¿Cuántos peloteros de la Serie Nacional de Beisbol de Cuba (SNB) se han ido del país en los últimos años para jugar libremente y ganar el dinero que se merecen?

Con exactitud eso no lo sabe nadie. En enero de 2022 el periódico estatal castrista “Trabajadores” informó que 635 peloteros “huyeron” de la isla desde 2016, la mayor cifra dentro de un total de 862 de atletas de varias disciplinas que abandonaron Cuba en esos seis años.

Tampoco se sabe cuántos peloteros de la SNB se han ido en los 16 meses transcurridos desde entonces. Menos se conoce el total de peloteros cubanos emigrados desde que el lanzador René Arocha dio el tiro de arrancada en 1992.

Pero nada de esto sorprende a nadie. La estampida de peloteros cubanos es lo más natural del mundo. Lo que sí es noticia es que, hasta ahora con éxodo, carencias de todo tipo, y apagones, la crisis multisistémica del castrismo-comunismo no había dado aún jaque mate a la SNB, pero ahora el colapso parece estar a la vuelta de la esquina.

Estadio con 55,000 asientos y solo 70 personas viendo el juego

El periodista deportivo Aliet Arzola publicó el 11 de mayo en las redes sociales lo siguiente desde el Estadio Latinoamericano (del Cerro) de La Habana, mientras presenciaba un juego entre el equipo capitalino Industriales y el de la provincia Granma:

“A duras penas hay 100 personas (en el estadio) contando custodios, vendedores de maní, prensa, comisarios, peloteros inhabilitados para jugar hoy y policías”. Y lo ilustró con una foto del gran estadio habanero prácticamente vacío, tomada durante el partido.

Esa foto evidencia el desastre del deporte nacional cubano (desde el siglo XIX), fulminado por la “revolución”. En ninguna otra parte del mundo es posible ver algo semejante: un estadio con capacidad para 55,000 espectadores con solo unas 70 o 75 personas presenciando un partido del más fuerte beisbol de la nación.

Fidel sovietizó la pelota, la convirtió en esclava del Estado, y de él

La semilla de ese desastre la sembró Castro I cuando a principios de 1962 prohibió el beisbol profesional en Cuba, lo sovietizó (estatizó) y sentenció: “Este es el triunfo de la pelota libre, sobre la pelota esclava”.

Fue exactamente al revés, el dictador lo que hizo fue esclavizar la pelota cubana. Mató de un solo disparo a la popular e histórica Liga Cubana de Beisbol, fundada en 1878, y al formidable equipo “Cubans Sugar Kings” de la Liga Internacional (Triple A). Ese equipo cubano con nombre en inglés ya iba a formar parte de las Grandes Ligas de EE.UU. y a representar a Cuba en el mejor beisbol del mundo.

El tirano creó entonces una selección nacional profesional disfrazada de amateur, para arrasar en los eventos internacionales y presentarlos como un “logro de la revolución“, y de sí mismo. Y así la pelota devino, junto con la Salud Púbica y la Educación, uno de los pilares de la eficiente máquina de propaganda castrista a nivel planetario.

El gran fraude de equipos profesionales disfrazados de amateurs

Castro I se esmeró para que sus profesionales de Estado parecieran amateurs. A cada pelotero le asignan un centro de trabajo real, lo ponen en la nómina. No tiene que ir a su “empleo” y le pagan un salario como si fuera. Así aparece como un trabajador que en su tiempo libre juega béisbol, o disfruta de una licencia deportiva para jugar béisbol no profesional.

Sin restar mérito a la indiscutible calidad de muchos peloteros cubanos, los campeonatos y las medallas de oro internacionales obtenidos por Cuba a partir de 1962, incluyendo 25 Copas del Mundo, en realidad fueron un abuso. Cuba participaba con profesionales experimentados hasta con 12 y 15 campañas en el terreno, a competir con mozuelos amateurs no experimentados, en su mayoría estudiantes universitarios, a los cuales les ganaban con relativa facilidad.

