La cúpula castrista miente escandalosamente con las cifras que ha publicado sobre la votación del pasado domingo 26 de marzo.
Y miente de varias formas a la vez. En primer lugar, es imposible que la abstención electoral haya sido de un 24.08%, si todos los observadores independientes, activistas, y simples ciudadanos como testigos aseguran que fue muy escasa la asistencia a los centros de votación.

En el colegio electoral de su cuadra no había votantes

Armando Sardiñas, exprisionero político del 11 de julio de 2021, residente en La Habana en un edificio en cuyos bajos había un centro de votación, y otro en la esquina de la cuadra, publicó en su cuenta Twitter:
“Pasé casi todo el día en el balcón, mirando la entrada y salida de personas (de los colegios electorales), y muy pocas personas, muy pocas, estoy hablando de menos de 100 personas, vi entrar a realizar la votación (…) en una salida que hice de la casa, en el Colegio Electoral que se encontraba en la esquina no había nadie y se encontraban las personas (del personal electoral) dormidas arriba de la mesa”.

Madre descubrió asombrada que su hija fallecida había votado

Y valga un ejemplo al azar. Una mujer, cuyo nombre no dijo, contó que se asombró y se indignó cuando al llegar a su centro de votación vio que el nombre de su hija fallecida hace cinco años aparecía en la lista de votantes como que ya había emitido su voto.
La falta de misiones internacionales de observación fue una de las mayores críticas de la oposición y distintas ONG, como Transparencia Electoral. “Los resultados emitidos por el Consejo Electoral Nacional (CEN) son incontrastables” y van en sentido contrario “de la tendencia abstencionista que el mismo CEN reflejaba” en comicios pasados, lamentó la organización en declaraciones a la agencia española EFE.
En tanto, las entidades Cuba Próxima, Observadores de Derechos Electorales, Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales y la Comisión Cubana de Defensa Electoral en un comunicado conjunto afirmaron que “las elecciones del 26 de marzo (…) han sido las más irregulares de su historia desde que estas se iniciaron en 1976 (…) en muchos colegios electorales se le negó la entrada a cualquier ciudadano, y muchos de ellos, también activistas, fueron detenidos”.

Funcionarios llevaban boletas a domicilio y obligaban a votar

El colmo es que los funcionarios de los colegios electorales llevaron personalmente las boletas a las casas y prácticamente obligaron a votar a muchos, ancianos, o no, que no habían ido a votar.
Primera conclusión: la cifra verdadera de abstención puede que haya rondado el 35%, o 40% del padrón básico de 8,120,072 electores inscritos en el país.
El dizque árbitro electoral nacional también dice que fueron anuladas el 3.5% de las boletas y que el 6.22% fueron dejadas en blanco. Falso. Y me remito al mismo ejemplo que ya conté, pues es muy elocuente. En las “elecciones” de 1992 mi esposa y yo anulamos las boletas, y varios amigos vecinos nos dijeron en privado que ellos también las habían anulado. Sin embargo, la jefa del Centro de Votación, una mujer que acaba de regresar de Moscú como funcionaria del régimen, aseguró sin sonrojarse: “¡No hubo ninguna boleta anulada!”
Si eso fue hace 31 años, cómo habrá sido ahora, luego del 11J y con el abrumador rechazo actual de los cubanos de a pie a la tiranía castrista. Segunda conclusión: el total de boletas anuladas probablemente pasó del 6% o 7%. Y las boletas dejadas en blanco posiblemente fueron el 10%, o más.
Si se pudieran saber las cifras verdaderas de la votación antes de ser falseadas y manipuladas por el Partido Comunista, muy probablemente a los centros de votación realmente asistieron tal vez poco más de cuatro millones de ciudadanos y no los 6,164,876 de votantes que “certifica” el Consejo Electoral Nacional (CEN).
Y las boletas fueron anuladas posiblemente por unos 366,000 votantes, y las dejaron en blanco posiblemente más de 700,000 personas.

En realidad cuatro millones de cubanos castigaron a la dictadura

Es decir, entre abstenciones, boletas en blanco o anuladas, la derrota política de la dictadura fue colosal, pues posiblemente el porcentaje de votos favorables esta vez no llegó al 50% de los 8.1 millones de cubanos con derecho al voto.  O lo que es lo mismo, más de la mitad de los electores cubanos de hecho votó en contra de la tiranía comunista.
Pero hay más. Si haciendo un esfuerzo y tragando saliva se pudiera dar por verdaderas las mentirosas cifras oficiales, advertimos que de todas formas en este último sainete electoral no votaron, anularon la boleta, o la dejaron en blanco, el 33.85% de los votantes.
Eso significa que la dictadura fue castigada en las urnas por 2.74 millones de votantes y ciudadanos con derecho al voto que se negaron a ejercerlo, pese a la coacción descarada del Partido Comunista y la fabulosa campaña propagandística desplegada durante varios meses.
Y si nos atenemos a la realidad y no a la ficción montada por le dictadura, vemos que más de cuatro millones de los cubanos con derecho al voto en la práctica dijeron ¡BASTA YA! a Raúl Castro, Díaz-Canel y a todos los vividores militares y civiles enquistados en el poder.