La mafia que encabezada por Raúl Castro usurpa el poder en Cuba está más que preocupada, alarmada, porque los jóvenes cubanos no quieren pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas, y peor aún, los que son miembros de la organización se niegan a pasar al Partido Comunista cuando llegan a los 30 años.

Más claro ni el agua, la crisis terminal del castrismo se va hundiendo y ya casi toca el fondo, pero los jerarcas de la casta dictatorial no se dan por enterados. Se resisten a creerlo. Insisten en nadar contra la corriente, al tiempo que reprimen a diestra y siniestra.

Vamos a detenernos por ahora en el rechazo de la juventud a ingresar a la UJC, y en otro artículo luego analizaremos la negativa de sus militantes a entrar en el PCC.  Sobre esto último baste saber que de los 67 militantes de la UJC con la edad requerida únicamente cinco están dispuestos a ingresar en el PCC, según informó la primera secretaria de partido en ese municipio especial, Zunilda García.

Fue el Che Guevara quien inventó la AJR-UJC

Fue el más comunista (y despiadado represor) de los guerrilleros que tomaron el poder en Cuba en 1959, el argentino Che Guevara, quien a fines de ese año inventó lo que se llamó con disimulo Asociación de Jóvenes Rebeldes, pues Fidel Castro juraba en cada discurso que eran vendepatrias quienes difundían la canallada de que la revolución era comunista.

Ya más atornillado en el trono, en octubre de 1960, el dictador y su ayudante argentino en materia de comunismo decidieron que la verde AJR fuese fusionada, o más bien asimilada por la roja Juventud Socialista (JS), la entidad juvenil del Partido Socialista Popular, el viejo partido de los comunistas cubanos. Y el 4 de abril de 1962, Castro I le cambió el nombre y le puso ya sin medias tintas Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Luego de esta introducción sobre sus orígenes echemos un vistazo a lo que queda de la “vanguardia juvenil” del Partido Comunista y el “relevo de la revolución”.

Son mayormente jóvenes quienes gritan “Libertad” en las calles

Para empezar, el parteaguas histórico del 11 de Julio pasado fue protagonizado fundamentalmente por jóvenes que haciendo pedazos la “continuidad” castrista se lanzaron a las calles a protestar contra la dictadura y el comunismo, gritando “Libertad” a los cuatro vientos.  Y son jóvenes quienes se van masivamente del país.

La abrumadora mayoría de los jóvenes se niega a ingresar en la UJC. Por algo la organización no ofrece cifras de su membresía total. De 600,000 miembros en 2008, según el diario Juventud Rebelde (¿contra quién se rebela?) hoy se estima son unos 390,000 militantes.

Y a muchos de los que son miembros de la UJC el régimen los utiliza como esbirros callejeros, los convierte en traidores a su propio pueblo. Se trata de los Batallones UJC-MININT. Son bandas paramilitares típicamente nazis que participan en la ola represiva desatada luego del 11J, para golpear, reprimir, arrestar, meter miedo y encerrar en sus en sus viviendas a opositores, damas de blanco, activistas de derechos humanos, artistas y periodistas independientes.

Comuna que evoca la contrarrevolucionaria ocurrida en París

A la dictadura lo que más le preocupa es la apatía, la indiferencia, el desgano “revolucionario” de los militantes de la UJC. Ya el PCC no sabe cómo cortejarlos y engatusarlos para que sean más “combativos”.

Como parte de ese enamoramiento se realizó recientemente en el Pabellón Cuba en La Habana, en la zona de La Rampa, el Primer Encuentro Nacional de Juventudes Revolucionarias, La Comuna, organizado por la UJC, al que asistieron 100 delegados de varias organizaciones juveniles, todas controladas por el PCC.

El nombre de La Comuna fue escogido en alusión a La Comuna de París de 1871, con la pretensión de que la juventud cubana regrese al oscurantismo prehistórico del marxismo, algo en lo que definitivamente no creen ni Raúl Castro ni ninguno de los pandilleros que lo sostienen en el poder.

Y algo muy importante, la Comuna de París no fue revolucionaria, porque no fue liberal como las revoluciones sociales hasta 1848, sino antiliberal, restringió las libertades de los parisinos. Los comuneros se proponían estatizar las grandes fábricas y el Banco de Francia, pero no tuvieron tiempo. La revuelta duró 60 días. De haber triunfado aquella contrarrevolución se habría impedido el desarrollo capitalista extraordinario que alcanzó Francia desde entonces. La Revolución Francesa, que llevó la burguesía al poder, habría sido inútil.

¿Son los jóvenes la vanguardia real que acabará con el castrismo?

Claro, en esta Comuna castrista hay quienes dicen creer en la “continuidad de la revolución”. Falso, lo dicen porque muchos son hijos de funcionarios del régimen, oficiales de las FAR y el MININT y cayos adyacentes. En las fotos del evento citado apenas se ven afrocubanos. Ello confirma el racismo que impera en la alta nomenklatura castrista, en la que hay pocos afrocubanos.

El encuentro del Pabellón Cuba terminó con una “Declaración de Principios” elocuente: “La UJC y los espacios emergentes revolucionarios aceptan la contradicción, no el antagonismo; el desacuerdo de método, no de principios ni ética para la magna obra de construir el socialismo en Cuba”.

En fin, como toda tiranía que se descompone irremediablemente, su cúpula se encierra en una burbuja idiota. Se niega a aceptar la realidad de que los jóvenes cubanos son los que van a poner fin a esa tiranía.