Intentar mantener mucho tiempo agua en las manos juntando ambas fuertemente es tan tonto como pretender que la economía puede funcionar sin propiedad privada. El modelo estatista no funciona, “ni a nosotros”, como confesó Fidel Castro a un periodista de EEUU en 2010.
Lo mismo le dijo 2,360 años antes Aristóteles a Platón, quien proponía abolir la propiedad privada para crear la sociedad perfecta, la comunal (comunista). La propiedad privada –le dijo el discípulo a su sublimado maestro– es superior porque “la diversidad humana es más productiva”, y porque “los bienes cuando son comunes reciben menor cuidado que cuando son propios”.
Dicho en criollo, “el ojo del amo engorda el caballo”. En la Cuba de hoy somos testigos del cataclismo económico-social sufrido por el país por haberse suprimido “el ojo del amo”, la propiedad privada.
“Hackeando” el MININT quiere acabar el comercio de medicinas
La dictadura encarcela a los comerciantes privados –porque eso son– que clandestinamente abastecen a la población de los medicamentos que no hay en las farmacias ni en los hospitales. Y ahora anuncia una gran ofensiva para acabar con ellos de forma más sofisticada mediante grupos de WhatsApp y de Telegram. Vale aclarar que mediante esa tecnología el país obtiene medicamentos de redes organizadas por cubanos en EE.UU y España que agrupan fármacos y los envían con particulares a Cuba.
Pero el régimen ha decidido arrasar con ese vital comercio privado. Así lo reveló el Noticiero de TV. Mostró imágenes de fármacos decomisados a cubanos por intentar venderlos “de manera ilícita”. El noticiero televisivo, puso sin ningún pudor varios chats y mensajes de audio privados claramente “hackeados” ilegalmente por el MININT a sus autores.
Millones de televidentes escucharon asombrados a ciudadanos enfermos, o sus familiares, pidiendo antibióticos como Rosefín, Azitromicina, Amoxicilina, Ciprofoxacina, Cefalexina, y analgésicos y reducidores de fiebre, como Dipirona y Paracetamol. Ninguno de esos medicamentos los hay en las farmacias estatales, o son muy difíciles de conseguir, pues cuando ”llegan” son tan poquitos que se acaban enseguida. Tampoco los hay en los hospitales.
Un oficial del MININT dijo en el noticiero televisivo que los revendedores de medicamentos “en su mayoría ocultan su número de teléfono y dan un nombre falso para que no se localice la procedencia del medicamento”. Agregó el esbirro que realizan los envíos a través de mensajeros. “Ellos piden la dirección –dijo el represor– y un número de teléfono para localizar a la persona que está ejerciendo la compra” (…) los mensajeros cobran entre 150 y 200 pesos cubanos por hacer el traslado del medicamento.
Claro, los precios de esos medicamentos se fijan la ley de la oferta y la demanda, y obviamente son caros. ¿Cómo bajar esos precios?, con farmacias privadas. Con mucha oferta.
¿Habría más fármacos si el MININT acaba con comercio privado?
La pregunta clave aquí es: ¿si el gobierno acabase con el comercio privado de medicamentos habría más cantidad en las farmacias y en los hospitales? La respuesta es un rotundo NO.
Para empezar, Tania Urquiza, presidenta del monopolio estatal BioCubaFarma, reveló que “en 2021 se nos han ido acabando los suministros y materias primas y el promedio de faltas mensuales ha sido de 120 medicamentos”. Si Tania admite que son 120 la cifra real debe ser el doble o el triple. Y Rita García, burócrata de ese monopolio, informó que de Azitromicina, antibiótico fundamental en el tratamiento del Covid-19, “lo que se está produciendo actualmente no alcanza para llevar a la red de farmacias”. Y ya sabemos que tampoco lo hay en los hospitales y que el 85% de los medicamentos tienen que ser importados.
En otras palabras, como la mayoría de los contagiados con el virus chino permanecen en sus casas, o son enviados a “centros de aislamiento” (campos de muerte) muchísimos cubanos más morirían de Covid sin los medicamentos indispensables que hoy consiguen “por la izquierda”.
Mercado furtivo equivale a las farmacias privadas que no hay
Esta dramática situación es típicamente comunista. No existiría si hubiese economía de mercado. En las farmacias normales (privadas) hay todo tipo de medicamentos.
Es criminal que Raúl Castro y su asistente Miguel Díaz-Canel en vez de restaurar la economía de mercado se dediquen a encarcelar a quienes ante la inexistencia de farmacias privadas cubren ese estratégico vacío.
Ahora con la pandemia esos comerciantes por la libre al regresar de viajes al extranjero llevan a Cuba antibióticos y medicamentos. Eso ha evitado la muerte de cientos de contagiados que permanecen en sus casas. Y quienes se los roban al Estado saben que si ellos no lo hacen esas medicinas irán al generalato, la casta dictatorial, los dirigentes en todos los niveles y sus familiares y amistades más cercanas.
Solo si reducen su tamaño morirán muchos cubanos
Al final lo que cuenta, y que se niega a aceptar la mafia castrista, es que esos hostigados comerciantes furtivos salvan vidas, evitan que enfermos crónicos se agraven, curan a muchos, y alivian a muchos sus dolores.
Ahora con el “hackeo” del MININT de chats privados de los únicos abastecedores efectivos de medicamentos, la dictadura si bien no podrá como pretende acabar con las sui generis microfarmacias privadas –nunca lo lograría del todo– puede que sí reduzca su tamaño.
Conclusión: con esta nueva canallada el dueto Castro-Díaz-Canel va a causar la muerte de muchos cubanos, no solo de Covid-19, sino víctimas de muchas otras enfermedades curables y tratables. Ello sería un logro neto de la “continuidad” castrista.