No, no es una “bola contrarrevolucionaria”, los esclavos cubanos en los siglos XVIII y XIX en Cuba se alimentaban mejor que los cubanos de hoy, con una dieta superior en valor nutritivo, y más abundante que la actual, corriendo ya la tercera década del siglo XXI.

Si eso se lo dicen a Raúl Castro, a su hija Mariela, o a la pareja “presidencial” de Miguel Díaz-Canel y Liz Cuesta, al rollizo Manuel Marrero, a Ramiro Valdés, o a un izquierdoso “amigo de Cuba”, lo calificará de mentira inventada por la “mafia de Miami”.

Pero así lo muestra la tozuda historia. Manuel Moreno Fraginals, uno de los historiadores cubanos más importantes del siglo XX, en su exhaustiva investigación-ensayo “El Ingenio” demostró que los esclavos en Cuba consumían per cápita diariamente media libra de carne de res, tasajo (carne vacuna ahumada y seca), o bacalao (pescado salado), así como 500 gramos diarios de harina de maíz, además de boniato, yuca, calabaza o fufú de plátano.

También el “Código Negro” español de 1824 recoge que los esclavos en la isla comían 7 onzas diarias de carne. Y en 1842 en el “Reglamento de Cuba” colonial de ese año se informó que los esclavos comían 8 onzas diaria de carne.

Además de carne o pescado, precisa Fraginals, comían chilindrón de chivo, y congrí (frijoles negros con arroz, que los españoles llamaban “moros y cristianos” por el contraste del color oscuro con el blanco), tostones de plátano (plátanos verdes fritos), funche (guiso de maíz), frituras, quimbombó, viandas con mojos (malangas, plátanos, ñame).

Aquella dieta les proporcionaba unos 70 gramos de proteína animal, 13 gramos de grasa y 382 calorías. A eso se añadían 15 gramos diarios de proteína de origen vegetal (harina de maíz, plátano, frutas y azúcar).

Es cierto que los esclavos tenían que ser bien alimentados porque realizaban trabajos muy duros. Pero hoy quienes igualmente trabajan durísimo en los campos de Cuba ni en sueño pueden comer media libra diaria de carne. Ni congrí durante todo un mes, ni bacalao, viandas abundantes con mojo, frituras, fufú de plátano, o tostones.

De la agricultura más próspera a la ruina agrícola de hoy

Hoy, la agricultura cubana, la más destacada de Latinoamérica en los años 50 según un informe de la FAO de 1957, es una de las más improductivas y atrasadas del mundo.

El estudio de Moreno Fraginals reveló que, en 1850, además de la carne y demás productos agrícolas y pecuarios producidos en la isla, entonces con un millón de habitantes, se importaban anualmente 8,000 toneladas de bacalao, 16,000 toneladas de tasajo, 700 toneladas de carne salada de vaca y puerco, 800 toneladas de jamón y 200 toneladas de tocino.

Eso arrojaba un per cápita nacional de 55.7 libras anuales solo de carne importada por habitante, o sea, 4.6 libras mensuales, a las que había que sumar las producidas nacionalmente.

Hoy para tener ese per cápita de media libra diaria de hace 174 años habría que producir nacionalmente 11 veces más carne e importar 200,000 toneladas de carne de res y de cerdo, cuyo precio internacional hoy oscila entre $3,800 y $5,000 dólares la tonelada.

Eso es impensable. ¿De dónde podría sacar el régimen castrista los $1,000 millones que necesitaría para esas importaciones? ¿Cómo producir 11 veces más carne con su ganadería ya diezmada, con 100,000 menos vacunos que hace 106 años, y tan flacos que muestran su costillar al aire?

Abuelos en 1958 comían 10 veces más carne que hoy sus nietos

¿Cuánta carne vacuna come hoy un cubano de a pie en la Isla? Nadie lo sabe, y mucho menos que en 1958 el consumo per cápita cubano de carne de res fue de 6,7 libras mensuales, el tercero más alto de Latinoamérica luego de Argentina y Uruguay.

O sea, cuando Cuba era “explotada por el imperialismo” los abuelos y los padres comían al menos diez veces más carne de vaca y tomaban muchísima más leche que hoy sus nietos e hijos en el socialismo.

¿Quién sabe hoy en la Isla que el consumo cubano de carne bovina  en 1958  fue el tercero más alto de Latinoamérica luego de Argentina y Uruguay? ¿Quién sabe que en 2023 el consumo latinoamericano promedio de carne de res fue de 11 libras mensuales per cápita (según la FAO), mientras el de Cuba todo indica que no llegó ni a una libra mensual?

Carencia de proteínas en la dieta agrava la desnutrición

La cosa es mucho más triste, porque hoy muchos cubanos no han podido ni probar la carne vacuna en muchos meses y hasta años. Hoy en la isla se come menos carne vacuna que en Etiopía (1.3 libras mensuales) o en Gambia (1.2 libras), dos de los países más pobres del mundo según la FAO.

Y ahí está el detalle. Los nutricionistas aseguran que un adulto debe ingerir diariamente 0.8 gramos por kilogramo de peso corporal. O sea, quien pesa 165 libras debe consumir entre 55 y 60 gramos de proteína diarios.

Los alimentos más ricos en proteínas son los de origen animal, y un solo bistec de res de media libra contiene 60 gramos de proteína, toda la que necesita un adulto diariamente, y el doble de los 36 gramos de un bistec de puerco de igual peso (y que incluye 40 gramos de grasa saturada), y un 30% más que los 42 gramos que proporciona media libra de pollo.

Conclusión ese es uno de los peores crímenes contra el pueblo cubano cometido por el totalitarismo comunista en Cuba, hoy a cargo del misántropo tirano Raúl “el Cruel”.