Pese a las denuncias y al hecho reiteradamente comprobado de que el régimen castrista secuestra las donaciones internacionales de ayuda humanitaria, los altos funcionarios de la ONU debieron exigir por escrito al gobierno cubano un compromiso de que la donación ya anunciada de veras va a llegar, y gratuitamente, a los damnificados por el huracán Ian.

No lo hicieron. El 12 de octubre (aniversario 530 de la llegada de Colón al Nuevo Mundo), se anunció “un plan de acción de 42 millones de dólares” de la ONU para apoyar a unas 800,000 personas de las provincias de Pinar del Río y Artemisa afectadas el ciclón mencionado.

Según un portavoz, Stéphane Dujarric, el plan se enfocará en vivienda, salud, educación, seguridad alimentaria, acceso a agua potable y electricidad. Para financiar el plan la ONU ha destinado ya una partida de $7.8 millones de dólares de su Fondo Central para Respuesta a Emergencias y $3.7 millones del presupuesto destinado a su equipo en Cuba. O sea, $11.5 millones para empezar.

Buena noticia, sobre todo para la dictadura

Sin duda, la noticia es magnífica. Lo que pasa es que de esos 42 millones de dólares los damnificados recibirán muy poco, tal vez extremadamente poco, al menos gratuitamente. Así lo augura la experiencia que hay al respecto. Es bien conocido que cash y productos que llegan donados a la isla son secuestrados y manejados exclusivamente por la dictadura, que ya sin mucho disimulo en buena medida lo emplea en cubrir gastos y necesidades gubernamentales, no de los infelices damnificados.

Durante décadas periodistas independientes y activistas cubanos han estado denunciando esto, y solicitando que toda ayuda humanitaria a Cuba sea distribuida mediante ONG independientes u organizaciones humanitarias. Nadie les hace caso. Y mucho menos los funcionarios de Naciones Unidas, cada vez más escorados a babor (izquierda).

Son muchas las pruebas de que donaciones no va a destinatarios

Son incontables las pruebas documentadas de cómo la ayuda humanitaria enviada a Cuba no llega realmente a sus destinatarios, o muy poca. O son obligados a pagar por ella en moneda extranjera.

El mismo día en que se dio a conocer esta ayuda de $42 millones, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) informó que no sabía aún a dónde fueron a parar 43 equipos completos de protección para bomberos que envió a Cuba luego del incendio en la base de supertanqueros de Matanzas, en el que el que murieron 17 bomberos, incluyendo varios jóvenes que pasaban el Servicio Militar obligatorio.

Hurgando casi al azar encontramos que en enero de 2012 la organización opositora Alianza Democrática Cubana denunció la venta en tiendas estatales en divisas las donaciones entregadas tras el paso del ciclón Sandy por la isla.

Dice el régimen que las donaciones no se pueden dar gratis

En septiembre de 2017 el régimen fue cogido infraganti y tuvo que admitir oficialmente que estaba vendiendo la ayuda humanitaria recibida tras el huracán Irma. Y alegó en una resolución ministerial que las donaciones no se podían entregar gratuitamente porque los damnificados tenían que pagar “los gastos de distribución y transporte”. Increíble, pero cierto.

En julio de 2021 llegó a La Habana el barco “Libertador” procedente de México con 600 toneladas de arroz, frijoles, leche en polvo, harina de trigo, atún y aceite para cocinar, entre otros alimentos, para apoyar al “pueblo” de Cuba durante la crisis de COVID-19.

Pues bien, poco después por las redes sociales varios internautas desde La Habana denunciaron la venta de esas donaciones en las tiendas de divisas. “Hace tres días llegó el último envío de ayuda humanitaria mexicana y ya el régimen comienza a surtir las tiendas en MLC con sacos de arroz y granos “Hecho en México”, a un precio promedio de 25 dólares el paquete, precisó uno de ellos.

A fines de 2021, en Ranchuelo, Villa Clara, Diario Las Américas conversó con una mujer que denunció: “la propia presidenta del CDR ha venido vendiendo módulos de alimentos por las casas; aquí no regalan nada, parecen perros cazadores detrás del dinero”.

Donación sin exigencias beneficia a la mafia militar

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU no pudo explicar cómo una donación de 253 toneladas de aceite de girasol y 430 toneladas de harina de trigo de esa entidad fue a parar a las tiendas en divisas. Al respecto el Ministerio de Comercio Interior tranquilamente informó que “la decisión de vender aceite de donación fue una alternativa ante la escasez que se vive en la isla”.  Y punto.

Ante tantas evidencias es inevitable sospechar que ciertos altos funcionarios de la ONU son tan “amigos de Cuba” como los que pululan en torno a Joe Biden en la Casa Blanca. Al final, esta millonaria donación de la ONU podría ser convertida en subsidio por el régimen.

Conclusión: pese a la devastación y la angustiosa situación de los damnificados, no es de esperar que esos $42 millones de dólares en ayuda lleguen de veras a esas desesperadas familias que perdieron sus viviendas y todo lo que poseían.