¿Cuántas guaguas había en La Habana cuando entró Fidel Castro el 8 de enero de 1959, y cuántas tiene en enero de 2022?
Al asaltar Fidel Castro el poder, la capital cubana tenía 2,400 ómnibus que daban servicio a 1.5 millones de habaneros. Hoy tiene 400 guaguas para 2.2 millones de habaneros.
O sea, hace 63 años en La Habana había un ómnibus por cada 625 habitantes, y ahora hay uno por cada 5,500 habitantes. Eso significa que, con 700,000 habaneros más, hoy la ciudad debiera tener 3,500 guaguas, pero tiene 400. Le faltan 3,100 autobuses para dar el mismo servicio que se daba cuando la ciudad era “explotada por el capitalismo”
Estadísticas como estas sacan de quicio a los jerarcas de la tiranía. Se sienten apabullados por ellas. Y es que la dictadura castrista se ha prolongado tanto en el tiempo que los ciudadanos pierden el contacto con el pasado precastrista. No lo vivieron.
Contrastar con el pasado para saber qué tenemos en el presente
La mafia gobernante se siente cómoda al dar información que sabe no va a ser contrastada con el pasado. Pero eso es precisamente lo que hacemos aquí, contrastar con el pasado para saber qué tenemos en el presente.
Hace unos días Leandro Méndez, director de Transporte en La Habana, reveló que de 878 guaguas que posee la capital, solo 435 están funcionando. Pero por temor a ser “tronado” (destituido) Méndez no aclaró esos 435 ómnibus citados eran los que estaban “de alta”.
Fue un subalterno suyo, Henry Aldama, quien le precisó al periodista de Juventud Rebelde que en la segunda mitad de diciembre de 2021 solo estaban prestando servicio 400 guaguas. Y eso, si Aldama no infló la cifra y los que de veras están funcionando son menos de 400.
“Hombres nuevos” asaltan las guaguas y roban a los pasajeros
El colmo es que más allá del enorme contraste con el pasado, cuando en La Habana había en servicio 2,400 guaguas, ahora, seis décadas después, grupos de “hombres nuevos” encima siembran el terror entre los pasajeros y los choferes. La prensa independiente reporta constantemente asaltos, robos masivos y agresiones físicas en las guaguas habaneras.
Una grabación que circula por Whatsapp narra lo ocurrido en el Parque de la Fraternidad en un ómnibus de la ruta A-5. Dos sujetos pistola en mano se subieron a la guagua, uno por delante y otro por detrás, y una vez que cerraron las puertas despojaron a las personas de todos sus objetos de valor.
Jaynelis Iriarte contó a un periodista independiente que al chofer de una guagua en Alamar lo asaltaron, lo golpearon “y lo dejaron encueros”. Dainaris Rodríguez narró que “por La Cuevita (San Miguel del Padrón) asaltaron una guagua, le quitaron celular y dinero a todas las personas que venían en la guagua.”
En fin, son cada vez más numerosos lo asaltos a las guaguas, incluso con pistolas, que están prohibidas y solo pueden tenerlas los agentes policiales. Nunca antes en Cuba hubo asaltos armados a las guaguas para desvalijar a todos sus pasajeros y apalear al chofer. Es otro “logro de la revolución”.
La culpa es del “bloqueo” y el régimen pide limosnas de ómnibus
Por supuesto, de la crisis cuasi genética del transporte público el régimen culpa al “bloqueo”. Según Méndez lo que más golpea son las roturas por falta de piezas, la falta de neumáticos, de baterías, material para coger ponches y de filtros de aceite. También informó que de 1.2 millones de pasajeros diarios que se transportaban en 2015 (hasta que se desplomaron los subsidios venezolanos), ahora la cifra es de 500,000 pasajeros. Menos de la mitad.
Y en vez de privatizar el transporte urbano y solucionar de una vez el problema la dictadura lo que hizo fue pedirle “una limosnita” a Japón. Próximamente llegarán a La Habana 86 autobuses nipones donados por Tokio. Los habaneros transportados amentarán a 592,000 diarios. ¿Y los otros 608,000 habaneros qué?
Ayer frecuencia de 5-10 minutos, hoy entre 40 y 120 minutos
Hasta que en marzo de 1959 Fidel Castro intervino y estatizó las dos compañías privadas que operaban en la capital, la COA (1,600 ómnibus General Motors) y AMSA (800 británicos, Leyland), estas ofrecían un eficientísimo servicio con una frecuencia de entre 3 y 9 minutos entre una guagua y la siguiente. Por eso en las fotos de la época se ven tantas guaguas en las calles
Los expertos del MITRANS dicen que se necesitan 700 ómnibus para dar buen servicio en la capital y que para mejorar un poco el servicio se necesitan 20 rutas con 30 guaguas cada una. Falso, se necesitan 3,500 autobuses y no menos de 40 rutas con decenas de ellos. Pero hay ahora solo 16 rutas con muy pocos ómnibus, algunas con uno solo en servicio. Y la frecuencia promedio oscila entre 40 minutos y dos horas, o no pasa.
¿Podemos imaginarnos a una multitud enfurecida en 1958 esperando 40 minutos o dos horas una guagua en Infanta y San Lázaro, en L y 23, o en Prado y Neptuno? ¿De qué magnitud habrían sido las protestas callejeras?
Como van las cosas, carretones, quitrines, y calesas de los tiempos de Arango y Parreño o Félix Varela, dos habaneros ilustres, regresarán al paisaje de La Habana, una urbe que bella y fascinante antes de 1959 disponía de uno de los mejores servicios de transporte público del mundo.
Y ese servicio formidable es el que tendrá nuevamente si la jauría castrista es echada del poder.