En Cuba el gobierno de Díaz-Canel insiste en que el turismo internacional se está recuperando y en poco tiempo se logrará llegar a los cinco millones de visitantes extranjeros, y que eso justifica la construcción de nuevos hoteles.

Dentro de ese falso optimismo tiene lugar en La Habana la 41ª edición de la Feria Internacional de Turismo FitCuba, en el complejo turístico El Morro-La Cabaña, con 73 turoperadores internacionales, 51 cadenas hoteleras y 50 aerolíneas. Paralelamente se realiza en Cayo Santa María (Villa Clara) la Macro Convención Anual DIT Gestión, con 400 agentes de viajes de España y Portugal.

En la apertura del evento el ministro de Turismo, Juan Carlos García, dijo que la industria turística cubana “ha demostrado un gran potencial y ha sido capaz de mantener su competitividad en el mercado internacional a pesar de los desafíos que enfrenta”. Y el primer ministro del gobierno, Manuel Marrero, destacó al “bloqueo de EE.UU” como el mayor obstáculo” (precisamente el país que más turistas lleva cada año a Cuba luego de Canadá).

República Dominicana recibe ya el triple de turistas que Cuba

Pamplinas. El turismo en Cuba está cuesta abajo, acogotado por la crisis sistémica terminal del castrismo. En el primer trimestre de 2023 llegaron a Cuba 752,459 visitantes, apenas la mitad de los 1.460.408 extranjeros recibidos en el primer trimestre de 2019, último trimestre normal antes de la pandemia. Sin embargo, República Dominicana en esos tres meses recibió a 2.076.171 de turistas, casi el triple que Cuba. Y más que los 1.876.144 de extranjeros que vacacionaron en territorio dominicano en este primer trimestre de 2022. Eso sí es recuperación turística.

Pero la cúpula gubernamental castrista compara este primer trimestre con los de 2021 y 2022, en plena pandemia, y no con 2019, como hacen todos los países. Eso es jugar sucio y se engañarse a sí mismo.

Es una quimera pretender recibir este año 3.5 millones de vacacionistas en 2023. En Cuba el primer trimestre concentra el 33% del total de los visitantes del año entero. Es “temporada alta” (invierno en el hemisferio norte). Entre abril y noviembre (“temporada baja”), es prácticamente imposible recibir los 2.747,592 visitantes que faltan para alcanzar la meta.

Incluso los cubanos emigrados también viajan menos a Cuba

Además. En el primer trimestre los 387,071 turistas canadienses ocuparon el primer lugar. Eso es normal. Pero esta vez casi quintuplicaron el total de 83,670 cubanos emigrados que viajaron a la isla. Eso nunca había ocurrido. Tradicionalmente los emigrados cubanos que viajan a la isla represen la mitad, o un poco menos, del total de canadienses. Jamٔás la quinta parte.

O sea. Hasta los propios cubanos están viajando menos a Cuba, y no solo porque la inflación a nivel mundial les ha encarecido los viajes, ni porque la crisis sistémica en Cuba ha agravado la baja calidad de los servicios turísticos en la isla. Ahora viajan menos porque muchos cubanos  han emigrado masivamente y ya no hay que ir a visitarlos a la isla.

También el turismo ruso con la invasión de Rusia a Ucrania declinó fuertemente. En el primer trimestre arribaron a la isla 38,000 rusos, no los 50,000 que se esperaban.

Pero seamos práctico y hagamos a la cúpula comunista cubana y a los turoperadores que asisten a la inútil FitCuba esta pregunta: ¿cuántos turistas recibiría Cuba sin socialismo y “revolución”? ¿Haría falta realizar ferias como esa?  ¿Las realizan en Cancún o en la riviera francesa?

Una Cuba libre podría recibir hasta 16 millones de turistas

Los cubanos hoy en la isla no tienen idea de la magnitud que podría tener Cuba como enorme polo turístico si fuese un país con economía de mercado. Las cifras oficiales del régimen quizás le hacen pensar a muchos en la isla que sería lo mٞáximo, una maravilla alcanzar los 5 millones de visitantes.

