Para participar en este concurso he seleccionado las 2 demandas que considero que sean las más importantes para garantizar la alimentación del pueblo.

Libertad para la producción y distribución de nuestros productos. Lo primero que necesitan los campesinos es tener garantizado este derecho. Pues de ese modo tendrán la libertad de producir alimentos de forma independiente sin restricciones de las cooperativas, las CCS y las diferentes formas de dependencia del gobierno a las que están obligados a obedecer en los tipos de sembradíos y a rendir cuentas de sus labores en la tierra. Así como están también obligados a venderles a esas entidades por precios muy bajos que no recompensan en lo más mínimo, ni la primera parte de los esfuerzos de los campesinos. Todo eso sin contar que no pueden sembrar lo que quieran, sino solo lo que les aprueben los directivos de buró de la cooperativa a la que pertenecen, que poco tienen en cuenta la miseria y el hambre que está pasando el pueblo, ya que tienen garantizados sus alimentos del campo con diferentes presiones que les tienen impuestas bajo disfrazadas amenazas a los campesinos subordinados. A esto se le debe agregar que la mayoría de los campesinos, de los pocos que pueden sembrar comida, se han visto en la lamentable situación de perder algunos de sus cultivos porque la entidad que lo atiende no cumple con el tiempo de recogida de la cosecha y por eso los campesinos pierden siembras enteras, sin recibir remuneración, sin que les sea valorado los meses de arduo trabajo que pasan para que les prospere una cosecha.

Si cada persona que posee una vega pudiera contar con la libertad de producción y distribución de los productos que cosecha, como lo exige esta demanda, la población cubana no estuviera pasando por la crisis de escasez de alimentos que padecemos desde hace varios meses, y me atrevo a decir desde hace años porque el pueblo de Cuba nunca ha tenido un buen sistema alimenticio desde que tengo uso de razón. Desde hace meses se ha intensificado aún más precisamente por las limitaciones de los campesinos a sembrar en sus tierras diferentes cultivos, en otras palabras, no contar con la libertad de producción de diferentes alimentos y de su distribución de forma libre.

Mi padre atiende un plan lechero y por eso posee una vega destinada al pasto de las pocas vacas que tiene. No le dejan tener más vacas de las que le norman por la cooperativa, cuando nacen nuevos terneros los tiene que vender al gobierno a precios que ellos mismos imponen, ni siquiera lo dejan reproducir y aumentar las crías. Además está obligado a venderle la leche al Estado, solo separa uno o dos litros para el consumo de la casa. En la vega, solo tiene autorización para sembrar yuca o boniato en una muy pequeña porción de la tierra. Un año siembra yuca y el otro boniato; esos dos únicos alimentos los tiene que separar en dos partes cuando los cosecha, una parte para las vacas y la otra para “venderla” a precios de centavos a la cooperativa, en total puede sumar unos 6 o 7 quintales que son llevados para las placitas. Eso no alcanza ni para un 2 % de la población.

MANTIENEN AL CAMPESINO BAJO AMENAZAS Y LEYES ABSURDAS

Mi padre es uno de los pocos, dijera yo, “beneficiados”; porque la mayoría de los campesinos están obligados a sembrar tabaco cuando lo que más necesita la población es que se le garanticen alimentos. De vez en cuando viene alguna persona a pedirle que le resuelva algún litro de leche, sobre todo quienes tienen enfermos en su casa. Mi padre trata de ayudar, pero con mucho cuidado, literalmente escondiéndose, porque si lo sorprenden corre el riesgo de que le quiten la tierra y los animales. Es un abuso que mantengan al campesino así bajo amenazas y leyes absurdas. Esas personas que vienen en busca de leche, es porque tienen problemas y encima de eso el gobierno no la vende por la libre, además tampoco nos deja desarrollarnos para facilitarles estos alimentos a la población.

Si mi padre tuviera la libertad de producir libremente en sus tierras y contara con la libertad de distribución por su propia cuenta, de seguro que sembraba más alimentos, no solo yuca o boniato. Además, incrementara la reproducción de sus reses como tanto él desea. Tendría más vacas que producirían mucha más leche. Podríamos dedicarnos a la producción de leche fresca y a la elaboración de quesos, yogurt y mantequilla, en eso podríamos concentrar nuestro negocio familiar y los podíamos distribuir nosotros mismos de forma directa a las personas a precios módicos. Nos beneficiaríamos económicamente al mismo tiempo que le lleváramos estos alimentos a la puerta de la casa de quienes lo desearan y saldrían ellos beneficiados también. Que mi padre pueda incluso ser dueño de sus reses y que nos podamos alimentar de ellos sin que intervenga el gobierno, sin que lo metan preso por comernos uno de sus propios animales cuando deseemos. Esos son derechos que necesita el pueblo de Cuba y sobre todo los campesinos, tanto para alimentación propia como para aumentar las producciones de alimentos para las demás familias.

Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes. Si contáramos también con este derecho, nuestras familias no estuvieran pasando hambre y la malnutrición de la que somos víctimas, basada sobre todo en la falta de estas libertades. Contando los cubanos con la libertad de importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, la alimentación será una de las cosas que estarán garantizadas como lo muestro en la siguiente imagen de un refrigerador en Cuba y un refrigerador en otro país de sistemas libres para la producción y distribución de alimentos, donde se respetan también las condiciones de derecho a importación y exportación, donde se puede aprovechar los alimentos de producción nacional como de otros países.

Todo el mal que sufre la población cubana respecto a la situación alimenticia puede ser solucionado tan solo con aprobar esas leyes y liberar a los campesinos. En el caso de mi padre pudiéramos importar alguna raza de res alta productora de leche o de carne y tener en ese renglón nuestro propio negocio, al igual que otros campesinos, tanto para abastecimiento familiar y de la comunidad como para disponer ciertas cantidades de producciones destinadas a importaciones en un futuro. Las riquezas que esto nos genere, nos podrá servir para incrementar en producciones y calidad, así habrá sin dudas más alimentos disponibles para la población.

 


Idisbeidi Silva Cepero, hija de campesino de Pinar de Río.  Trabajo ganador del concursoSin Campo no hay País