¿Qué país de todo Occidente, excluyendo a Haití, tiene el mayor porcentaje de su población malnutrida y con más ciudadanos sufriendo de “inseguridad alimentaria”, como llama la ONU al hambre crónica o aguda prácticamente pasando hambre literalmente?
Nadie tiene el dato preciso para demostrarlo, y que la ONU ni ninguna otra entidad global así lo reconozca, pero a no dudarlo la respuesta es Cuba.
Lo triste es que estamos hablando de un país que antes de la “revolución” era uno de los que más alto nivel de vida tenía en América Latina (junto a Argentina y Uruguay) y con un ingreso per cápita que duplicaba el de España, y superaba al de otras naciones de Europa.
Un estudio realizado por varias agencias especializadas de la ONU, titulado “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2021”, revela que el 41% de la población total del subcontinente sufre “inseguridad alimentaria”, cifra que incluye a un 9.1% de personas padeciéndola en forma grave, que son las que no disponen de alimentos suficientes, o han pasado un día o más sin comer.
Informe de ONU sobre malnutrición y hambre no incluye a Cuba
Pero como era de esperar, el informe, en el que participa la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una entidad muy influenciada (penetrada) por el castrismo, no incluye a Cuba. Se pasa con ficha. En el estudio participaron también la Organización Mundial de la Salud (OMS), la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y otras entidades especializadas de la ONU.
Ocurre que muchos de los autores del estudio están escorados a babor (a la izquierda) y consideran que con la “libreta” el Estado castrista se ocupa de alimentar a los cubanos, algo que ya ni la propia propaganda del régimen se atreve a afirmar.
No hay justificación para ese silencio sobre Cuba. Y si la razón fuese que los funcionarios de la ONU no son autorizados a ir a la isla a investigar sobre el terreno, o no reciben informes oficiales al respecto, entonces que no acepten ni un solo informe más con las estadísticas falseadas o inventadas por La Habana, y divulgándolas con elogios a nivel mundial, cosa que hacen todo el tiempo la FAO, la CEPAL y otros organismos internacionales.
Deben aceptar ya que la “libreta” no mata el hambre en Cuba
Es hora de que funcionarios de la ONU dejen a un lado su nostalgia ideológica y “revolucionaria” y acepten que las cuotas de lo que “dan” en la bodega a precios subsidiados por la cartilla de racionamiento, apenas alcanzan para mal alimentarse durante 7 u 10 días, a lo sumo. Y que para sobrevivir el resto del mes hay que adquirir los alimentos en moneda extranjera, o en moneda cubana a precios cósmicos, inalcanzables para la inmensa mayoría de la gente.
Lo cierto es que el informe citado deja fuera a Cuba en su análisis por países”, en el que los más afectados por sobre la “inseguridad alimentaria” (malnutrición crónica y aguda) son Guatemala, con un 49% de su población, El Salvador y Perú con 47%, y Honduras con un 45%. Luego le siguen Argentina (35%), Ecuador (33%), y México (26%). Haití tampoco está incluido en el estudio.
Las naciones con porcentajes más bajos son Costa Rica, con un 15%; Chile (18%), y después vienen Uruguay y Brasil con 23% de sus habitantes afectados.
¿Hay más “inseguridad alimentaria” en Guatemala que en Cuba?
¿Qué porcentaje tiene Cuba? Nadie lo sabe con exactitud, pero es obvio que más del 49% de la población total padece de “inseguridad alimentaria”, que es la cifra del líder Guatemala. Pero las organizaciones del sistema de Naciones Unidas insisten en ignorar a la isla.
Rápidamente mencionemos solo tres aspectos recientes del agravamiento en Cuba del hambre crónica no letal (hasta ahora). En abril de 2022 se desplomaron en más de un -30% las importaciones desde EE.UU de pollo congelado, prácticamente la única fuente de proteína animal que tienen hoy los cubanos. En ese mismo mes de abril el régimen admitió que en 2021 la agricultura cubana se derrumbó en la producción de 32 de los 37 productos agropecuarios fundamentales.
Y en mayo pasado se supo que en la zafra 2021-2022 solo se produjeron 473,000 toneladas de azúcar, la cifra más baja desde 1864, cuatro años antes de estallar la Guerra de los Diez Años.
Caen las importaciones cuando más alimentos hay que comprar
O sea, se hunde la compra externa de alimentos cuando más falta hace importarlos debido al desastroso desempeño agrícola nacional. A menos producción de alimentos, menos dinero para comprarlos en el extranjero y dar al menos un cuarto de “pollo americano” mensual a cada cubano.
Sí hay hambre y desnutrición en Cuba. Y la sufre en mayor grado más del 65%-70% del segmento de población que no recibe divisas del extranjero, o que con sus muy bajos salarios no pueden comprar en “la calle” los dólares o euros necesarios para tratar de comer al menos una vez al día, obviamente sin desayunar ni cenar.
Ya no es admisible que las agencias especializadas de la ONU sigan sin aceptar el carácter hambreador de lo que siguen llamando “revolución cubana”. Basta ya.