No hay que consultar a un oráculo para estimar que Cuba podría recibir entre 14 y 16 millones de vacacionistas, de EE.UU y de todo el mundo. Por ejemplo, en 2022 República Dominicana con la mitad del área territorial cubana recibió 8.47 millones de turistas. ¿No puede Cuba duplicar esa cifra? Por cierto, antes de los Castro asaltar el poder, solamente La Habana recibía seis veces más turistas que República Dominicana.

El balneario mexicano de Cancún, con 31 kilómetros de extensión, en 2022 recibió 9.4 millones de turistas extranjeros, Varadero con sus 22 kilómetros de largo en una Cuba libre bien podría haber recibido 6.6 millones de vacacionistas foráneos, o más.

¿Y La Habana? La famosa, bella, y “mágica” capital cubana, que la prensa estadounidense llamaba el “París de América”, era un imán para el turismo, en primer lugar (lógicamente) el procedente de su vecino del norte. La Habana siempre estuvo de moda en EE.UU y así se reflejaba en las películas de Hollywood, cuyas más descollantes estrellas eran visitantes privados habituales de la cinco veces centenaria urbe.

Habría centenares de hoteles y resorts como los de Bahamas

Una Cuba sin dictadura socialista estaría ligada comercial y financieramente a EE.UU, casi ensamblada con el mayor mercado del planeta. En las playas y cayos cubanos habría resorts como los de Florida, Bahamas, Punta Cana en República Dominicana, las Bermudas. Habría terminales de cruceros y de ferries, centenares de hoteles y restaurantes, aeropuertos modernos, autopistas, trenes rápidos, parques de diversiones, etc.

Y tal vez hasta se habría construido ente Cayo Hueso y algún punto de la costa norte occidental cubana un puente más largo que el que une a Hong Kong con Zhuhai y Macao (55 kilómetros).

En ningún país del mundo el sector turístico es monopolio estatal

Pero lo cierto es que mientras haya castrismo en Cuba el turismo nunca podrá ser la Lámpara de Aladino para captar divisas que pretende la dictadura. Por cuatro razones:

1) En Cuba la industria turística no es privada, sino estatal; 2) La economía socialista cubana no produce lo suficiente y hay que importar hasta las frutas frescas para los hoteles; 3) el gasto per cápita de los turistas es sumamente bajo porque no tienen en qué gastar su dinero; y 4) el costo de vacacionar en la isla es alto y no se justifica dado el deficiente servicio que reciben los visitantes.

En ningún otro país del mundo (no cuenta Corea del Norte, allí no hay turismo), la industria turística es propiedad del Estado o monopolio absoluto de una mafia paraestatal. O es privada, o no funciona, “no pare más”, como se dice en criollo. En el planeta entero es el sector privado el que construye hoteles y monta la infraestructura de servicios de alta calidad, restaurantes y atracciones múltiples para atraer turistas.

Precisamente debido a la incapacidad productiva socialista-estatista en 2019 (último año del que hay estadísticas disponibles) el gasto de los turistas foráneos en Cuba fue de $577, menos de la mitad del promedio mundial de $1,364 dólares reportado en 2020 por la Organización Mundial de Turismo (OMT).

De cada dólar, $0.65 se van del país; hay que importar hasta frutas

Encima, de cada dólar recibido por el turismo se van al extranjero hasta 65 centavos en importaciones forzosas para el propio sector turístico, o los hoteles tienen que cerrar. Es inútil querer llenar los hoteles si antes no se tienen en cuenta los dos objetivos principales de esa industria: 1) elevar el gasto por turista, y 2) reducir el desproporcionado componente importado en el costo de operación que hoy supera el 65%.

Pero con Raúl Castro al mando del país eso no es posible. En 2022 la tasa de ocupación hotelera en Cuba fue de un 14%, la más baja de Occidente.

En  fin, Cuba no tendrá la industria turística moderna y pujante que le corresponde como “La Perla de las Antillas” hasta que haya libertad económica y política en la isla, y la industria turística sea privada. Y punto.

Roberto Alvarez Quiñones

3 de mayo, 2023