En 1993, en el pico del “período especial” el dictador Fidel Castro, ante la aguda escasez de divisas del gobierno legalizó la circulación del dólar para que la “mafia de Miami” inundara a la isla con dólares.
Y así fue. Entonces, en 1994 inventó el Peso Cubano Convertible (CUC), popularmente llamado “chavito”, supuestamente a la par con el dólar (1×1) y una tasa interna de 25 pesos corrientes (CUP) para comprar un CUC.
En 1999 cuando comenzó a operar en Cuba la agencia Western Union (por una licencia concedida por el presidente Clinton) el régimen le exigió entregar CUC y no dólares a quienes reciben remesas. La WE aceptó.
Los pesos cubanos convertibles en realidad no son convertibles
O sea, desde hace 21 años cada dólar que entra en Cuba es secuestrado por el régimen al instante. Y entrega a cambio papelitos que son en verdad “vales” (como se decía antes) sin respaldo alguno, pues no son convertibles, el gobierno no tiene dólares para hacer el cambio al revés.
Como el “chavito” dio resultado en 2004 se prohibió la circulación del dólar y se obligó a sus tenedores a cambiarlos por CUC para comprar en las shopping.
El truco continuó. Hace poco se inventó la tarjeta bancaria adquirida con dólares recibidos del extranjero y depositados en una cuenta, para comprar en 72 tiendas. Pero ¡oh sorpresa! ningún cuentahabiente puede extraer dólares de su propia cuenta
El régimen confisca cada dólar y hay “Síndrome de Estocolmo”
Y es que esas cuentas bancarias son saqueadas por el gobierno al momento de abrirse la cuenta. La cuenta es todo un cuento chino. Todos los dólares depositados son retirados y gastados por el gobierno. Es decir, el cuentahabiente sencillamente es robado. Perdió sus dólares.
Si alguien recibe $300 dólares, los deposita, obtiene la tarjeta magnética bancaria, y luego va a viajar y necesita dólares para gastos en el viaje no tiene cómo recuperar ni los $300, ni uno solo. Su cuenta está vacía.
Ante tanta miseria y escasez muchos de quienes reciben dólares desde el exterior “se dan por dichosos” de poder comprar con esa tarjeta y con CUC, tan falsa una como el otro, alimentos y otros artículos fundamentales.
Así estamos ante una expresión del “Síndrome de Estocolmo”, algo común en las autocracias: agradecer a una dictadura por permitir al ciudadano explotado y empobrecido por esa tiranía que compre dos pechuguitas de pollo “americano”.
“Chavitos” en exceso y con menos poder adquisitivo
Por otra parte, el gobierno ha estado imprimiendo CUC sin control alguno. Hay ya una masa de CUC muy superior a la que correspondería si estuviese respaldado con dólares de verdad.
El volumen de dinero en circulación no debe nunca superar notablemente la oferta de bienes y servicios. Con más dinero circulando que respaldo productivo la moneda se devalúa, los precios de disparan y la economía cae en recesión.
En Cuba circulan más CUC de lo que la arruinada economía puede soportar. Con el agravamiento de la crisis socioeconómica el Estado está quebrado financieramente y ya ni alimentos ni medicinas puede importar.
Precisamente por no contar con divisas es que el CUC está en proceso de extinción. Hay más “chavitos” de la cuenta. Por tanto, tienen cada vez menos poder adquisitivo, se han devaluado. En el mercado monetario subterráneo ya hay que dar hasta dos CUC por un dólar. Se ha devaluado en un 100%. Y va a seguir cayendo.
Siempre el peso convertible fue un truco para expropiar dólares
Continuará cayendo por tres razones:
1) el gobierno ya no quiere que le paguen en las shopping con “vales” no convertibles;
2) no tiene tampoco cómo abastecer a la shopping ni a las demás tiendas que todavía aceptan los CUC;
3) ya los tenedores de CUC los quieran soltar como sea, o dando hasta 3 por un dólar verde, o incluso comprando CUP, que ya se sabe va a quedar como única moneda en el país, junto al sagrado billete del “enemigo”.
Se da aquí una paradoja. La economía no puede funcionar bien con dos monedas nacionales, pero la reunificación es muy peligrosa si no hay más producción y servicios que aumenten la oferta y eviten que el CUP se desplome sin control y la inflación hunda la economía en el Mar Caribe. Pero la reunificación monetaria es un tema que debe ser objeto de un análisis por separado.
Moraleja: la cúpula castrista nunca pensó en beneficiar al pueblo al inventar el CUC sino exclusivamente al régimen. Fue un truco desde el principio para captar dólares. Ahora no es útil y quiere deshacerse de él, pero de momento no tienen cómo, a menos que se aplique un remedio peor que la enfermedad.