¿Se puede pretender que una mata de mango dé manzanas? ¿Se puede aspirar a que más comunismo solucione la crisis terminal de un régimen comunista?
Prometer que los mangos se convertirían en manzanas, metafóricamente hablando, fue lo que hicieron Fidel Castro y el Che Guevara en 1961 cuando al instalar los monopolios estatales juraban que iban a registrar la más alta eficiencia jamás conocida en Latinoamérica y convertirían a Cuba en el Paraíso en la Tierra de que habla el himno “La Internacional”.
Y de seguir prometiendo como hace 60 años que los mangos sí devienen manzanas si se “mejora” el sistema comunista se ocupan ahora Raúl Castro y su asistente designado como “presidente de la República”, Miguel Díaz-Canel.
“Potenciar la empresa estatal como actor fundamental de nuestro modelo económico-social socialista (…) las empresas estatales tienen que ser las más productivas del país”.
Aunque esas palabras suenan a aquel dúo cubano-argentino mencionado, es una arenga fresquecita de Díaz-Canel en una reciente reunión del gobierno para analizar la marcha de la Tarea de Ordenamiento, y en la que Marino Murillo, su supervisor, admitió que ésta ha provocado mayor inflación de la prevista y que al menos 488 empresas estatales han tenido pérdidas desde su puesta en marcha. Claro, son más, pero el castrismo siempre reduce las cifras no convenientes.
Más y “mejor” comunismo para solucionar la crisis comunista
Cuba suelta ya los pedazos totalmente en ruinas a causa del comunismo y el gobierno propone más comunismo para salir de la crisis, en vez de liberar las fuerzas creadoras de la nación.
La historia misma del castrismo es una sarta de promesas jamás cumplidas. En 1959 Fidel Castro ya empezó prometiendo que iba a disecar la ciénaga de Zapata para producir ahí todo el arroz que consumiría el país.
En el “Año de la Agricultura” (1965) dijo que “usando la técnica y la ciencia difícilmente podrá haber un país en el mundo que compita con nosotros en producción agrícola”. Un año después aseguró que Cuba produciría “más plátano que toda Centroamérica, más naranjas que la Florida, y hasta fresas, uvas y vinos inigualables”. Y en 1980, al inaugurar una vaquería en Camagüey insistió en que Cuba iba “a producir más carne y leche de vaca que Holanda”.
Tarea de Ordenamiento, el peor desastre-disparate en décadas
Disparates, promesas y errores con consecuencias desastrosas ha habido muchos desde 1959, pero la Tarea de Ordenamiento es probablemente la peor metedura de pata de la dictadura en materia económica: se imprimió dinero y se quintuplicó la masa salarial sin liberar las fuerzas productivas para aumentar la producción y poder satisfacer una demanda que forzosamente iba a crecer. Y con el puntillazo de los gastos extraordinarios extra por la pandemia el déficit fiscal alcanzó niveles astronómicos.
Y no hay posibilidad de cubrir financieramente ese déficit que se estima oscilará entre un 25% y 30% del Producto Interno Bruto (PIB), el mayor de América Latina. Es casi el doble del de Brasil (segundo lugar) que en 2020 fue de un 13.37%. Y el triple que el 11.1% de Bolivia (tercer lugar). Y siete veces mayor que el de México (4%)
Un déficit fiscal surge cuando el Estado gasta mٞás de lo que puede según sus ingresos. Y para financiar ese desbalance solo hay tres soluciones: reducir los gastos; vender activos; o pedir préstamos y endeudarse interna y externamente.
No venta de activos, no préstamos; menos gastos y colapsa la economía
Lo grave en este caso es que la dictadura ni venderá activos (empresas estatales) porque perdería su control abrumador de la economía y regresaría “el capitalismo”; ni puede pedir préstamos internacionales pues ya nadie le presta un centavo y tampoco recibe ya subsidios de “paganini” alguno.
O sea, solo puede reducir gastos y ahí está el detalle. Por ser un Estado comunista propietario de los medios de producción si reduce los gastos para comprar materias primas, equipamiento, y salarios, la producción agrícola e industrial y los servicios se desploman y se agrava la crisis hasta la casi paralización de la economía.
En tanto, la población es muy duramente golpeada por una inflación de un 500% y a la vez una escasez de todo por el estancamiento de la producción agrícola e industrial. De las 488 empresas socialistas que reportaron pérdidas, 401, el 82%, son del sector agropecuario, la industria alimentaria, el sector azucarero y la industria sideromecánica.
Los salarios ya no alcanzan para alimentarse medianamente bien
A los cubanos ya no les alcanzan los salarios para adquirir los alimentos necesarios. Hoy la canasta básica cuesta unos 4,800 pesos, $200 dólares, y el salario mínimo es de 87 dólares. La electricidad cuesta $37 dólares (900 pesos)); lo que “dan” por la libreta, $8.70 (210 pesos), pero solo alcanza para una semana.
Y en “la calle” (porque los mercados estatales están desabastecidos) una libra de carne de cerdo cuesta $8-12 dólares; de res, $12-14 dólares; un litro de aceite, $9-10, un cartón de huevos, $12, una libra de arroz, $4. Y así por el estilo todos los alimentos, ropa, calzado, productos de aseo, medicinas, se han tornado muy difíciles de conseguir.
Ante tan dramático escenario el “presidente” y la mafia militar que lo mangonea, todos muy bien alimentados, tienen la poca vergüenza de prometer, ya criminalmente, que todo se va a solucionar e irá de maravillas si se logra “potenciar la empresa estatal…”
Lo cierto es que esa mafia militar es la que verdaderamente detenta el poder en Cuba, y ellos sí aplican el capitalismo a sus empresas y bienes. Lo del comunismo es pura pantalla de un gobierno de mentiritas.
¿Qué va a pasar en los próximos meses? Nadie sabe la respuesta exacta, pero sin duda “algo” va a pasar.