Para calcular el Producto Interno Bruto (PIB) el gobierno socialista de Cuba utiliza un método muy diferente al empleado en el resto del mundo: contabiliza ciertos gastos netos del Estado como si fueran ingresos y nuevos valores creados, y así lo reporta a los organismos internacionales.
Todo comenzó hace seis décadas. A fines de 1959 al comandante Ernesto Che Guevara, presidente del Banco Nacional de Cuba (banco central) le informaron que el PIB ese año había crecido menos de un 1%. Guevara consideró que eso era inadmisible y ordenó a sus economistas que inflaran el PIB con otros métodos de cálculo pues un crecimiento tan bajo daba una “mala imagen” de la revolución.
Desde entonces Cuba carece de un sistema confiable de cuentas nacionales para medir el PIB. Y todo se agravó en 2004 cuando el gobierno introdujo nuevos cambios en la metodología de cálculo del PIB alegando que el valor de los servicios de salud pública y de educación, gratuitos, aparecían subestimados en el PIB.
Fraude con el producto Interno Bruto (PIB) en Cuba
El Produto Interno Bruto (PIB) es el valor monetario del total de la producción de bienes y servicios cobrados de un país en un año. El de Cuba apenas puede crecer por dos razones: 1) desde hace más de 20 años la tasa de inversión no llega al 10% del PIB, mientras en el resto de Latinoamérica oscila entre el 25% y el 32%; o sea, el país está descapitalizado y sin inversión no hay incremento de producción y servicios; y 2) Cuba produce muy pocos bienes y servicios.
En los países de economía de mercado hay servicios médicos y educación privados que sí generan ingresos a sus propietarios, y aportan al PIB. En Cuba todos esos servicios son estatales y gratuitos pero se registran como nuevos valores agregados e ingresos, y son incluidos en el PIB. Ello constituye un fraude contable.
O sea, desde hace 15 años en Cuba se contabilizan los gastos de salud pública y educación gratuitos como si el Estado fuese una entidad privada que cobra tales servicios.
En salud pública averiguan cuánto cobran en clínicas privadas del Primer Mundo por una operación de apendicitis, de vesícula, de estómago, pulmones, etc. y por otros servicios, y aplican los precios hallados a Cuba como si hubiesen sido cobrados. En educación calculan lo que cuesta cursar estudios en universidades y otros centros docentes privados occidentales, incluyendo gastos de laboratorio y otros, y lo aplican al sistema escolar estatal cubano como si hubiesen sido cobrados.
A ello se une que el gobierno cubano mantiene una paridad oficial y artificial fija de un peso cubano (CUP) igual a un 1 dólar de EE.UU. Esa paridad monetaria ficticia distorsiona a nivel estatal las estadísticas e impide conocer realmente el monto verdadero de las cuentas nacionales y el PIB.
¿Cuál es el verdadero crecimiento de la economía cubana?
A principio de 2019 el ministro de Economía, Alejandro Gil, informó que el PIB en 2018 creció un 1.1%. Luego en julio el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, aseguró que la economía cubana en 2019 crecería en un 2.2%. Pero economistas independientes, e incluso muchos oficialistas, afirman que el PIB cubano en 2018 disminuyó entre un 2% y un 3%, y pronostican un descenso mayor en 2019.
En 2006 el entonces ministro de Economía, José Luis Rodríguez, anunció que el PIB cubano creció ese año en un 12.5% y fue la mayor alza registrada en el mundo, superior al 10.7% registrado en China, y la más alta cifra alcanzada jamás en la historia de América Latina. Un año antes informó que el PIB en 2005 creció en un 11.8%, la mayor alza en Occidente. Economistas de dentro y fuera de la isla descubrieron que fue un 3.2%.
Las autoridades cubanas se aprovechan de que en la isla no hay forma alguna de verificar nada de lo que el gobierno reporta; y de que los organismos internacionales en vez de quejarse de las estadísticas infladas las aceptan de muy buen grado, e incluso felicitan al gobierno por sus esfuerzos en aras del desarrollo económico. Esto último lo hace habitualmente la CEPAL, el órgano económico de la ONU para América Latina.
El problema de fondo es que el Estado cubano enfrenta gastos de miles de miles de millones de dólares que superan las posibilidades de la improductiva economía cubana, incapaz de generar riquezas suficientes para financiarlos, y Raúl Castro se niega a liberar las fuerzas productivas con las cuales sí se podrían financiar.
Por Roberto Alvarez Quiñones