Si el rechazo de los jóvenes cubanos a ingresar en la Unión de Jóvenes Comunistas es preocupante para la mafia dictatorial que encabeza Raúl Castro, mucho más lo es la negativa de los que son militantes de la UJC a integrar las filas del Partido Comunista cuando cumplen los 30 años de edad y se niegan a ser el “relevo revolucionario”.

Ya no se sabe cuándo el PCC informó por última vez que contaba con 670,000 miembros. Nunca más ha dado cifras. Pero “sotto voce” se conoce de la estampida de sus filas y que la membresía hoy probablemente apenas supera los 500,000 militantes.

Los vivebien que usurpan el poder se burlan de los cubanos. Ninguno de esos mafiosos cree en las musarañas marxistas, sin embargo, luego de 31 años desde los funerales del comunismo en el Kremlin ellos mantienen en la isla insepulto el cadáver del comunismo para contar con el apoyo de la izquierda internacional y de las dictaduras populistas socializantes.

Nueve de cada 10 militantes pineros rechazan entrar en el PCC

En Cuba se hizo trizas hace rato el dizque contrato social del “socialismo real” de mantener esclavizados a los ciudadanos y darle a cambio alimentos, vivienda y ciertos servicios sociales imprescindibles.

Miguel Díaz-Canel, número dos del PCC (el número uno sigue siendo Castro II hasta que muera), recientemente en una reunión partidista en la Isla de la Juventud se asombró al enterarse de que en ese municipio especial hay 67 militantes de la UJC con 30 años de edad, o casi, y solo cinco de ellos dicen estar dispuestos a ingresar en el PCC. O sea, que 9 de cada 10 militantes de la UJC allí (el 96.7%) con la edad requerida no quieren saber nada del Partido. Un bochorno mayúsculo para para la dictadura.

Solución castrista: reforzar la “muela política” a los jóvenes

En esa misma reunión, Roberto Morales, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central, calificó de preocupante el creciente número de jóvenes que no pasa de la UJC al PCC, y propuso la solución:  intensificar eltrabajo político-ideológico, o sea, la muela política, como la llaman entre ellos los militantes de la UJC.

En Artemisa, en otra reunión también presidida por Díaz-Canel, la primera secretaria provincial del PCC, Gladys Martínez, dijo: “Debemos detenernos a analizar por qué algunos jóvenes no desean sumarse”.

Pero la pelota la botó el periódico Girón, órgano del PCC en la provincia de Matanzas. El 22 de febrero último en las redes sociales calificó a los militantes de la UJC que se niegan a entrar en el PCC de “niños que se niegan a comer un alimento sin siquiera probarlo”. Y luego de afirmar que desconoce por qué ocurre eso propuso la fórmula para resolver el problema: “fortalecer la atención a los jóvenes, y desarrollar un trabajo ideológico y político de mayor profundidad”. O sea, más muela política”.

¿Hablan en serio? ¿En qué galaxia viven Morales, Gladys y los jerarcas partidistas que dirigen el periódico matancero? Resulta insólito preguntarse a estas alturas por qué los jóvenes no quieren ingresar en el PCC.

Jerarcas no acatan las leyes generacionales de la sociedad

Ni siquiera son capaces de acatar las leyes generacionales de la sociedad humana. Siempre hay una ruptura entre una generación y la que le sucede de inmediato, pues los más jóvenes no están dispuestos a renunciar a sus propias aspiraciones para seguir por el camino trillado que le trazan sus mayores. Quieren, necesitan, crear y transitar por el suyo propio.  Ignorar eso origina los conflictos generacionales, con consecuencias sociales, humanas, políticas, culturales y existenciales.

La pandilla raulista tampoco se ha enterado de que estamos en el siglo XXI. Hoy millones de jóvenes cubanos están conectados cibernéticamente con el mundo de “afuera”. Saben cómo viven sus iguales en otros países, y aspiran a lo mismo.

Además, en el caso de la Cuba castrista la cosa va más allá del problema generacional o los teléfonos móviles. La dictadura no solo quiere obligar a que los jóvenes se sientan emocionalmente atados a un pasado que ni vivieron ni les interesa, sino que ese pasado capitaneado por el PCC fue precisamente lo que condujo a la catástrofe de hoy, al hambre, la pobreza, la infelicidad, la falta de oportunidades y de libertades que ellos padecen.

Los jóvenes saben que el PCC nada tiene de partido político, que es un gigantesco aparato estatal represivo, administrativo, paramilitar y de propaganda política-ideológica. Foto: Endrys Correa Vaillant

Jóvenes saben que de entrar en el PCC serán robots o zombies

Encima, los jóvenes saben que el PCC nada tiene de partido político, que es un gigantesco aparato estatal represivo, administrativo, paramilitar y de propaganda política-ideológica, cuya misión es meter miedo, amenazar, adoctrinar, mantener un férreo control de la sociedad toda, restringir las libertades individuales y prohibir la libre expresión de los ciudadanos.

Son conscientes de que si ingresasen en el PCC pasarían a ser robots, o zombies, obligados a cumplir sin chistar las ordenes de arriba. Y que tendrían muchísimo menos libertad que la sumamente precaria que ahora tienen.

En fin, los jóvenes de la UJC tienen ya demasiado con la pesada carga que llevan a cuestas con su membresía comunista para si tienen la forma de librarse al fin de ella al llegar a los 30 años no hacerlo y continuar con ella voluntariamente. ¡Por favor!