La contundente resolución del Parlamento Europeo (PE) de condena a la tiranía castrista realizada el pasado 10 de junio es el mayor golpe político, diplomático, moral y de importantes consecuencias que ha sufrido ese régimen desde que en 1962 fue excluido de la OEA.
Lo asesta el ente legislativo más grande y poderoso del mundo. El PE (también llamado Eurocámara) fue creado en 1952 y hoy lo integran 705 diputados de 27 países que representan a 447 millones de habitantes. Es considerado la “primera institución” de la Unión Europea.
La dictadura confiaba en que socialistas evitarían la condena
Una semana antes, el 4 de junio, el régimen castrista había pedido al PE sacar de la agenda el punto sobre los derechos humanos en la isla, porque era una “maniobra” para “quebrar” las relaciones entre La Habana y Bruselas.
Pero el batacazo se produjo y sorprendió a la cúpula castrista. Estaba esperanzada en que sus cómplices comunistas y socialistas lograrían sacar el asunto cubano de la agenda, o al menos suavizarlo.
Dadas las implicaciones sumamente negativas, la dictadura se movilizó y al día siguiente, 11 de junio, anunció que a partir del 21 de junio los bancos en la isla no aceptarían más depósitos en dólares en efectivo. La incoherencia de la presidente del Banco Central de Cuba (BCC), Marta Wilson, al hacer el anuncio por la TV evidenció que fue algo hecho antes de tiempo, sin tener listos todos los detalles.
Maniobra diversionista para desviar la atención
Fue una maniobra diversionista, una cortina de humo para al menos dentro de Cuba desviar la atención hacia los dólares y alejarla del PE.
Claro, de todas formas, quedó claro que el principal objetivo del BCC, o más inmediato, fue captar los dólares en manos de la población que no habían sido depositados para recibir los vales (tarjetas magnéticas) para comprar en las “shopping). Y en esa materia Raúl Castro es experto. En el latifundio de su padre, en Birán, a los trabajadores agrícolas les pagaban no con dinero en efectivo sino con vales (papelitos) que solo servían para comprar en la tienda del propio viejo Castro que administraba muy bien su hijo Raulito.
De las ronchas levantadas en la cúpula dictatorial por el PE es fiel exponente la frase de “espuria e injerencista resolución”. con la que 24 horas después calificó la resolución
El texto denuncia “la existencia de presos políticos, la persecución política persistente y permanente, los actos de acoso y las detenciones arbitrarias de disidentes”, e “insta a las autoridades cubanas a que liberen inmediatamente” a personas detenidas relacionadas con el grupo opositor Movimiento San Isidro.
Califica de esclavitud la explotación de médicos en otros países
Y martilla en un reglón muy sensible. Denuncia “las violaciones sistémicas de los derechos humanos y laborales cometidas por el Estado cubano contra su personal sanitario enviado a prestar servicios en el extranjero en misiones médicas”. Destaca que eso es “trata de personas y esclavitud moderna”, debido a las jornadas de más de 12 horas, y que de sus salarios solo reciben entre el 5% y el 25%, pues todo lo demás va al gobierno cubano.
Igualmente el PE “lamenta que, a pesar de la entrada en vigor del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) hace casi cuatro años, la situación en materia de derechos humanos y democracia no haya mejorado”.
Por cierto, el ADPC fue diseñado por los socialistas españoles y de otros países en complicidad con la comunista italiana Federica Mogherini, jefa de la diplomacia de la Unión Europea (ella sostiene que en Cuba “hay una democracia de un solo partido”), que en 2016 puso fin a la Posición Común de 1996, que exigía el pleno respeto a los derechos humanos antes de dar un centavo a la isla.
Resta fuerza a presión sobre Joe Biden para acercarse a Cuba
Nuevamente el socialista español Josep Borrell, actual jefe e la diplomacia europea, defendió el ADPC, pero varios diputados insistieron en que debe suspenderse, pues le da espaldarazo político y dinero a una tiranía.
También la resolución del PE le resta oxígeno al lobby que en Washington presiona para que Joe Biden levante las sanciones y le lance un salvavidas económico a la dictadura.
Hay un detalle a precisar. Este tipo de resolución es parlamentaria y no impide que gobiernos de la UE, como el socialista de España, por ejemplo, y otros, sigan apoyando a la tiranía cubana, porque es de izquierda, no importa los atropellos que cometa. Y tampoco impide legalmente que el procastrista Borrell continúe protegiendo a sus amigos de La Habana.
Sin embargo, luego de esta denuncia global de la Eurocámara se hace más difícil e incómodo, al menos por un tiempo, que algunos gobiernos como el de Madrid continúen con el mismo discurso tan amistoso y cómplice de la satrapía caribeña. Y es más difícil para la burocracia diplomática de la UE seguir siendo tan bochornosamente complaciente con la dictadura. Ahora sentirá más presión para exigir que Cuba cumpla con los compromisos establecidos en el ADPC, y decirle al general Castro: o mejoran en derechos humanos, o no hay más plata.
En fin, el escenario político internacional, incluso dentro de la ONU, ahora es menos favorable para el castrismo, algo que los cubanos agradecemos a los 386 eurodiputados que votaron a favor de esta tan oportuna resolución.