El déficit de viviendas y el mal estado de las que existen es considerado el mayor problema social que enfrenta Cuba.  Esta opinión la comparten muchos científicos sociales expertos en la sociedad cubana.

El nuevo presidente Díaz-Canel instó a dar prioridad al programa estatal de viviendas. Sin embargo, su propuesta sigue concentrándose en que el estado sea el que de solución al problema, algo que no ha sido capaz de hacer en las últimas décadas. 

Díaz-Canel no propuso algo novedoso como por ejemplo, dar más facilidades a los cuentapropistas para la construcción y reparación de viviendas.


El déficit de viviendas es el peor problema social en Cuba

El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, instó a dar prioridad al programa estatal de la vivienda por su “alto impacto” en la población y convocó a trabajar en varias soluciones para esa problemática en el país, informan el lunes medios oficiales.

En una reunión que examinó específicamente el tema de la vivienda, Díaz-Canel consideró que el “incentivo” de la producción local de materiales de la construcción es uno de los caminos fundamentales para resolver paulatinamente este asunto.

El déficit de viviendas es uno de los problemas más sensibles y difíciles de resolver en la isla, donde es habitual que en un mismo hogar convivan varias generaciones y esto sea motivo de conflictos.

“Tenemos que trabajar con varias alternativas, con diferentes tipologías de viviendas, porque lo que puede funcionar en un territorio no necesariamente va bien en otro”, dijo el mandatario cubano citado por el periódico Granma, portavoz del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).

Díaz-Canel consideró que en ese objetivo pueden ser “factibles”, los polígonos experimentales para la edificación de viviendas a pequeña escala, donde se introduzcan nuevos materiales y formas estéticas. En opinión del gobernante, aún quedan “potencialidades por explotar” en el programa gubernamental de viviendas y es “determinante” apoyarse en las investigaciones que en materia constructiva se realizan en institutos y universidades del país.

En el encuentro se informó sobre la producción local de materiales de la construcción que en los últimos cinco años ha registrado un crecimiento anual de entre un 8 y un 11 % y se han instalado pequeñas industrias en los 168 municipios de la isla.

Al cierre de 2017 se habían fabricado en esas industrias alrededor de 316,000 metros cúbicos de áridos, 13 millones de ladrillos, 40 millones de bloques de hormigón, 1,200 metros cuadrados de mosaicos y baldosas, y 37, 000 tanques de hormigón, entre otros materiales y en lo que va de este año esas producciones se mantienen “estables”.

Desde que Díaz-Canel asumió la Presidencia de Cuba el pasado 19 de abril ha mantenido otras reuniones similares para examinar la marcha de diversos planes gubernamentales en sectores como el transporte, el hidráulico, la digitalización de la televisión, y el el enfrentamiento al cambio climático y la preservación de la memoria histórica.

Cuba arrastra el problema de la vivienda desde hace décadas, pero a partir de la extinción de la Unión Soviética a principios de los años noventa, cuando la isla vivió una aguda crisis económica, se paralizó en el país la construcción estatal de edificios multifamiliares y disminuyó la producción de materiales. Hace unos cinco años, el Gobierno implementó un programa de subsidios y créditos para la construcción de casas, aunque el problema persiste debido al aumento de la población y al envejecimiento y la falta de mantenimiento de las edificaciones.

Al fondo habitacional insuficiente también se unen los daños por los frecuentes huracanes que impactan la isla caribeña y han destruido de manera total y parcialmente cientos de miles de hogares. Aún quedan por rehabilitar más de 239,800 viviendas afectadas por ciclones, de ellas más de 44,000 anteriores al paso del huracán Sandy, que azotó el oriente del país en 2012, según datos oficiales.

Carmelo Mesa Lago, renombrado economista cubano, había definido desde 2017 que el déficit de viviendas en Cuba es el peor problema social que enfrenta la isla.

Fuente: El Nuevo Herald