Malnutrición y desnutrición son dos grandes azotes que tiene la humanidad, sobre todo en África y Asia, y entre los segmentos poblacionales de muy bajos ingresos y los desamparados de cualquier parte del mundo.
Pues bien, en Cuba, ubicada en el corazón de Occidente, en grado menor o mayor se sufre de malnutrición y últimamente asoma sus garras también la desnutrición. Casi nadie se ha dado cuenta, pero así es.
La diferencia entre desnutrición y malnutrición, según los expertos, es que en la primera hay una deficiencia de proteínas, calorías, minerales, vitaminas, hierro, yodo y otros nutrientes, y en la malnutrición hay igualmente deficiencia alimentaria, pero también puede haber un exceso en la ingesta de alimentos de baja calidad que igualmente carecen del balance nutritivo que se necesita.
En los niños la malnutrición impide su desarrollo normal
En los niños la carencia de un balance nutritivo impide su crecimiento físico normal que incluye también el cerebro. Ese daño es irreversible y se traduce en dificultades en el aprendizaje, poco desarrollo intelectual, y un deficiente sistema inmune. La desnutrición puede comenzar en el vientre materno. Al nacer ya desnutridos son niños de baja estatura, pálidos, delgados, muy enfermizos y débiles.
En rigor la malnutrición en Cuba no es nueva. Existe, en forma benigna, o aguda durante el “periodo especial” de los años 90, desde que el desastre agrícola causado por la estatización de las tierras parió la “libreta” hace 58 años.
Desde entonces la dieta cubana no ha tenido un balance nutritivo completo. Ha carecido sobre todo de proteína animal, que es esencial, y también de vitaminas y minerales. Estudios realizados por médicos cubanos han mostrado que los niños en la isla hoy tienen menor estatura que hace varias décadas.
Agua con azúcar
Ahora con la crisis terminal del modelo estalinista se ha agravado esa deficiencia alimentaria. La escasez de alimentos es tal que la malnutrición se ha generalizado y hay también síntomas de desnutrición, especialmente en los sectores más vulnerables de la población, como los jubilados y los ciudadanos más pobres. Muchos cubanos se quejan de que se van a dormir sin ingerir casi alimentos, solo con un vaso de “milordo” (agua con azúcar).
Y esto ocurre no a causa de una guerra o por desastres naturales, sino por razones políticas. Una dictadura comunista anticubana que genera cuatro factores fatales:
1) no liberación de las fuerzas productivas del campo,
2) quiebra financiera del país porque produce muy poco y no genera divisas para importar alimentos,
3) la devastadora crisis en la neocolonia venezolana, que subsidiaba a Cuba; y
4) los salarios son tan bajos que no alcanzan para adquirir la canasta básica alimentaria.
El problema ya no es solo que el salario no alcanza, sino que las bodegas y las tiendas, incluidas las “shopping”, están desabastecidas. El hambre ha empezado a golpear a muchos.
Alimentos para 400 núcleos y no para los 800 inscritos en la bodega
Yoel Espinosa, de Santa Clara, dijo hace unos días a un periodista independiente que a una bodega “le asignan 800 núcleos familiares, pero traen productos solamente para 400; vienen, se agotan, y el que no alcanzó ese producto, no tiene derecho hasta el próximo mes”. ¿Qué comen esas 400 familias en lo que esperan al mes siguiente? ¿Cuántas familias en Cuba están en esa situación?
La principal fuente de proteínas actualmente, el pollo, en las shopping, cuando lo hay, cuesta 15 dólares la bolsa, casi el salario mínimo mensual de $16. Y del pollo a precios subsidiados solo tocan 8 onzas mensuales a cada consumidor. La carne de puerco “está perdida”. ¿Cuánta proteína animal ingieren los cubanos en un mes?
A esto se agregan las medidas draconianas con motivo del Covid-19. Por ejemplo, en la localidad El Ingenito, cerca de Ciego de Avila, los pobladores el 14 de septiembre salieron en masa a las calles a protestar porque no habían podido adquirir alimento alguno en muchos días.
¿Habrá tripas de gallinas decrépitas para todos?
Si con la importación de unos $2,000 millones anuales en alimentos la gente en Cuba comía mal y poco, es de imaginarse qué come hoy, y cuánto, cuando solo se importa, si acaso, la sexta o séptima parte de lo que se compraba antes y el país solo produce un 20% a un 25% de los alimentos que se consumen
En fin, de no liberarse el campo y restaurarse la libre empresa no solo se va a agudizar el dueto malnutrición-desnutrición, sino que la nación está siendo empujada hacia una hambruna.
Según la ONU una hambruna se declara cuando más del 20% de la población de una región sufre extrema escasez de alimentos, mueren más de dos personas por cada 10,000 diariamente, y la malnutrición aguda afecta a más del 30%.
¿Piensa el dictador que habrá suficientes tripas de gallinas decrépitas para evitar esa crisis humanitaria?