Pero cuando se permitió el profesionalismo en las Olimpíadas y demás eventos internacionales comenzó a desinflarse el truco beisbolístico fidelista. Hoy el beisbol castrista hace el ridículo internacionalmente en eventos en los que incluso no gana ni un solo juego.

¿Tiene realmente el beisbol nacional castrista nivel de Triple A?

Y algo muy importante, en la isla los aficionados siempre han considerado que esa pelota inventada por Fidel tiene nivel de Triple A, es decir, la categoría más alta luego de las Grandes Ligas de EE.UU.

Eso tal vez pudo ser cierto en los primeros años de la SNB, pues la mayoría de los peloteros se habían formado en el beisbol profesional en Cuba, o en EE.UU . Pero ese alto nivel fue decreciendo. Y luego con el beisbol profesional en todos los eventos internacionales, desapareció. Todo indica que hoy el beisbol cubano probablemente es de categoría Doble A, con algunos peloteros de Triple A sin “pulir”. Y otros con talento natural para Grandes Ligas, aunque ya no tantos.

Ciertamente en la SNB ha habido peloteros que con toda probabilidad habrían podido brillar en la Liga Internacional (Triple A) y en las Grandes Ligas de EE.UU. Recordemos a Omar Linares, Antonio Muñoz, Marquetti, Capiró, Kindelán, Changa, Urquiola, Anglada, Luis Girardo Casanova, Vinent, Alarcón, German Mesa, Felix Isasi, Urbano González, Antonio Pacheco, Cheíto Rodríguez, Lourdes Gourriel (padre), Víctor Mesa, Rogelio García, Juan Castro, y otros.

Pero no todos en la isla han tenido ese gran talento.Tampoco la SNB tenía realmente nivel de Triple A, sino alguno que otro equipo. Porque los bateadores no se enfrentan a lanzadores de 95-100 millas y curvas de espanto, y a su vez los lanzadores no se enfrentan a bateadores con la fuerza temible y el entrenamiento intenso y moderno de hoy en Triple A y en GL.

El beisbol no puede esquivar crisis nacional que acogota al país

Estos detalles beisbolísticos no van al fondo del problema, que es político. Si el régimen castrista pudo sobrevivir y engañar a medio mundo arrasando con equipos universitarios y figurando como el mejor equipo amateur de beisbol del mundo, fue porque Cuba era financiada por la Unión Soviética, y luego por la Venezuela chavista. Eso se acabó. Ya Caracas no envía miles de millones de dólares a Cuba, y apenas entrega la mitad, o menos del petróleo que le estuvo regalando durante 16 años.

La economía castrista con su parasitismo genético se ha hundido a niveles de hambre, y pobreza extrema que compiten con los del Africa Subsahariana. Tiene hoy el nivel que debió tener de no haber sido mantenida a flote por Moscú y Caracas.

Y ya no hablamos de una crisis económica, sino de una multisistémica que asfixia a la nación. El beisbol no tiene cómo escapar de eso. No vale la pena hacer un bosquejo de las calamidades cotidianas que impiden que la SNB marche normalmente.

Peloteros de la isla quieren ser libres y ganar millones de dólares

Los peloteros no soportan su vida miserable y quieren jugar béisbol siendo dueños de ellos mismos, no esclavos. Y ser millonarios como sus compatriotas.

En la actual temporada de 2023 en las Grandes Ligas están jugando 29 cubanos. Los salarios de ellos sumados superan este año a todas las exportaciones de tabaco de Cuba. Son encabezados por José Abreu, con $19.5 millones de dólares este año; Yasmani Grandal ($18.2); Yoan Moncada ($17.8); Rafael Iglesias ($16.0) y Jorge Soler ($15.0 millones).

Conclusión:  el régimen de Raúl “El Cruel” no tiene cómo impedir el éxodo de peloteros, ni podrá mantener en pie por mucho más tiempo a la Serie Nacional de Beisbol si la pelota no es liberada de su condición de esclava estatal.