron llegando. Por ejemplo, en diciembre de 1958 había en la Embajada de Cuba en Roma 12,000 solicitudes de italianos deseosos de emigrar a la Isla.

A EEUU llegaron casi 19 millones de inmigrantes entre 1890 y 1921, pero la población total del país en 1921 era de 107 millones de habitantes. Solo el 17.7% de los estadounidenses había nacido en otro país, según el American Community Survey 1850-1990. En el caso de Cuba, la población total en 1930 era de 3.9 millones, y alrededor de un 30% había nacido en el extranjero.

Negocio boyante para bandidos, funcionarios y tres dictaduras 

Lo indignante es que ahora es la dictadura la que descaradamente impulsa la emigración, por tres motivos: 1) quitarse de arriba presión política interna de gente protestando y posibles estallidos sociales; 2) alimentar menos bocas; y 3) aumentar el monto de dinero y paquetes que fluye de EEUU a la isla, y a la vez participar también en las ganancias del  negocio del traslado a EE.UU de cubanos por tierra.

Porque los emigrantes cubanos pagan miles de dólares para llegar a EEUU.

“Cuando llegas a Nicaragua (sin necesidad de visa) te están esperando y de ahí te llevan rumbo a Honduras. Cuesta como promedio unos $10,000 en total, porque no es solo el pasaje carísimo, sino que es dándole dinero a los coyotes por cada país que pasas y dándole dinero a los policías si te paran para que no te lleven preso y te deporten”, relató a BBC Mundo un cubano que llegó en febrero a Miami tras superar la ruta migratoria desde Nicaragua.

La sangría de fuerza de trabajo envejece y hambrea más a Cuba

“Yo vine con dinero prestado –añadió–, pero hay gente que ha vendido sus casas y todo lo que tienen adentro para poderse comprar el pasaje”.

Las consecuencias de esta sangría de cubanos son muchas y muy graves. Para empezar, según un análisis de Cuba Study Group el grueso de las personas que emigran tienen entre 20 y 40 años. Es decir, se está yendo del país la fuerza de trabajo activa a crear riquezas en la mayor potencia económica del mundo en vez de hacerlo en la hambreada Cuba.

Por otra parte, empeora drásticamente el envejecimiento de la población cubana. Ya el 23% de la población cubana tiene más de 60 años. Y con menos gente trabajando, el Estado tiene menos recursos para sostener a los jubilados, y en general para sufragar los gastos de salud pública, educación, seguridad social, o para mantener la imprescindible libreta de abastecimientos, etc.

Encima, esta erosión de capital humano hará más difícil y costosa la reconstrucción del devastado país en el postcastrismo. Este es, sin duda, uno de los peores crímenes de la dinastía Castro desde 1959.

Nunca como hoy resuena el eco de la frase martiana: Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”