Una de las peores consecuencias del tope de precios y la retirada de exención y reducción de impuestos, y otros estímulos que les habían otorgado, es que las mipymes han disminuido drásticamente o suprimido del todo la importación de pollo y otros alimentos básicos, al tiempo de que gastan millones de dólares en la importación de “carros americanos” para uso particular, o comercial.

Veamos primero lo de la comida y luego los automóviles. Con la guerra declarada por el régimen comunista al sector privado y la reducción a la fuerza de los precios desde el 8 de julio (2024) en violación flagrante de las leyes económicas, los comerciantes privados no obtienen una ganancia razonable, o pierden dinero.

No hay en Cuba mercados mayoristas y están obligados a compran insumos y mercancías a altos precios minoristas, o en el mercado negro, y son obligados a importar vía GAESA, que disfruta del férreo monopolio del comercio de Cuba con el mundo.

A los empresarios privados el régimen no les permite comerciar directamente con compañías extranjeras. Son las empresas de comercio exterior de GAESA quienes contactan con los proveedores en otros países, firman los contratos de compra, que pagan las mipymes, y para colmo tienen que pagarle a esa corporación militar una jugosa comisión por sus “servicios” (que jamás solicitaron).

Se reduce peligrosamente la fuente proteica animal en la dieta       

Lo grave aquí es que, a falta de carne de cerdo, de res, y de pescado, el “pollo americano” importado por las mipymes devino la única fuente regular de proteína animal de los cubanos de a pie. Y hasta eso ahora está también en proceso de extinción.

Antes del tope de precios, en el primer semestre de 2024, Cuba compró en EE.UU. 127,000 toneladas de pollo, equivalentes a unos 5,000 contenedores, un notable descenso con respecto a las 139,000 toneladas y 5,560 contenedores en igual período de 2023. Y obviamente en el segundo semestre los contenedores con pollo serán muchos menos.

“No vamos a comprar más pollo hasta que arreglen esa locura”

De manera que con ese arbitrario tope de precios de venta al margen del mercado y los costos de producción u operación, y con una tasa de ganancia demasiado baja, o con pérdidas, se están reduciendo las importaciones de pollo y demás alimentos que el sector privado realiza.

Un socio de una mipyme en Holguín, llamado Yendry, recientemente explicó el problema: “Hemos tenido que reinventarnos para no tener pérdidas, como alquilar camiones y llevar el pollo por los municipios nosotros mismos; evidentemente no vamos a comprar más pollo hasta que arreglen esa locura”. Muchos otros empresarios privados de todo el país dicen lo mismo.

Importan “carros” y no alimentos que los llevan a la quiebra

Pero hay otro efecto fatal derivado de esta irracional embestida de la dictadura contra la propiedad privada. De EE.UU (el país “bloqueador”) están llegando a puertos cubanos barcos con muchos automóviles estadounidenses, mientras otros barcos con alimentos, fundamentalmente pollo congelado, tienen que fondear durante días frente a puertos de la isla a la espera de que el régimen pague la carga y poder descargarla.

Y es que el régimen no tiene “cash’ suficiente para pagar esas cargas de productos alimenticios, y los empresarios privados no quieren seguir comprando pollo y otros alimentos para venderlos a precios que no dan ganancia y los pueden llevar a la quiebra. Pero sí están gastando dinero en la importación de “carros americanos”, pues la inmensa mayoría de los importadores son empresarios privados. Ah, y son autos ya usados, con miles de millas recorridas, aunque todos en buen estado técnico

En el primer semestre de 2024 las importaciones cubanas de vehículos privados desde EEUU alcanzaron más de 36 millones de dólares, según el US-Cuba Trade and Economic Council.  Esa cifra más que triplicó los 10 millones de dólares de todo el año 2023, cuando fueron autorizadas las compras de vehículos usados, bajo una licencia del Departamento del Tesoro. Se estima que al finalizar 2024 la cifra de autos recibidos de EE.UU supere los 50 millones de dólares.

Por cada auto importado GAESA ingresa al menos $24,000

Ah, y solo se pueden importar vehículos de las marcas Mercedes Benz, Tesla, BMW, Land Rover, Cadillac, Nissan, Toyota, Ford y Chevrolet. Son comprados por empresas de GAESA a EEUU y vendidos en Cuba a un precio promedio de unos $20,000 cada uno, pero al cliente cubano le cobran en total hasta $56,000 dólares por cada automóvil.

Porque por encima del precio de venta le cobran $10,000 por “logística y documentación”, otros $8,000 dólares por el pago del flete del barco que llevó el vehículo a Cuba, $6,000 dólares más en impuestos. Eso, sumado a los $20,000 del precio de venta estadounidense, se monta en $44,000 dólares, si la marca no es muy buena y cerca de $60,000 dólares si es una marca más cara.

O sea, lo menos que se embolsa la dictadura en cada “carro yanqui” vendido en la isla son $24,000, que en no poca medida va a engrosar las cuentas bancarias de los mafiosos que usurpan el poder.

Recientemente el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, anunció que los precios de venta en Cuba serán reducidos, puews el margen de ganancia de GAESA será bajada de 30% a 20%. Pero eso está todavía por ver.

Conclusión, el resultado final es menos pollo para servir en la mesa cubana, y más automóviles para uso privado o del Estado, que ni se comen, ni van a solucionar ninguno de los desesperantes problemas que golpean a los cubanos de a pie.

Una vez más ¡Gracias, Raúl!