¿En qué se parecerá una de las micro, pequeñas y medianas empresas, denominadas mipymes, que se crearán en Cuba a partir del 19 de septiembre a las del resto del mundo, incluyendo las libres e independientes de China y Vietnam con el Partido Comunista gobernando?
En nada. El ministro de Economía, Alejandro Gil, involuntariamente lo admitió cuando dijo en la TV: “Este modelo tributará a la eficiencia de la empresa estatal socialista y a que esta se convierta en el motor impulsor de la economía (…) hay un principio fundamental, la que no puede salir perjudicada ni relegada a un segundo plano es la empresa estatal, la base del socialismo, que debe y puede ser eficiente”.
Ministro de Economía dice lo mismo que el Che Guevara en 1961
Con lo de la “base del socialismo” y la eficiencia estatal, Gil pareció estar hablando en 1961, cuando el Che Guevara, por encargo de Fidel Castro, montó el modelo económico comunista y creó las “empresas consolidadas” monopólicas del Estado. Y ambos aseguraron que la alta eficiencia de aquellos “consolidados”, engendros contra natura, sería envidiada por los capitalistas e imperialistas de todo el mundo. Y lo que causaron fue un cataclismo económico nunca visto en América.
Pese a ese colosal fracaso estatista, de manera ya criminal –porque no es otra cosa–, con los cubanos pasando hambre, muriendo por falta de medicamentos y hundidos en una dramática pobreza a causa del sistema comunista, Raúl Castro y sus apandillados insisten en mantener el comunismo –ahora mezclado con fascismo–, mientras ellos se enriquecen como capitalistas transnacionales con GAESA al frente.
No obstante, con el batacazo y susto del 11 de julio destaparon antes de tiempo el decreto-ley de las mipymes (estaba previsto para noviembre o diciembre) para disfrazar el estatismo con retoques cosméticos. Pero más político-mediáticos que otra cosa, pues se priorizarán las mipymes estatales, o mixtas con cuentapropistas, y las privadas no serán realmente independientes, sino controladas tras bambalinas por el Estado, tal y como lo hace hoy con las cooperativas no agropecuarias.
En el resto del mundo occidental no hay mipymes del Estado
Al Raúl Castro y su asistente Díaz-Canel les importa un pito que en el resto del mundo occidental no hay pymes estatales. A propósito, casi el 90% de todas las empresas del planeta son mipymes. Generan entre el 60% y el 70% del empleo, y el 65% del Producto Interno Bruto (PIB) global. En México hay cuatro millones y constituyen el 97.6% de todas las empresas del país, y gran parte de ellas con 250 trabajadores.
En fin, todo esto es para hacer creer que el gobierno afloja la mano y accede a que haya empresas privadas. Falso. Hay un objetivo estratégico político-social y otro económico, y ninguno de los dos es liberal. Las mipymes amarradas con estatistas camisas de fuerza están muy lejos de significar la tan necesaria liberación de las fuerzas productivas.
El claro propósito político es quitarle presión a la caldera social, que como estalló en julio puede estallar otra vez en cualquier momento. Y evitar, ya institucionalmente, que haya un sector privado masivo y próspero que crezca lo suficiente como para competir con el capitalismo militar de Estado que la casta militar ha montado y está desarrollando.
Impedir que el sector privado crezca y se independice
Con prohibiciones se impedirá que las mipymes privadas crezcan y se expandan, que es lo que hace crecer toda economía en un país normal (con economía de mercado). Pero Raúl Castro quiere impedir un poderoso sector privado independiente que pudiera tener aspiraciones políticas igualmente independientes.
Para ello les prohíbe a las mipymes privadas que se constituyan como sociedades anónimas (S.A). Es decir, no pueden crecer en volumen de capital y tecnológico captando más inversionistas miembros y accionistas. Tampoco pueden exportar e importar libremente, sino mediante monopolios estatales de comercio exterior, que además de decidir qué pueden comerciar se quedarán con buena parte de las ganancias.
Y no pueden tener más de 100 empleados. Las mipymes cubanas más exitosas no podrán aumentar la fuerza de trabajo para elevar la producción y los servicios, que es lo que necesita el país. Ah, y no hay un mercado mayorista en Cuba en el cual adquirir los insumos a bajo precio y en moneda nacional.
Impuestos abusivos desestimulan la producción y la inversión
Encima, a las mipymes se les impondrá un exorbitante impuesto de un 35% a las ganancias obtenidas, algo insólito en una economía arruinada que necesita crecer urgentemente. Un alto impuesto desestimula la inversión de capital y la producción. En EEUU, la mayor economía del planeta y la que más crece en el Primer Mundo, el impuesto a las ganancias empresariales (capital gain) es de un 21%, es decir, un 40% más bajo que en la devastada Cuba
Para colmo las mipymes darán un golpe probablemente mortal a los cuentapropistas. Ahora solo podrán contratar hasta tres empleados, un techo que antes no tenían y no podrán crecer. Y serán más controlados que nunca por el Poder Popular.
Conclusión: las mipymes castristas son una falsa alarma pues continuará el estatismo comunista. Están a años luz de la libertad económica que el pueblo cubano necesita.