¿Podemos imaginarnos en EEUU, Alemania, Colombia, Japón, o en Australia, gigantescos centros de acopio estatales para concentrar todos los productos agrícolas del país y distribuirlos centralizadamente, luego de prohibir que lo sigan haciendo los propios productores y los comerciantes mayoristas y minoristas que lo han hecho durante siglos?
Supongamos que les preguntan a los ciudadanos de esos países, o de cualquier otro, si sería “revolucionario” y positivo para ellos, los consumidores, que el Estado expropiase las tierras a los agricultores privados y se encargase de sembrar, cosechar y distribuir en los mercados los productos del campo. ¿Cuál podría ser la respuesta?
Obviamente sería tomada como un buen chiste y se reirían de buena gana. Y si les aclaran que es en serio dirían que es un absurdo, una locura, el mayor disparate escuchado jamás.
Pues bien, ese absurdo- locura-disparate se comete en Cuba cotidianamente y agrava la escasez crónica de alimentos que padecen los cubanos desde que se implantó el comunismo hace 60 años (porque fue impuesto el 13 de octubre de 1960 y no el 17 abril de 1961 cuando Fidel lo declaró ya oficialmente).
En un agravante que hace más penosa la desgracia que constituye la estatización del campo cubano y el haber dejado en manos campesinas solamente el 23% de las fértiles tierras cultivables.
O sea, encima de que el Estado con la mayor superficie agrícola en su poder y las mejores tierras, y con el mayor equipamiento tecnológico y de suministro de insumos produce apenas el 10% o el 12% de los alimentos del país, todo se empeora con los Centros de Acopio, de claro origen estalinista-guevarista. Como resultado tenemos el drama angustioso de la población a la hora del desayuno, el almuerzo y la comida.
¿Qué son los Centros de Acopio?
En Cuba todos los agricultores del país tienen la obligación de entregar los productos cosechados a esos centros estatales, que les paga una miseria. Los almacena y luego los va distribuyendo poco a poco, como puede.
Ese absurdo sistema centralizador lo integra una maquinaria burocrático-comercializadora-interventora del Estado subordinada al Consejo de Ministros, pero que de hecho dirige el Partido Comunista en cada provincia y municipio. La conforman 13 empresas de Acopio con distintas instalaciones por toda la isla. Acopio es quien fija a capricho los bajísimos precios que se les paga a los agricultores por sus productos.
El desatino de los Centros de Acopio estatales fue una de las razones por las que el modelo comunista finalmente fue tirado a la basura en 33 de los 35 países en los que fue impuesto en el siglo XX el experimento diseñado a mediados del siglo anterior por Karl Marx, con los aportes igualmente desastrosos que le hicieron Lenin y los bolcheviques al llevarlo a la práctica.
¿Por qué son un disparate desastroso?
Una de las más graves consecuencias del sistema de Acopio es que paga muy poco por sus productos a los campesinos y usufructuarios de tierras, que suman más de 420,000 y generan casi el 90% de los productos agropecuarios del país. Ello es un fortísimo desestímulo para producir más con más calidad. Si los agricultores privados pudieran vender directamente sus productos al precio fijado por ellos, según las leyes del mercado, habría más comida en Cuba.
La burocracia de los Centros de Acopio subdivide la distribución de productos en cinco prioridades llamadas “gamas”. Según Granma la primera es la de los alimentos frescos. La segunda y tercera incluyen conservas, mermeladas, viandas y vegetales picados en pedazos. La cuarta, productos envueltos en bolsitas de plástico, y la quinta abarca productos ya cocinados, llamados “almuerzos sencillos”.
Todo eso es una farsa. Es sobradamente conocido que cada año se pudren en los almacenes de Acopio miles y miles de toneladas de productos agrícolas de la dieta básica cubana, porque no hay camiones suficientes, o están rotos. Según reportó el 6 de febrero de 2020 la prensa estatal en la provincia de Pinar del Río la Empresa Comercializadora Acopio dispone de solo 13 camiones activos, de 30 que tiene el parque de transportación. Y esos pocos que funcionan tienen más de 40 años de explotación y se rompen constantemente.
Además, en general toda la infraestructura técnica y operacional que tiene Acopio es obsoleta y sobre todo insuficiente, como para pretender recibir y distribuir nacionalmente y frescos los alimentos que tanto necesita la población
¿Qué esperan Raúl Castro, su Junta Militar y su burocracia para poner fin a ese disparate estalinista-guevarista que hambrea a los cubanos y liberar de una vez las pujantes fuerzas productivas del campo cubano?