La única enseñanza que socialmente deja para la historia la “revolución cubana” es una dramática paradoja: la pobreza extrema y el hambre en un país no las genera el capitalismo, sino la falta de capitalismo.
Desde que el dueto Castro-Guevara implantó a la fuerza el sistema comunista en Cuba en los medios estatales y en los discursos de quienes usurpan el poder siempre se ha insistido en que el hambre que pasan millones de personas pobres y desvalidas en Africa Subsahariana, y Asia Meridional es consecuencia de “del saqueo y la explotación imperialista” y es resultado del injusto y abusivo sistema de libre empresa capitalista.
En revistas y periódicos, la TV, o documentales cinematográficos, es habitual en Cuba ver fotos o imágenes de niños esqueléticos a punto de morir de inanición en los brazos de su igualmente famélica madre, lo mismo en Etiopía, Sudán del Sur, Burkina Faso, Somalia, o Chad, que en Afganistán o Yemen, y en otros países golpeados por el hambre cotidiana.
En esos países hay hambre por falta de capitalismo, es al revés
Falso. Es esa una de las trampas ideológicas más “diversionistas” (para emplear un término marxista) muy bien sembradas por el régimen castrista. Si en esos países mencionados al azar anteriormente y por lo menos otras 25 naciones más, millones de personas se acuestan habiendo comido muy poquito y una sola vez, o sin haber comido nada en todo el día, es por la falta, o aguda escasez de capitalismo.
Esos países son tan pobres y atrasados a causa de la poca de inversión de capital y tecnología. No es al revés, como insiste en hacer creer a los cubanos tramposamente hace creer la abrumadora propaganda que disemina cotidianamente, y que riega la izquierda militante anticapitalista a nivel mundial, particularmente en los medios, las universidades y el quehacer político de cada nación.
Para percatarse de esa paradoja tan elemental no hay que ir muy lejos, solo hay que fijarse en el trágico y triste ejemplo de Cuba. Cuando en la isla imperaba la economía normal y natural de libre mercado capitalista los cubanos tenían uno de los tres más altos niveles de vida de Latinoamérica (junto con Argentina y Uruguay).
Sin embargo, desde que un par de ambiciosos y criminales hermanos junto con un misántropo argentino asaltaron a tiros el poder, desmantelaron el capitalismo e implantaron el comunismo, ese pueblo en muy poco tiempo devino el más pobre, atrasado y hambriento de Occidente, si se excluye a Haití.
Y lo es ya en tal grado que el hambre en Cuba empieza a emular con el de algunos países paupérrimos anteriormente mencionados. Actualmente hay miles de cubanos que a veces se acuestan sin haber comido nada en todo el día.
El 47% de cubanos encuestados no comió nada durante un día
Así lo revela crudamente una encuesta de la entidad Cubadata realizada entre el 15 y el 31 de julio de 2023 con la participación de 1,101 personas de toda la isla, y dada a conocer hace unos días: “
“Casi la mitad de los entrevistados (47.2%) dejó de comer alguna vez durante todo un día porque los alimentos no alcanzaban (…) conseguir alimentos a precios asequibles es una odisea para la mayoría de los cubanos debido a la escasez y los altos precios.”
Agrega ese sondeo que al menos un tercio de los entrevistados (el 32.4%) tuvo que “reducir el tamaño de las porciones de comida”, y una quinta parte de los entrevistados, el 19%, se saltó comidas enteras. El 90.5% de los encuestados tuvo muchas dificultades para conseguir alimentos. El 34.2% dijo que pudo comer, aunque mal y poco, gracias a la ayuda de familiares o amigos en el extranjero para obtener alimentos.
El informe de Cubadata destaca: “Ingresos familiares agotados, alimentos de la dieta diaria con precios disparados, falta de productos sólo accesibles en divisas o en la oferta de las Mipymes y el mercado negro. El 83 % de los cubanos encuestados dijo que es difícil encontrar alimentos básicos a precios asequibles, y también el 83% criticó las medidas aplicadas por el gobierno para hacer frente a la escasez de alimentos.”
Casi todos los encuestados se quejaron amargamente del exorbitante precio de los alimentos básicos, específicamente del arroz, la carne de cerdo, pollo, pescado, huevos, aceite, azúcar, y la leche.
Cubanos ya se suman a los hambrientos de Africa Subsahariana
La gravedad de esta encuesta, como siempre ignorada, o silenciada a propósito por los medios de todas partes del mundo, es que ya hay cubanos en la isla que emulan con pueblos de Africa y Asia en materia de hambre y fatal desnutrición
Según la FAO, en 2023 el 10% de la población mundial se acuesta con hambre cada noche, hay 46 millones personas hambrientas más que en 2022. Y tristemente hay no pocos cubanos entre esos 46 millones de hambrientos a nivel global.
Obviamente el hambre debilita fatalmente a quien lo padece. Y hay algo en esto muy importante, pasar hambre no es solo no comer nada y morir de inanición, o debilitarse físicamente a un grado extremo. Es también estar desnutrido porque se ingiere diariamente menos de la cuarta parte de las proteínas, un quinto de las grasas, y un tercio de las calorías que requiere un ser humano para estar aceptablemente (no óptimamente) nutrido. Y es eso exactamente, con esos porcentajes, lo que está ocurriendo en Cuba.
Y pensar que antes de la “revolución” Cuba era felicitada por la FAO por su producción agrícola y pecuaria, y por ser el país mayor exportador de alimentos de América Latina en proporción al tamaño de su población.