A veces hay que hacer abstracciones fantásticas para percibir mejor la realidad. Eso siempre funciona. Empecemos hoy con uno de esos vuelos alucinantes de la imaginación para luego poner mejor los pies en la tierra.

Supongamos que, en México, por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Secretaría de Agricultura publica el siguiente aviso:

“Desde el día primero de este mes de mayo de 2023 los mexicanos de todo el país mayores de 13 años no recibirán ya las 12 onzas mensuales de pollo per cápita que se venían distribuyendo por la cartilla de racionamiento (cuando lo había). Esos tres cuartos de libra mensuales de pollo congelado ahora solo se distribuirán en los mercados para los niños y los ciudadanos con enfermedades crónicas que tengan su certificado médico actualizado en el mes en curso.”

¿Se imagina alguien en México semejante anuncio gubernamental? ¿Se lo imagina el propio AMLO?

Pues eso está ocurriendo en vivo, ahora mismo, en la Cuba comunista que el mandatario izquierdista mexicano no solo defiende y apoya como nadie en Occidente, sino que contribuye a financiarla de mil maneras con el dinero de los contribuyentes mexicanos.

La izquierda: socialismo en Cuba, muy bien, pero no para mi país

En todo esto subyace una velada hipocresía. Los llamados “amigos de Cuba” (léase de la dictadura) de todo el mundo, incluyendo los de Estados Unidos, Latinoamérica, España y toda Europa, generalmente coinciden en una percepción nada altruista ni político-ideológica: si es para los cubanos el socialismo y la “revolución” son una maravilla, pero aquí en mi país (el que sea) yo no quiero nada de eso ¡solavayaa! Muy bonito, así sí se puede ser castrista, ¿no?

Y vayamos al grano. Ya en mayo no habrá ni las 12 de onzas de pollo mensuales (un muslito y un pedazo de “encuentro”) para cada cubano mayor de 13 años. Ese batacazo se veía venir. Pura lógica, es consecuencia de la crisis terminal económica, social y financiera de la “revolución socialista”.

Las importaciones cubanas de pollo congelado de EE. UU en febrero pasado (2023) cayeron a 23,015 toneladas, contra las 29,412 toneladas de enero, según el Departamento de Agricultura estadounidense.

El ogro “bloqueador” es con mucho el mayor proveedor de pollo

El ogro “bloqueador”, EE. UU, es con mucho el mayor suministrador de pollo a Cuba. Ofrece mejores precios, una entrega más rápida de la mercancía y la máxima calidad. En febrero exportó casi 20,000 toneladas de pollo más que Brasil, que le sigue a EE. UU. El país sudamericano en envió a la isla 3,566 toneladas de pollo.

Desde 2001 a 2022, la cúpula dictatorial ha comprado a los farmers estadounidenses (sobre todo de Kansas) más de 3.2 millones de toneladas de pollo congelado. En 2021 se importaron 307,600 toneladas a un costo de $280 millones de dólares. Y en 2022 se compraron 277,392 toneladas, que costaron a Cuba $295 millones de dólares.

Cuba también importa pollo de España, Polonia, y Holanda, pero mucho menos, y en lo que va de 2023 no ha comprado nada a esas naciones europeas. Sin conocerse todavía las cifras de marzo el economista cubano Pedro Monreal adelantó que Brasil exportó en marzo a Cuba solo 1,137 toneladas de pollo, tres veces menos que en febrero.

Con $2,663 millones invertidos en Cuba sobrarían los pollos

Y se cae aquí de la mata la pregunta de por qué en Cuba no se produce carne de pollo, la más fácil y la más barata de producir, en una isla tropical, y fértil.

¿Son más favorables y menos costosos los pollos importados que producidos en Cuba? Por supuesto que no. Esas comprar externas no se justifican económica y comercialmente.

No habría que importar ni un solo pollo ni enriquecer a granjeros extranjeros si los más de $2,663 millones de dólares pagados por el régimen a los granjeros de EE. UU. desde 2001 por la importación de pollo se hubiesen invertidos en la agricultura cubana, en pagarles precios justos a campesinos y cooperativas cubanos, otorgarles créditos con bajos intereses a los criadores de pollos, e invertirlos en equipamiento tecnológico y la infraestructura avícola nacional.

Pero la mafia de GAESA con la importación de pollo gana mucho dinero en las shopping, y no ganaría nada, o muy poco, si invirtiese ese dinero en la agricultura cubana. Lo cierto es que luego de 64 años “revolucionarios” el país no produce ni carne de pollo, la más fácil y económica de obtener, desde los tiempos de la comunidad primitiva. Increíblemente, desde hace 43 años Cuba no produce carne de pollo de engorde.

Por no poder comer pollo se agravará la malnutrición en Cuba

De las 317,000 toneladas de pollo consumidas en 2018 (no hay cifras posteriores) la isla solo produjo 8,200 toneladas (el 2.5%), y gracias al sacrificio de “gallinas decrépitas”. Y economistas calculan que hoy produce menos de 2,000 toneladas.

Y mucho ojo, pues estamos hablando precisamente de la carne de pollo, la principal fuente de proteína animal, y últimamente la única, en la dieta de los cubanos, pues la carne de res y la de cerdo simplemente “se perdieron” de la mesa cubana. Ah, y tampoco hay leche. O sea, ahora por no comer ese poquito de pollo mensual se va a agravar la malnutrición de las familias cubanas que ya es oficial según un estudio de la ONU.

En fin, son estos logros del comunismo y de la “continuidad de la revolución” que exalta tanto el “presidente” Díaz-Canel, y que alaban AMLO y toda la izquierda populista más recalcitrante.