José Martí lo definió con una frase: “Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”. Y sí que sobran, pues con la emigración un país pierde su capital más valioso, el humano.
Además de catástrofes naturales, guerras, epidemias, y la aspiración de personas de irse a otros países a buscar las oportunidades de prosperar hay otra causa para emigrar, la peor de todas: razones políticas.
Es lo que ocurre en Cuba desde 1959. Pero la propaganda castrista ha logrado que la mayoría de quienes han emigrado en los últimos 40 años afirmen, y lo crean, que se han ido por razones económicas, al igual que emigran millones de otros países del Tercer Mundo. Falso. Cuba es hoy muy pobre, pero ¿de quién es la culpa de que sea tan pobre una nación que estaba antes del comunismo entre las que más alto nivel de vida tenía en Latinoamérica?
Serían económicos los motivos si Cuba fuese un país subdesarrollado con economía de mercado, desde donde muchos emigran por falta de oportunidades. No, en la isla no hay libre empresa. El Estado es el dueño de todo y, por tanto, es el responsable directo del desastre económico y la falta de oportunidades.
Se pierde capital humano y “know how”
De no haber comunismo en Cuba no habrían emigrado más de dos millones de cubanos, incluyendo muchos de los más educados, y con el “know how” necesario para hacer avanzar al país.
De Cuba se ha marchado casi la quinta parte de su población. Hoy los cubanos que emigran son jóvenes en edad laboral que conforman la población económicamente activa (PEA), que es la palanca que mueve al mundo.
Sin el castrismo Cuba tendría hoy 17 ó 18 millones de habitantes. Chile tenía en 1958 aproximadamente la misma población que Cuba y hoy tiene 19 millones de habitantes. Sin los Castro, la PEA de Cuba tendría tres o cuatro millones más de personas, produciendo y consumiendo. El Producto Interno Bruto sería 7 u 8 veces superior y el nivel de desarrollo económico de Cuba estaría en la escala más alta de Latinoamérica, como lo estaba en 1958.
Cuba siempre fue un país de inmigrantes
La mejor prueba de que las causas para irse de Cuba son políticas es que antes de implantarse el comunismo la isla era un imán para atraer inmigrantes de todo el mundo. Al inaugurarse la república en 1902 la población era de 1.6 millones de habitantes, y hasta 1930 llegaron 1.3 millones de inmigrantes, según el antiguo Ministerio de Hacienda.
En solo 28 años llegaron y se asentaron en Cuba 774,123 españoles, 190,046 haitianos y 120,046 jamaicanos (estos dos últimos grupos mayormente para trabajar en las plantaciones de caña). También se instalaron como inmigrantes 34,462 estadounidenses, 19,769 ingleses, 13,930 puertorriqueños, 12,926 chinos, 10,428 italianos, 10,305 sirios, 8,895 polacos, 6,632 turcos, 6,222 franceses, 4,850 rusos, 3,726 alemanes y 3,569 griegos. Todos para sumarse al auge económico de la isla.
Y siguieron llegando después más inmigrantes también libaneses, palestinos, judíos, rumanos, húngaros, filipinos y mexicanos (de Yucatán). En 1958 había en la embajada de Cuba en Roma 12,000 solicitudes de italianos deseosos de emigrar a la isla.
Prosperidad, y La Habana deslumbrante
De Cuba no había por qué emigrar. Fluían las inversiones de capitales extranjeros y nacionales. Había un evidente avance socioeconómico. La Habana era una de las ciudades más bellas y atractivas del mundo. Las más exclusivas casas de modas tenían sedes en la capital cubana, como Christian Dior, que tenía dentro de El Encanto su única filial fuera de París y New York. A La Habana iban a vestirse desde Ava Gardner, Sarita Montiel y María Félix, hasta Marlon Brando, Errol Flynn, Frank Sinatra, Tongolele, Nat King Cole, Tyrone Power y hasta el “Tarzán” Johny Weismuller. Y Albert Einstein cuando recibió el Premio Nobel escogió La Habana para ir vacacionar con su esposa.
Fidel Castro vociferaba: “que se vayan, no los necesitamos” a quienes decidían emigrar por motivos políticos, a quienes turbas enviadas por el Partido Comunista les lanzaban huevos y piedras, y que irónicamente hoy son los que sostienen la economía cubana con sus remesas, paquetes y viajes a la isla.
Y si la pandemia de coronavirus agravara dramáticamente la crisis crónica económica en Cuba y miles de cubanos decidieran emigrar igualmente habrá sido la dictadura la responsable, por haber empobrecido el país en tal grado que le fue imposible soportar económicamente la pandemia.
Para las primeras oleadas de emigrantes luego de la instalación del comunismo, hasta el Mariel en 1980, estaba claro que se marchaban por razones políticas, y se iban tristes porque llevaban consigo la nostalgia de haber vivido en un país que avanzaba. Sin embargo, quienes se han marchado después mayormente se van felices, pues sólo cargan malos recuerdos de un país muy empobrecido al que quieren olvidar. Y son más proclives a creer, erróneamente, que se van por causas económicas.
Foto: Andrew Smith