La historia se repite tanto en Cuba desde mediados del siglo XX que se quedó congelada en el tiempo.
En marzo de 1968, cuando con su Ofensiva Revolucionaria Fidel Castro acabó con los 57,280 negocios privados que aún subsistían en el país dijo que sus propietarios eran “holgazanes en perfectas condiciones físicas, que montan un timbiriche, un negocio cualquiera, para ganar 50 pesos todos los días”. Y remató: “Debemos ir proponiéndonos, firmemente, poner fin a toda actividad parasitaria que subsista en la revolución…, ¿vamos a hacer socialismo o vamos a hacer timbiriches?”
Más de medio siglo después ocurre lo mismo. Esta vez el dictador por derecho dinástico, su hermano Raúl no se molestó en decirlo. Lo dejó en manos de la ministra de Finanzas, Meisi Bolaños, quien ante la Asamblea Nacional afirmó hace unos días que quienes aprovechan el reordenamiento monetario para aumentar los precios de los productos “son parásitos“.
A propósito, quien sí fue un holgazán fue Fidel. Siendo estudiante universitario con dinero enviado por su padre compró un puesto de fritas en la esquina de Infanta y San Lázaro. Pero no lo trabajaba, solo iba al negocio a buscar el importe de la venta de cada día.
Ahora, la Tarea de Reordenamiento tiene todas las trazas de una segunda Ofensiva Revolucionaria. Si no fue calculada así con ese propósito, todo apunta a que puede tener un resultado parecido en muchos aspectos.
Una canallada
Se trata, sin embargo, de un mal cálculo de la cúspide dictatorial. Hoy la situación es muy distinta a la de hace 52 años. Con aquella “ofensiva” estalinista se cumplió el sueño del Che Guevara, enemigo de todo tipo de propiedad privada. Pero era posible. Había una Unión Soviética que Fidel sabía iba a mantener económicamente su dictadura, pues Cuba era una cabeza de playa soviética a pocas millas de EE.UU.
Como ocurre con la palabra terrorista, tampoco el vocablo parásito puede ser pronunciado por la élite castrista. Es la economía socialista cubana la que es parasitaria, incapaz de sostenerse a sí misma. Si ha durado 62 años es porque ha sido mantenida con dinero regalado desde el extranjero. El castrismo es como una pulga. Vive de chupar sangre a un perro y si este muere (URSS) se busca otro perro (Venezuela-diáspora cubana).
Es una canallada afirmar que si los cuentapropistas suben los precios son unos parásitos. Es la dictadura la que ha impuesto una terapia de choque y a partir del 1 de enero aumentará de forma exorbitante los precios que tendrán que pagar los emprendedores para mantener sus negocios.
Los cuentapropistas no son asalariados; si no ganan no comen
¿Por qué de manera exorbitante? Porque el “reordenamiento” incluye un aumento del salario de los trabajadores estatales en proporción aproximada (por ahora, la inflación pronto se tragará el aumento) a la nueva paridad de 24 pesos por un CUC (un dólar). Pero los cuentapropistas no son asalariados, no recibirán aumento alguno. Sin embargo, sus costos se dispararán hasta las nubes con los nuevos precios que tendrán que pagar por sus insumos y por el aumento de salarios a sus empleados. Muchos negocios privados simplemente van a quebrar.
Lógicamente, los cuentapropistas siempre pagan más a sus trabajadores que el Estado, pues hay en el sector privado una muy superior productividad laboral y eficiencia. El empleado en un negocio privado de ninguna manera puede “majasear“ y estar sin hacer nada como ocurre todo el tiempo en el sector estatal.
También los cuentapropistas pagan mejores salarios debido a la inestabilidad laboral. Si a un negocio privado le va mal tiene que despedir empleados.
El Estado sube precios pero se lo impide al sector privado
Entonces ¿cómo después del 1 de enero podrá mantenerse a flote un pequeño negocio en Cuba si no sube los precios para cubrir costos y tener una ganancia razonable, o mínima? ¿Si el Estado sube los precios hasta en un 2,300% cómo decirle parásito a un emprendedor que lo quiere es subsistir?
¿Hasta cuándo el dictador y su claque van a seguir poniendo trabas para impedir el crecimiento del sector privado en vez de abrir la economía y expandirlo para evitar una catástrofe humanitaria en Cuba? ¿Se puede ser tan enemigo del pueblo cubano?
Conclusión, la Ofensiva Revolucionaria de Raúl Castro envía tres mensajes:
1) el régimen desea que la mayor cantidad posible de negocios privados deje de ser propiedad individual y pasen a ser cooperativas;
2) insiste en bajarles el techo de ingresos a los cuentapropistas para que solo puedan sobrevivir y no compitan con GAESA;
3) por incapacidad intelectual se le dice torpemente a la futura Administración de EEUU que por mucho que se acerque a La Habana no habrá empoderamiento para los emprendedores, pues en Cuba los únicos que pueden prosperar y enriquecerse son los militares. Y punto.