El siguiente manifiesto ha sido enviado al Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) por activistas sociales en la isla, que nos piden divulgarlo.
OCC se honra en ofrecer públicamente su apoyo a ésta y otras iniciativas encaminadas a que cada cubano tenga la vivienda segura y digna que merece.
MANIFIESTO VIVIENDA SEGURA Y DIGNA PARA LOS CUBANOS
Tras la última tragedia en la que perdieron las vidas de tres niñas cubanas en un derrumbe previsible y evitable, llamamos a más de dos millones de cubanos sin una vivienda segura y digna a organizarnos para exigir un cambio radical de la política estatal sobre esta crisis.
Desde hace seis décadas el estado centralizó en sus manos la solución del problema de la vivienda y en esos sesenta años incumplió todas sus metas, expectativas y promesas en este asunto.
- El déficit de viviendas pasa hoy de un millón y afecta a 2,5 millones de cubanos, equivalente al 26 por ciento de la población.
- A ello hay que sumar la inseguridad de más de 1,17 millones de viviendas —30 por ciento del inventario nacional— que ya estaban en condición “regular” o “mala” en el 2018.
- Hay también 254,000 viviendas con hacinamiento de varias generaciones y familias.
En 61 años el estado cubano no ha podido resolver este problema que se agrava mes a mes. El propio gobierno reconoce que las soluciones que quiere experimentar ahora tampoco pondrán fin a las tragedias que se vive en toda la isla pero en especial en las provincias de La Habana —concentradas en los municipios de Habana Vieja, Centro Habana, Cerro, San Miguel del Padrón y Diez de Octubre—, Holguín y Santiago de Cuba.
Los dos millones y medio de cubanos sin casas podemos perder la vida esperando por una solución del gobierno que nunca llega o perder la vida junto a nuestra familia en un derrumbe.
Frente a esa realidad hay dos opciones: vivir sin miedo a las consecuencias que pueda traernos el que nos organicemos y exijamos públicamente la promesa incumplida de una vivienda digna para cada familia o vivir cada día al borde de la muerte de toda la familia por un derrumbe.
En el 2009 Eusebio Leal dijo que solamente en La Habana Vieja ocurría un promedio de tres derrumbes diarios. ¿Cuándo toca el mío o el tuyo? Cualquier día.
Quienes hoy cierran los caminos para resolver este viejo problema residen en otros municipios con condiciones privilegiadas y sin riesgo de muerte. El poder de los cubanos sin vivienda segura y digna radica en el número. Somos millones y si nos plantamos todos juntos nadie puede darnos la espalda.
Aquí vale recordar lo que se dijo en La Historia me Absolverá: “Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa. Pero si seguimos esperando por los milagros del becerro de oro, pasarán mil años y el problema estará igual”. En realidad está peor. Y si seguimos esperando por los milagros del estado pasaran otros sesenta años y estaremos peor que hoy.
Después de 61 años no hay más paciencia para falsas promesas.
Preferimos las salidas constructivas a este conflicto y llamamos a las autoridades a entenderlo de ese modo. Pero estamos dispuestos a enfrentar los riesgos que sean necesarios para alcanzar una solución real a esta tragedia. Son nuestras vidas y las de nuestras familias las que peligran cada día. Estamos convencidos de que vale la pena arriesgarlas para solucionar de una vez por todas lo que ya representa una crisis humanitaria nacional.